Cada película tiene su canción, pero algunas canciones nacieron antes que la propia película cuyo título inspiraron. Xavier Valiño ha encontrado muchos casos, y ha escogido estos diez.
Selección y texto: XAVIER VALIÑO.
La relación entre el cine y la música es muy estrecha. Muchas películas han utilizado canciones para dar forma a parte de sus secuencias, otras las han incluido en sus bandas sonoras, una parte sirvieron para inspirar el guion y otra simplemente intentó beneficiarse de la resonancia que habían obtenido melodías previas. Otras simplemente tomaron su título de piezas que ya existían, tal y como recordamos extensamente en el Cuadernos Efe Eme que se ha puesto recientemente a la venta. Repasamos aquí diez de esas cintas que se bautizaron con el título de temas preexistentes, casos atípicos en los que tanto la canción como la película valen realmente la pena
1. Blue velvet (1986).
Pocas veces la relación entre una canción y una película ha sido tan bien traída como en este caso. Su director, David Lynch, la escogió porque coincidía «con el estado de ánimo, el tiempo y otros elementos que eran de esa era» para una de sus cintas más recordadas (en España, Terciopelo azul). En ella se incluía una inquietante interpretación de Isabella Rossellini (su pareja de entonces) de la canción compuesta en 1950 por Bernie Wayne sobre una mujer que había conocido en una fiesta y con la que había tenido una relación, y que llevó al éxito Bobby Vinton trece años después.
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2. Boogie nights (1997).
Fue una de las más grandes canciones de la época disco, compuesta por el teclista Rod Temperton y publicada por el grupo Heatwave en su debut Too hot to handle (1977). Aunque a priori podría parecer el tema perfecto para ambientar el ascenso a la cumbre del mundo del porno de su protagonista y su posterior caída en desgracia, en la película del mismo título dirigida veinte años más tarde por el siempre aclamado director Paul Thomas Anderson, lo cierto es que en ninguna de las dos bandas sonoras aparecía la pieza. En el film participaba un elenco de actores irrepetible: Mark Wahlberg, Julianne Moore, Burt Reynolds, Don Cheadle, John C. Reilly, William H. Macy, Philip Seymour Hoffman y Heather Graham.
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3. Cocksucker blues (1972).
The Rolling Stones creían que con la edición del directo Get yer ya-ya’s out cumplían con su contrato con Decca y podían ya montar su propia discográfica, pero el sello descubrió que el grupo todavía les debía un tema para un single. Keith Richards y Mick Jagger escribieron una canción en 1970, todavía inédita, conocida desde el principio como “Cocksucker blues” (“El blues del soplapollas”), sobre un joven que viaja a Londres para trabajar como chapero, sabiendo que no la publicarían. Con ese título, el director Robert Frank rodó un documental sobre la gira de 1972 del grupo por los EE.UU. pero su resultado, cargado de sexo, drogas y rock and roll, no pareció conveniente al grupo, que creía que su progresión en ascenso quedaría muy perjudicada, por lo que presentaron una demanda para paralizar su distribución, logrando finalmente que solo se pudiese ver como mucho cuatro veces al año en una pantalla grande, siempre y cuando su realizador estuviese presente.
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4. Happy together (1997).
Existen varias películas con este nombre y, de ellas, la más interesante es, sin duda, la dirigida por el realizador de Hong Kong Wong Kar-wai, protagonizada por Leslie Cheung y Tony Leung Chiu-wai, que presenta a una pareja homosexual que viaja a Buenos Aires con la intención de salvar su relación. El título en inglés estaba inspirado en la canción de 1967 de The Turtles de su disco homónimo, que habla sobre un amor no correspondido y no de una pareja enamorada, tal y como se suele malinterpretar. En la banda sonora de la película, Danny Chung hacía una versión del tema, aunque su título original en chino fuese ciertamente distinto, con una expresión idiomática que vendría a significar algo así como “la exposición de algo íntimo”.
