«Hay que reconocer lo bien que sienta encontrarse de vez en cuando con un disco nacional en el que las guitarras limpias tomen el protagonismo»
Joaquín Talismán y Los Chamanes
«Canciones de odio y esperanza»
AUTOEDITADO
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Joaquín Talismán es como esos corredores de fondo que no desfallecen ante la adversidad. Cuando peor parece que va su carrera, cuando la debilidad está a punto de hacerles mella definitivamente, llega el avituallamiento y una esponja mojada se convierte en una razón suficiente para continuar con fuerzas renovadas. Y los discos son las esponjas mojadas de Joaquín Talismán.
Acompañado definitivamente y oficialmente por Los Chamanes desde su disco en estudio anterior, este nuevo trabajo es más luminoso y jovial que aquel «Incomunicación» que nos llegaba en 2010. El murciano, permanente e injustamente a la sombra de vecinos como M Clan o Los Marañones, ha conseguido lustrarse una carrera notable que crece disco tras disco y esto, lejos de ser un tipismo, se hace palmario al escuchar estas «Canciones de odio y esperanza». Sus temas han ganado cuerpo pop, pero mantienen el alma rock. Con melodías herederas del pub-rock y del merseybeat, se aposentan letras que mantienen su pesimismo vital habitual aunque con guiños a un horizonte mejor y a las que le sienta de maravilla ese contrapunto melódico de temas como la esperanzadora (esta vez sí) ‘Todo irá bien’, la rítmica con ecos a la infancia ‘Tobogán’ o la moralista ‘Mundo grande’. Eso sí, el mal rollo está presente en la cruda ‘Canción de odio’ o en la resignada ‘Todo eso ya lo sé’.
En todo caso, interpretaciones anímicas al margen, hay que reconocer lo bien que sienta encontrarse de vez en cuando con un disco nacional en el que las guitarras limpias tomen el protagonismo. Quizá ese elemento y eso que llaman madurez es lo que convierte este trabajo en lo mejor que ha publicado Joaquín Talismán hasta la fecha. Mis felicitaciones.
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Anterior crítica de discos: “Crudo Pimento”, de Crudo Pimento.