Más allá del aire acondicionado y el agua, hay fórmulas para refrescar la temperatura y combatir las olas de calor veraniego. Fernando Ballesteros nos enseña cómo hacerlo en diez canciones.
Selección y texto: FERNANDO BALLESTEROS.
Muchas veces hablamos de los poderes curativos de la música. Hay canciones que nos sirven para huir de un lugar, de una situación o para recrearnos en la suerte -buena o mala, que hay para todos los gustos- que nos acompaña. Pero hoy no quiero hablar de los estados de ánimo. Lo que nos proponemos hacer en las siguientes líneas es dejarnos guiar por unas cuantas canciones que nos hagan olvidar por un momento el calor que amenaza con derretirnos estos días. De acuerdo, es muy posible que no lo consigamos, pero vamos a disfrutar de una serie de títulos, de sonidos y de temáticas que, por un momento, nos van a trasladar mentalmente a otros escenarios más benignos en lo meteorológico. Y, en el peor de los casos, nos van a hacer pasar un buen rato.
1. Morcheeba: “The sea” (Big calm, 1998)
El día ha sido caluroso. Es necesario salir de la caldera de la ciudad y «The sea» nos ofrece el plan perfecto. Una noche de playa, sin baños o con ellos, es lo de menos. Lo importante es escuchar el mar y disfrutar la caricia de una brisa que, apenas unas horas antes, era solo una utopía. Buena compañía, una bebida en la mano y la noche haciendo que olvidemos lo vivido durante la jornada. La escapada perfecta. La canción adecuada.
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2. Smile: “When the lights change” (Happy accidents, 2017)
«Cuando cambien las luces del semáforo / asegúrate de cambiarte al carril rápido/ y haz el favor de pisar a fondo a este viejo cacharro / porque no quiero ver esta ciudad nunca más, nunca más». Apenas cuatro líneas y ya han quedado claras las intenciones que Smile ponían sobre el papel en esta gran canción. Viajando en una furgoneta hacia la playa, dejando atrás el calor y el asfalto y, sobre todo, sabiendo que al final va a llevar algo bueno, algo nuevo. Algo bueno.
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3. Crystal Fighters: “You & I” (Cave rave, 2013)
Pido consejo para seguir recopilando temas con los que huir del calor. Me dicen que apueste por «Crystal Fighters, sin duda». Pregunto qué canción y la respuesta es clara: «Cualquiera». Y es verdad. El espíritu festivo, la celebración que reina en las canciones de la banda es ideal para emprender huidas o, por lo menos, separarse de la atorrante realidad veraniega. Pegadiza, bailable, feliz…»You & I» parece un artefacto más que efectivo para poner tierra de por medio y habitar durante un rato otros territorios en los que, incluso el clima, es más benigno.
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4. Barracudas: “Summer fun” (Drop out with The Barracudas, 1980)
El calor con diversión se lleva mejor. Y ahí los Barracudas siempre han sido maestros. Además, los ingleses siempre han sido especialistas en jugar contra el clima. Surgidos en Londres a finales de los setenta, su sonido, dedudor de otras décadas y otros paisajes, no cuadraba demasiado con aquel entorno.
Ellos, que parecieron nacer fuera de su tiempo y del sitio ideal para su música, también ayudan con canciones como «Summer fun» a que nosotros podamos hacer lo mismo. Es inevitable no escuchar este himno veraniego y sentir que algo refrescante nos está entrando por los oídos. Larga vida a los Barracudas.
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5. Stiv Bators: “It’s cold outside” (Disconnected, 1987)
¿Qué tal si nos dejamos engañar y olvidamos que la realidad del termómetro marca 40 grados? A veces funciona. Probemos. Cuando los Dead Boys se convirtieron en historia efímera y gloriosa de la explosión punk en Estados Unidos, su vocalista Stiv Bators se reinventó —o lo intentó— en un cantante de éxito de hits power pop. El punk estaba herido y la new wave lo hacía todo más accesible, de manera que el bueno de Stiv intentó amoldarse a los tiempos.
