Disco: “Star Wars”, de Wilco

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“Aunque el cierre con ‘Magnetized’ brilla y evoca al pasado glorioso mirando a Abbey Road, la sensación general que deja el disco es que estamos ante un trabajo menor, quizás de transición, ellos sabrán hacia dónde”

 

wilco-star-wars-28-07-15

 

Wilco
“Star Wars”
D8PM RECORDS

 

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

 

Ya ha quedado claro que «Star Wars», el nuevo disco de Wilco, ha sido toda una sorpresa porque nadie esperaba su aparición y menos aún su descarga gratuita. Pero una vez aclarado esto que les ha dado su ración de titulares y espacio en las redes sociales y por seguir despejando dudas, cabe preguntarse si es bueno o si colma las expectativas que se pueden tener depositadas en el grupo de Jeff Tweedy en 2015, es decir, catorce años después de la publicación de un disco que lo cambió todo, al menos para ellos y para muchos de nosotros.

Estos días es frecuente leer que Wilco han seguido el ejemplo de Beyonce o Kanye West y la mente se me va a 2001, cuando los de Chicago ya fueron pioneros también a la hora de colgar de forma gratuita su «Yankee Hotel Foxtrot» después de recibir las calabazas de su discográfica Reprise a la que le pareció que aquella obra maestra no merecía ser editada. Y eso nos sitúa frente al pasado glorioso de la banda y como este actúa como vara de medir condicionante cada vez que se presentan con nuevo material.

Juzgando «Star Wars» con el más alto nivel de exigencia por tratarse del nuevo disco de un grupo tan importante, o bien despojándonos de prejuicios y casi como si fuese de un nombre que no conociéramos, el disco no se acerca a la excelencia.

Esta «Guerra de las galaxias» es guitarrera, corta, nada rupturista con el pasado más cercano y casi carente de pretensiones. O eso parece querer dar a entender el líder del grupo, que cuando le preguntan el motivo por el que han regalado el disco responde que lo han hecho por diversión. Perfecto. Veamos si es tan divertido lo que encontramos en los futuros surcos de estas once canciones. Aunque casi podríamos decir diez si reducimos a la categoría de anécdota la inicial ‘EKG’.

La densidad de ‘More’ con un estribillo casi adictivo y en todo caso, bonito, me pone en guardia ante la posibilidad de estar ante algo más grande de lo que me temía. ‘Random name generator’ reincide en el discurso de las guitarras robustas pero a la altura de ‘The joke explained’ con ese deje dylaniano de Tweedy sobre un poso con cierto aroma a Velvet, ya estamos pidiendo un cambio de tercio. Lástima que este no llegue con ‘You satellite’ plomiza y monótona hasta morir distorsionada.

Pero no todo está perdido. ‘Taste the Ceiling’ hace que pensemos en otros Wilco, aquellos que entre montañas de experimentación, disonancias y deconstrucción creo que lo llamaban, se descolgaban de repente con una perla para todos los públicos. Esta no es tan preciosa ni tan valiosa, pero da el pego. Al fin y al cabo, vivan mejores o peores tiempos, quien posee un don natural para la melodía lo tiene que seguir demostrando. Y no es la única vez que lo hacen, porque ‘Where do I begin’ es otra muestra de aquellos Wilco que empezaban tranquilos y emocionando para acabar ruidosos o simplemente raritos.

‘Cold slope’ también está entre lo mejor de un lote en el que ‘Pickled ginger’ nos devuelve al tono rocoso y algo falto de inspiración de parte del conjunto y ‘King of you’ nos instala con su cadencia arrastrada en una cierta e incómoda sensación de modorra. Y aunque el cierre con ‘Magnetized’ brilla y evoca al pasado glorioso mirando a Abbey Road, la sensación general que deja el disco es que estamos ante un trabajo menor, quizás de transición, ellos sabrán hacia dónde. Esta vez se han desmarcado de la presión presentándose con canciones que en ocasiones parecen incluso bocetos de algo más grande. Para entendernos, son Wilco jugando, sin entrenar ni esforzarse demasiado, en una división más baja de la que les corresponde. Y ganando, claro.

Eso sí, aún utilizando el baremo menos exigente, se echan de menos los tiempos en los que todo lo que tocaba Tweedy deslumbraba, aunque se tratase de un proyecto paralelo a la banda madre. Aquellos días en los que un disco de Loose Fur, por ejemplo, se instalaba entre lo más excitante del año. Nunca volverá a ser 2001, ni 2005, pero sigo pensando que este hombre y su grupo con esta formación ya tan consolidada dan para mucho más y lo volverán a demostrar. Llegará el día en el que nos sorprendan y no sea solo por la fecha inesperada de lanzamiento de un disco, ni por la forma de hacerlo llegar a sus seguidores. Seguiremos esperando. Les sobra crédito.

 

 

Anterior crítica de disco: “Mis posesiones”, de Sergio Makaroff.

 

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