«Willie no se había ido. De hecho, no deja de recordarnos que sigue muy presente»
Willie Nelson
«Band of brothers»
SONY LEGACY
Texto: JAVIER MÁRQUEZ SÁNCHEZ.
Willie Nelson necesita un número uno en las listas de éxitos tanto como Lincoln el Nobel de la Paz. Él sería el sexto rostro del Monte Rushmore (tras Johnny Cash) si algún día retomaran el cincel y el martillo. Por una de esas razones de la mercadotecnia, muchos medios que jamás han reparado en él hablan estos días del regreso triunfal del cantante de Abbott, Texas. Pero Willie no se había ido a ninguna parte. O mejor dicho, no había dejado de recorrer su país en una gira sin fin, ni de pisar estudios de grabación aquí y allá para engrosar su discografía a una media de una o dos grabaciones por año. Tampoco puede decirse que su producción musical de las últimas dos décadas haya sido relleno o «menor». «It always will be» (2004), «Songbird» (2006), «Two men with the blues» (2008, junto a Wynton Marsalis) o el más reciente «To all the girls I love before» (2013), atestiguan la honestidad y solvencia con la que el artista de 81 años afronta cada nuevo proyecto.
Lo más destacable, no obstante, de este nuevo disco que acaba de publicarse y alzarse a lo más alto de las listas, «Band of brothers» (Sony Legacy), es la autoría de las canciones. Willie firma nueve de los catorce temas, mientras que las versiones escogidas combinan a la perfección con el tono general del álbum. En todo casi habría que hablar del regreso del Nelson «songwriter». Tendríamos que retroceder hasta 1996, hasta aquel mágico «Spirit», para encontrar un disco de Willie Nelson con tanto material propio. Y en cuanto a números uno, en 1986 lo logró por última vez con el olvidable largo (y de hecho, olvidado) «The promisland»; tres años después registraría su último sencillo en la cumbre, ‘Nothing I Can Do About It Now’, corte del álbum «A horse called music».
Esta vez, reconocimiento popular y calidad se dan la mano en un disco cuyo sonido no dista demasiado del que ya es reconocible en su autor. Se aprecia –y agradece–, no obstante, que el veterano productor Buddy Cannon (que ha trabajado en los últimos trabajos de Dolly Parton, Alabama, Rhonda Vincent, Kenny Chesney o George Strait, entre otros) haya apostado por rescatar el sonido más setentero de Willie Nelson. Clásico, no retro; limpio, no desnudo. Los pianos acústicos y la steel, o la imprescindible armónica de Mickey Raphael, suenan como no lo habían hecho hacía tiempo, más cerca de sus directos que de sus grabaciones de estudio; pero mejor aún. Y quizás tenga que ver el hecho de que el álbum en sí, sin ser oscuro ni nostálgico, tiene algo de reflexivo, de sentimental, con un octogenario hablando de su vida en la carretera, de su compromiso con la música y la composición, incluso de su relación con las mujeres.
Como no podía ser de otro modo en el caso de Willie Nelson, a lo largo de esas exposiciones hay momentos para el humor más honky tonk (‘Wives and girlfriends’), reivindicaciones (‘The songwriters’), miradas a toda una vida (‘The wall’) e incluso números predestinados a triunfar en los directos corales a los que nos tiene acostumbrados (‘I’ve got a lot of traveling to do’). La trilogía ‘I thought I left you’, ‘Send me a picture’ y ‘Used to her’ demuestra que, a pesar de su edad, el artista sigue conservando una notable sensibilidad para narrar momentos íntimos y difíciles de la vida en pareja, algo que hemos ido aprendiendo con piezas como ‘The end of the understanding’. En cuanto a las versiones, vuelve a brillar el talento siempre a reivindicar de Billy Joe Shaver para componer ritmos y versos (‘Hard to Be an Outlaw’ y ‘The git go’) de los que no se olvidan. A lo largo de los 47 minutos de duración, cabe destacar ‘Band of brothers’ y ‘The wall’ como dos de los mejores momentos que más apetece revisitar de un disco que puede escucharse varias veces seguidas del tirón sin llegar a cansarse.
Willie no se había ido. De hecho, no deja de recordarnos que sigue muy presente.
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Anterior crítica de discos: «Back to China», de Las Sombras.