Discos: “Adore”, de Smashing Pumpkins

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«Su mejor trabajo y el que les alejó cual furioso viento del tipo de grupo que hasta entonces habían sido»

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Smashing Pumpkins
“Adore” (Reedición)
UMC

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Deberían haber sido una banda destruida. Habían soportado más o menos bien la presión del éxito del álbum “Mellon collie and the infinite sadness” pero en algún momento iban a tener que seguirlo con uno nuevo, reto sobrellevable al que se unía un escoyo mayor como había sido la expulsión del drogodependiente batería Jimmy Chamberlain.

En 1998 los Smashing Pumpkins bien podrían haber explotado para siempre y haber desaparecido de la memoria de la cultura pop, pero salieron adelante con “Adore”, su mejor trabajo y el que les alejó cual furioso viento del tipo de grupo que hasta entonces habían sido. Las ventas no fueron las esperadas, gran parte de sus seguidores no entendieron el disco pero Smashing Pumpkins siguieron sobreviviendo como grupo, tal vez porque en el fondo no eran una banda. El guitarrista y cantante Billy Corgan era más que un líder, obrando como creador del universo musical del grupo, siendo este casi un proyecto en solitario cuyo componente grupal se basaba prácticamente en las actuaciones en vivo donde la bajista D’arzy Wercky y el guitarrista James Iha podían brillar, siendo el expulsado Chamberlain el auténtico nexo de unión al margen de Corgan entre lo que era la banda en estudio y lo que era en directo. Teniendo todo esto en cuenta, no es raro que el nombre de Smashing Pumpkins siguiera adelante pese a las dificultades y que la ausencia del batería afectara al sonido.

Yendo un poco más lejos, es incluso injusto citar “Adore” como el mejor álbum de la banda (proyecto de Corgan o lo que fuera) porque realmente ya eran otros, aunque el sello de su líder estaba hundido cual hierro candente en las canciones del álbum, más libre que nunca para ir en la dirección que quisiera presa de su instinto creador y tal vez de cierta prepotencia refrendada por la enorme popularidad conseguida gracias al millonario “Mellon collie and the infinite sadness”. Sin embargo “Adore” no logró el respaldo del público, seguramente porque hasta entonces Smashing Pumpkins habían sido sinónimo de un furioso rock alternativo noventero que batía introspección y furia, mientras que en su nueva encarnación se centraban en una colección de canciones emotivas y maduras para la que la distorsión y el formato rockero no significaba nada. Corgan había aprendido un nuevo lenguaje y los versos amargos eran miel sobre un extraño cruce caminos entre un pasado folk y un futuro electrónico. “Adore” era un pasaje extraño y fantasmal, un mundo musical en el que el tiempo dejaba de tener sentido, los espectros del dolor paraban las agujas del reloj para debatir en qué momento se perdió la inocencia. Corgan seguramente sabía el instante exacto, su matrimonio se había desintegrado y su madre había muerto, siendo este último hecho el que más brutalmente le golpea, resultando fundamental para entender la tristeza que constituye el disco.

Hoy “Adore” se reedita en versión extendida de seis cedés más deuvedé y ya solo eso es motivo de celebración, porque Corgan demuestra que en absoluto ha olvidado un disco tan especial y lo devuelve a la actualidad en un formato que reincide en su espíritu original. Evidentemente, el álbum original es remasterizado y sigue disfrutando de su grandeza, incluyéndose tanto su versión estéreo como mono, siendo más interesante la primera de ellas pues cada canción posee tanta información sonora que resulta más disfrutable así. Pero lo que permite excavar aún más en esa época son los otros cuatro cedés, agrupando caras B, mucho material inédito de muy buena factura e incluso remixes actuales que realmente aportan una visión más que interesante. Además, el orden es importante. El primero de los discos, “In a state of passage”, es el más íntimo, partiendo de demos a solas entre Corgan y su guitarra, entrando ya la instrumentación en pleno a partir de los siguientes cedés, “Chalices, palaces and deep pools” y “Malice, callous and fools”, donde empieza el verdadero baile, para acabar con el último de la colección, “Kissed alive too”, con tomas en directo que reimaginan muchas de las canciones de “Adore”. Pura delicia para aquellos que comprendieron el disco en su día y para revitalizar la leyenda de esta obra de arte.

Anterior crítica de discos: “Rock & roll time”, de Jerry Lee Lewis.

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