En “Directos al infierno”, publicado en El País, Diego A. Manrique, haciéndose eco de un reciente libro en el que se asegura que Jimi Hendrix fue asesinado por su manager, hace un repaso a la figura del manager y su mala fama (“En el imaginario rockero, al manager se le atribuyen cualidades mefistofélicas y capacidad para las mayores maldades … Un parásito necesario, aunque se sospeche que tiene la moralidad de un tiburón hambriento”), ilustrándolo con algunos ejemplos: Phil Walden, manager blanco de Otis Redding; Coronel Tom Parker, manager de Elvis; Allen Klein, quien estuvo relacionado con Sam Cooke, Rolling Stones y Beatles.
Si quieres leer el artículo de Diego A. Marique “Directos al infierno”, pincha aquí.