Lo cierto es que aquellos singles para Bomp eran auténticas perlas que, seguramente, merecieron mejor suerte. Pero la buena estrella y Bators nunca parecieron hacer buenas migas.
De aquella cosecha, hoy vamos a elegir «It´s cold outside», una gran versión, a la altura y —en mi opinión— por encima de la original de The Choir. Sí, Stiv miente, no hace frío, pero esta mentira piadosa nos va a hacer felices, al menos durante tres minutos.
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6. The Beach Boys: “Good vibrations” (Smiley smile, 1967)
Nos vamos a ahorrar las presentaciones. Ustedes han leído el título y ahora esa melodía está instalada en su cabeza. Es inevitable luchar contra ella. Y si, hace honor a su título. Buenas vibraciones para regalar y olvidarse de los rigores del sol amenazante.
Las buenas vibraciones de los Beach Boys, con el genio Brian WIlson haciendo de las suyas, cuando los comienzos surf habían cedido su lugar al barroquismo pop, son minutos de sonidos veraniegos eternos. Una canción gigante, ambiciosa que marcó el comienzo y el final de muchas cosas en el cuartel general de los Wilson. Pero esa es otra historia.
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7. The Jesus and Mary Chain: “Happy when it rains” (Darklands, 1987)
Escocia, mediados de la década de los ochenta. Los hermanos Reid, enfadados y geniales —su estado natural—, le daban continuidad al seminal «Psychocandy». Relajaron las formas, pulieron su sonido, pero siguieron instalados en sus constantes líricas. Entre otras, un gusto por formas oscuras que nos alejan bastante de los calores. Olvidemos esta ola de fuego y viajemos en nuestra cabeza al mundo de los Reid, ese en el que uno es feliz cuando llueve. Ese oscuro territorio en el que la luz del sol, en muchas ocasiones, apenas consigue filtrarse. Hoy lo vamos a agradecer.
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8. Fleet Foxes: “White winter hymnal” (Fleet Floxes, 2008)
En 2008 todo el mundo hablaba de Fleet Foxes. ¡Dios! ha pasado más de una década, tiempo suficiente para comprender que mereció la pena ocupar tanto tiempo en aquel disco.
La canción que más sonó, aquel libro de himnos que nos remitía a inviernos blancos y paisajes nevados, era un muestrario más que fidedigno de las habilidades de unos chicos, los de Seattle que, a su corta edad habían pasado por su tamiz mil influencias, se habían empapado de folk y de los sonidos más variados y eran capaces de parir una canción como esta, en la que reina el espíritu góspel y la sensación de título eterno.
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9. Belle and Sebastian: “Another sunny day” (The life pursuit, 2006)
En The life pursuit los de Stuart Murdoch volvieron a dar lo mejor de sí mismos y allí, en aquel disco de 2006, había una canción que está, por méritos propios, entre lo mejor de la segunda parte de su ya larga carrera.
«Antoher sunny day» parte de ahí, de una jornada soleada, pero también nos va a dejar pasear por zonas en la que llueve y el sol se esconde. El agridulce habitual de la banda preside una canción redonda, ideal para comenzar una jornada con optimismo, para levantar el ánimo si la cosa amenaza ruina e incluso, por qué no, para huir del calor. Es lo que tienen las grandes canciones: utilizadas en el momento oportuno, pueden tener mil utilidades.
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10. Family: “Viaje a los sueños polares” (Un soplo en el corazón, 1993)
Siempre es un buen momento para rescatar a Family y disfrutar de aquel casi mítico Un soplo en el corazón. Aquel tratado pop también sabía mucho de escapadas que, al final y al cabo es la temática con la que hemos empezado este texto.
Cuando el trabajo y la vida en la ciudad pesen mucho, demasiado, recuerden a Family. Siempre existe la posibilidad de emprender un viaje infinito con una tonta sensación de libertad. Si somos capaces de llegar al paraiso prometido, ese que está lleno de glaciares y de bosques polares, pueden estar seguros de que habrá quedado atrás, por fin, el calor que amenaza con derrotarnos. Una vez más, habremos llegado a la salvación meteorológica a través del pop perfecto y sus dotes escapistas. Gracias.