Pioneros del pop en su ciudad, Los Ángeles han dejado una gran impronta en las generaciones posteriores. Con la muerte de su guitarrista, Carlos Álvarez, se apaga la historia de la banda, reconstruida en el número 16 de Cuadernos Efe Eme por Eduardo Tébar. El periodista ha perseguido su rastro musical entre los principales nombres de la escena granadina, entre ellos músicos como Lori Meyers, Lagartija Nick o José Ignacio Lapido.
Selección y texto: EDUARDO TÉBAR.
Fue una bonita casualidad: el lanzamiento del número 16 de “Cuadernos Efe Eme” coincidía hace unas semanas con un concierto de Los Ángeles en Granada. Y ya era difícil verlos en un escenario. El recital derivó en homenaje, con la presencia de un coetáneo (José María Guzmán) y dos defensores del legado de la banda de Poncho González en la ciudad (José Ignacio Lapido y Antonio Arias). Por desgracia, otra casualidad, esta vez desgraciada, acompaña esta selección: la muerte de su guitarrista, Carlos Álvarez.
Los Ángeles fueron pioneros absolutos del pop granadino en los sesenta. Encarnaron antes que nadie audacias como convertir un bar en centro de dinamización cultural o superar el entorno para profesionalizarse como músicos. Pero, si por algo se les recuerda hoy, es por su prodigiosa capacidad para tratar las melodías y encajar varias voces de manera celestial. ¿Crearon escuela? Sí, en buena medida. Lo demostramos con diez figuras que han seguido la estela de la armonía perfecta en un territorio con nombre de bomba. O que al menos se reconocen herederos directos de Los Ángeles.
1.‘Dilema’, de Lori Meyers.
Inevitable empezar con Lori Meyers. Nadie en Granada ha sintetizado mejor la impronta del pop vocal de Los Ángeles con el ruido de Los Planetas y Lagartija Nick, rasgos identitarios en los primeros discos. Suya es la más fidedigna versión que se ha registrado jamás del conjunto de Poncho (busquen a los Lori interpretando ‘No estoy contento’, pieza original de 1967). En 2005, cuando los de Loja publicaron su segundo álbum, tocaron techo aplicando esta fórmula en ‘Dilema’. Grabaron ‘No estoy contento’ dos días después de acabar “Hostal Pimodán”. La premisa: rellenar espacios con coros y armonías.
“Todo empieza en la composición”, apunta Noni, cantante de Lori Meyers. “Juntas un Do y un Sol, y metes la armonía. Si estudias a Los Ángeles, te das cuenta de que había demasiada calidad. En aquella época había mucha competición entre los grupos porque armónicamente eran muy buenos. Hacían canciones con voces vivas y con armonías ricas. En ese sentido, para mí, Los Ángeles fueron los mejores. Mi ranking de grandes lo forman Los Ángeles, Módulos y Los Brincos. Los arreglos de Los Ángeles eran bestiales. Pero puedes coger una canción como ‘Mónica’ y tocarla solo con guitarra acústica, y compruebas que sigue siendo preciosa”. “Y el preciosismo de Los Ángeles, que también es importante”, añade el guitarrista, Ale Méndez.
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2.‘El shock de Leia’, de Lagartija Nick.
Antonio Arias coordinó y editó el disco “Homenaje a Los Ángeles. Intervenciones estelares” (2005), en el que interpretó temas como ‘Créeme’, ‘Monotonía’ o ‘Sueños’. La experiencia le marcó tanto que los siguientes trabajos de Lagartija Nick viraron hacia el pop. Incluso el debut en solitario de Arias, “Multiverso”, mantiene el espíritu de Los Ángeles y contó con la participación de los hijos de Poncho (Popi Gonzlez y Pablo G). ‘El shock de Leia’, de 2007 y con coros de Lori Meyers, resumen esta etapa. “La mejor manera de estudiar a Los Ángeles es grabar su repertorio y tocarlo. Cuando canté ‘Créeme’, me relajé, me abandoné a la música y tuve que asumir que debía salir con mi voz”, comenta Antonio.
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3. ‘Gris’, de Cecilia Ann.
Producido por Ken Stringfellow, “Un segundo”, el primer álbum de Cecilia Ann, apareció en 1998 vía Elefant Records. El grupo de Arturo García y Estrella Román aireaba su pasión por el power-pop de raigambre (influencia directa de Teenage Fanclub y Big Star), con un pie en los ademanes de aquí (Los Flechazos). Vitaminados, ella se encargaba de las guitarras enérgicas y él de los sonidos más dulces. “¡Viva el pop clásico!”, proclamaba Arturo, casi a modo de despedida, en el concierto que ofrecieron en el festival Contempopranea en 2004. Como señala Carlos Pérez de Ziriza en su –imprescindible– libro “Tres minutos de Magia”, Cecilia Ann fue uno de esos combos que deambularon con frescura entre la tradición del power-pop y la transición del indie nacional.
Los granadinos actuaron en el memorable concierto de tributo a Los Ángeles en la sala Príncipe en 2005. “En Cecilia Ann siempre tuvimos presentes canciones de Los Ángeles como ‘Momentos’ o ‘Mónica’. La herencia pop puramente granadina viene de Los Ángeles. Referencias como Los Planetas o Lagartija Nick son más áridas. El punto agridulce que tiene la música de Granada procede de ahí. Los Ángeles eran abiertos, soleados, brillantes; un pop, por otro lado, muy de escuela de la época, nada comprometido. Cecilia Ann comprendió que la simbiosis perfecta de un grupo granadino debía recoger lo uno y lo otro. Es más, creo que de la mezcla de Los Ángeles y Lagartija Nick es de donde salen Los Planetas”, medita Arturo García.
