«Desde que publicasen un primer epé hace algo más de un año, las tres hermanas Haim han estado en el punto de mira de bastantes medios internacionales y han creado una importante expectación con sus conciertos»
Haim
«Days are Gone»
COLUMBIA
Texto: JONBIL.
Desde que publicasen un primer epé hace algo más de un año, las tres hermanas (de apellido) Haim han estado en el punto de mira de bastantes medios internacionales y han creado una importante expectación con sus conciertos en, por ejemplo, el Reading Festival de Leeds, el SXSW de Texas o la colaboración que hicieron en Glastonbury con Primal Scream. La publicación de su primer largo ha sido cosa ansiada entre los aficionados al pop durante el último año, y es que ciertamente se ha dado al trío más bombo del que era necesario. Aunque puede que esto tenga algo que ver con la justicia divina ya que antes de todo el rollo mediático sí que llevaban tocando desde niñas, primero en el grupo familiar (Rockinhaim, con su padre a la batería y su madre a la guitarra, interpretando temas clásicos de rock y soul) y después en The Valli Girls, al menos en el caso de Danielle, de 24 años (que también estuvo de gira como guitarrista del vocalista de The Strokes), y Este, de 27. El trío lo completa la menor, Alana Haim, de 21 años.
El álbum contiene once canciones potables pero no demasiado transportadoras. El single de adelanto (2012) fue ‘Forever’ y ya daba una idea de los sonidos creados por las muchachas: pop ochentas y noventas, que a unos les recuerda más a Whitney Houston, a otros a los Fleetwod mac de los ochenta y hasta diré que toman prestados ciertos tics del difunto Michael Jackson. Pero lo que no se puede negar es que suena a música prefabricada, de laboratorio, sin tanta alma como pudiera desearse. Están bastante bien para bailar (‘Falling’, ‘Days are gone’ o la notable ‘If I could change your mind’, por ejemplo) o para escuchar de fondo en una terraza veraniega (‘The wire’, ‘Honey & I’) e incluso tienen temas que se salen un poco de ese «pop que ya hemos escuchado antes en la radio» como ‘Let me go’ o ‘My song 5’.
Lo único que decepciona de este debut es que viendo los vídeos de sus directos del último año se percibía una energía rockera (en sus canciones, y más aún en su versión del ‘Oh well’) que queda exenta en el álbum. Seguro que en la discográfica han visto la oportunidad perfecta para hacer vendible un álbum que contenía bastantes melodías pegadizas y lo han limpiado y llenado de soniditos que, sí, le ha sentado bien viniendo del R&B de los noventa, pero solo para los que buscan escuchar una y otra vez la misma canción al encender la radio. Su paleta sonora, doy fe (por toda la música que han mamado) es mucho más ancha de lo que aquí se escucha y… quién sabe, el tiempo dirá.
Dash Hutton completa el combo a la batería, mientras que las tres muchachas tocan la percusión, junto con bajo y guitarra (Este), guitarra y batería (Danielle) y teclados y guitarra (Alana), o sea, que instruidas están un rato. Con su próximo paso (y la elección de la producción, que sí importa) sabremos de qué va a ir el rollo.
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Anterior crítica de discos: “Everyone’s cup of tea”, de The Bitter Springs.