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5. High fidelity (2000).
Elvis Costello se inspiró en una canción de The Supremes y, mientras ellas hablaban de amores que habían llegado a su fin, Costello basaba la letra del segundo single de su cuarto álbum Get happy!! (1980) en infidelidades, inseguridades, recriminaciones y dudas ante la posibilidad de volver con aquellas personas del pasado a las que se juró amor eterno. Nick Hornby, devoto de Costello, mezcló relaciones sentimentales y devoción por la música en su libro del mismo título de 1995 que Stephen Frears llevó al cine cinco años después con John Cusak como protagonista (en España, Alta fidelidad). En la banda sonora de esta, la película favorita de todos los melómanos, sonaba otra canción de Costello, “Shipbuilding”.
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6. Hurricane (1999).
Por una vez, canción y película cuentan lo mismo, aunque cada una a su manera: la injusta acusación y posterior condena al boxeador negro Rubin “Hurricane” Carter por un triple asesinato ocurrido en un bar de Nueva Jersey que él no había cometido. Bob Dylan escribió su versión de los hechos en un tema de más de ocho minutos que incluyó en su álbum Desire (1975) y, veinticuatro años más tarde, Norman Jewison recogió los mismos hechos en un film interpretado por Denzel Washington (en España, Huracán Carter), ambas igualmente memorables.
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7. I walk the line (1970).
A Johnny Cash le costó darse a conocer pero, finalmente, tras editarse tres veces, este single que hablaba de fidelidad conyugal y de evitar tentaciones y comportamientos criminales, compuesto desde el punto de vista de un Cash recién casado, llegó a lo alto de las listas en 1956. Tres lustros después, John Frankenheimer dirigió una de sus mejores películas (en España, Yo vigilo el camino), recogiendo la historia de un sheriff hastiado y casado que recobra sus ganas de vivir al conocer a la hija de un criminal, con todos los conflictos emocionales y personales que de ello se derivaban.
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8. Los chicos con las chicas (1967).
Al igual que hacía Richard Lester con The Beatles, por aquí se imitó la fórmula de rodar películas que sirvieran de promoción a bandas como Los Bravos. Es el caso de esta producción dirigida por Javier Aguirre Fernández y que toma como título una de las canciones más conocidas del grupo de su álbum homónimo de 1967, para contar una historia de unas vacaciones de la banda que acaba con ellos en un internado femenino, con su cantante Mike convertido en profesor de música mientras el resto de componentes de la banda no pueden acceder al centro.
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9. Man on the moon (1999).
Incluida en su exitoso disco de 1992, Automatic for the people, “Man on the moon” es una de las canciones más apreciadas del grupo R.E.M. Su letra, compuesta por el cantante Michael Stipe, devenía en un homenaje al comediante y actor Andy Kaufman, haciendo referencia en el título a las teorías que ponían en duda el aterrizaje lunar en relación a la posibilidad de que los rumores de la muerte de Kaufman en 1984 fuesen falsos. La canción dio nombre siete años más tarde a una aclamada película de Miloš Forman basada en la vida de Kaufman, protagonizada por Jim Carrey y de cuya banda sonora se hizo cargo R.E.M.
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10. The crying game (1992).
Escrita por Geoff Stephens y grabada por primera vez por Dave Berry en 1964, este tema melancólico bien se puede tomar como el perfecto manual de los corazones rotos, protagonizado por alguien que se enamora, se separa y acaba roto en un mar de lágrimas, reconociendo haberse convertido en todo un experto en ello. La canción sonaba en su versión original en la película del mismo título dirigida por Neil Jordan (en España, Juego de lágrimas), en la que se unía en su argumento el terrorismo del IRA y una protagonista transgénero. En la banda sonora se incluyó también una versión de Boy George, al considerar los productores que el cantante tenía una imagen y una voz femeninas que lo emparentaban con la trama de la cinta.