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4. ‘Pa’, de Mama’ Baker.
Nunca triunfaron. Pero nunca les olvidaron. Rara coyuntura, pues, la de Mama’ Baker, banda seminal –de incalculable influencia– del indie granadino, hermanada en coordinadas temporales y estilísticas con La Habitación Roja y El Niño Gusano. Se cumplen veinte años de la publicación de su estreno discográfico, “Lunar”, su obra de referencia, ahora reeditada en vinilo. Un álbum que ha aguantado con estoicismo el paso del tiempo. Composiciones como ‘Pa’ o ‘Cuando te vi’ son himnos de la Granada alternativa de los noventa. Cantaban en castellano cuando el subsuelo independiente instaba a refugiarse en el inglés. Una dicción tan familiar que muchos les encuadraban en el pop español de La Movida. Mama’ Baker se reconocían en la tradición local (091, Lagartija Nick) y asimilaban a los avanzados de fuera: Pixies, Pavement, The Jesus & Mary Chain, Superchunk… Sonidos de la ciudad que entontes palpitaba con Los Planetas, The Dayfriends, Especie Sub o Cecilia Ann.
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5. ‘Han matado al pusilánime’, de Ana Lógica.
Dani Guirado era batería de Cecilia Ann cuando empezó a pensar en Ana Lógica, su desbordante proyecto de pop orquestal. Tras varias maquetas y media década de pulimiento sesudo, el combo lanzó en 2010 su único disco, el sensacional “Apueste su vida”. Dani, que después ha trabajado con Los Planetas, Pájaro Jack o Manu Ferrón, era uno de los atípicos casos de batería cantante, como Poncho González en Los Ángeles. Lo suyo en Ana Lógica era pulcra artesanía pop forrada en metales. Sin descuidar influencias domésticas (voces que remiten a Los Flechazos y preciosidades orquestales aprendidas de Pekenikes), el sexteto tendía al barroquismo anglófilo de los sesenta, con esas capas de ornamentación tan socorridas en Left Banke o en el mismo “Pet sounds”. Se les echa de menos.
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6. ‘Cuando el ángel decida volver’, de Lapido.
Consideraba José Ignacio Lapido en el documental “Los Ángeles. Una leyenda del pop español”, dirigido por Alejandro Pérez Goñi, que el conjunto granadino era capaz de grabar discos en dos días gracias a su intenso bagaje en el circuito turístico de Torremolinos. “Los escuchas cincuenta años después y no hay nada desafinado, todo está perfecto. Y no había claquetas ni afinadores electrónicos. Ahora es posible tirarte un día entero solo para afinar las guitarras. ¿Cómo lo hacían? Pues porque se habían tirado tres años tocando todas las noches”. En efecto, desde las siete de la tarde hasta las tres de la mañana. Y ensayando por las mañanas. Popi González, hijo de Poncho, es el batería de la banda de Lapido. Por supuesto, hace coros.
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7. ‘Mirándonos las caras’, de Matilda.
De puntillas y sin grandes pretensiones, Matilda (antes Hareh Lareh) han funcionado durante dos décadas con animosas canciones por el camino, con gusto por el colorido vocal. El proyecto de José A. Sánchez (productor de referencia en la escena granadina) y Juan Codorniu (guitarrista de Lagartija Nick) se sacó de la manga en 2006 un trabajo de pop depurado, “Salto mortal”. Avezados conocedores de la onda británica y las variantes de la Costa Oeste en los sesenta, aquí apostaban por envolver música ligera con letras ácidas. Ahora preparan su mutación bajo el rótulo de Valparaíso.
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8. ‘El amor, a veces miedo’, de Toulouse.
Toulouse, formación pujante de la escena granadina durante esta década, dio sus primeros pasos sin disimular su entronque con la tradición indie de la ciudad, con Los Planetas, Niños Mutantes y Lori Meyers en el petate, y la huella lejana de Los Ángeles. Su último álbum es “Montemarte” y, con todo, ellos subrayan su singularidad. “Desde dentro quizá no hemos visto tan claras las referencias a grupos granadinos en nuestra música. Siempre hemos pensado que existen influencias similares a los grupos de la ciudad y que, por asociación, te pueden venir a la cabeza escuchando nuestras canciones. Pero Toulouse tiene una identidad propia, sobre todo en el mensaje, el modo y las formas en los textos”, recalcan.
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9. ‘El frente polar’, de Pájaro Jack.
Empezaron como dúo, a lo Simon y Garfunkel, pero el proyecto de Jaime Beltrán se ha transformado en la última década en una súper banda. Crecieron a la par que Fleet Foxes y algo se nota. Hoy asentados como formación de Sr. Chinarro y mano derecha de Los Planetas, desde sus inicios han deslumbrado por su pericia armónica y sus suaves voces clisadas con maestría. Ahora avanzan ‘El mediotiempo’, antesala del que será su tercer álbum.
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10. ‘My baby’, de Los Buenos.
Julián Granados fue el cantante de los Blue Angels (luego Los Ángeles Azules, un nombre menos problemático que Los Diablos Rojos), primera formación de Los Ángeles, que montó con el guitarrista Agustín Rodríguez. En 1968, tras pasar por The Brisks, protagonizó una breve aunque arrolladora etapa al frente de Los Buenos. El organista era Rod Mayall, hermano del legendario John. La aventura resultó efímera (un año: 1969), pero prometedora. Los singles que sacaron en el sello Acción son hoy cotizadas piezas de coleccionistas.