Discos: «Black cotton limited», de The Soul Jacket

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«Un trabajo casi artesanal que muchos consideran ajeno a la inmediatez del rock pero que discos como este demuestran cuan equivocados están»

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The Soul Jacket
«Black cotton limited»
AUTOEDITADO

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Si en 2012 apabullaban con su debut, «Wood mama», y en 2013 confirmaban lo apuntado con el minielepé «Gunpowder valley», los vigueses The Soul Jacket han acabado por romper la baraja con su último larga duración, Black Cotton Limited.

Pocos peros pueden ponerse a esta grabación, realizada en los estudios Guitar Town de Hendrik Röver y no voy a perder el tiempo en rebuscarlos teniendo tantas cosas buenas que decir de quince canciones (los chicos pasan de hacer esos discos de ocho cortes que parecen estar tan de moda) que los sitúan a la cabeza del rock patrio, aunque lo suyo merecería más repercusión fuera de nuestras fronteras.

Juntos desde el 2003, su batería Mauro Comesaña comentaba a la revista digital «Vigo Última Hora» que «este disco está marcado por los buenos –y malos– ratos pasados durante esos dos años de gira que sucedieron a la salida de ‘Wood Mama’ y la música que escuchamos durante esos largos viajes en furgoneta. El nuevo álbum tiene momentos ácidos y humeantes, melodías taberneras de borrachera, o ese inevitable toque de Southern Soul que destila siempre la voz de Toño». Una definición acertada realmente de lo que se puede encontrar en este nuevo trabajo. La siempre espectacular voz de Toño López no pierde relevancia ante una mayor atención hacia la instrumentación y la banda da la sensación de crecer a pasos agigantados con cada una de sus canciones. Por algo han estado un año y medio dándoles forma, sin prisas, cuidándolas, trabajándolas. En un trabajo casi artesanal que muchos consideran ajeno a la inmediatez del rock pero que discos como este demuestran cuan equivocados están.

Desde el inicio con ‘People’, en el que la voz, siempre la voz, da paso a un espléndido tema que dentro de su espíritu sureño conserva el groove de Nueva Orleans, pasando por ese ‘Moonshine whiskye rye’ que lleva a los Grateful Dead más hippies, la larga y atmosférica ‘The fisherman & the silver key’ que evidentemente parece firmada por Chris Robinson en sus aventuras en solitario, ese espléndido trío de canciones llamadas ‘Brothers’ que juega a ser una miniópera de rock sureño o la funky ‘The boxer’, dedicada al boxeador local Pedro Ferradas que consiguió el hit de mantener doce veces el cinturón del Mundo Hispano del peso pluma, todo parece estar concienzudamente en su sitio. Quizá por eso el disco suena tan y tan bien, y es tan y tan bueno ¿Más claro? Búsquenlo y no busquen nada mejor para que les devuelvan el dinero: no lo van a encontrar.

Anterior crítica de discos: “El porvenir”, de Marlango.

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