Fernando Ballesteros acepta el reto de elegir las mejores canciones de Los Planetas. Estas son sus diez favoritas de los más de veinte años que llevan en activo los granadinos.
Texto: FERNANDO BALLESTEROS.
Seleccionar diez canciones entre toda la obra de Los Planetas, complicada papeleta. Tanto que ni siquiera la he emprendido en solitario: he recurrido a otras manos para elegir algún que otro título que no podía faltar aquí.
Eso sí, mi compromiso con esta lista terminó en el momento en el que pulsé “enviar” para que esto se publicara. Seguramente, cuando leas esto, la lista será distinta, puede que incluso muy diferente. En definitiva, estás son ahora mismo, mis diez canciones preferidas de Los Planetas. Si no te gustan, tengo otras. En realidad, estos señores tienen muchas más.
1. ‘Mi hermana pequeña’ (“Medusa”, epé, Elefant Records, 1993).
El comienzo de todo. Aquellas cuatro canciones contenidas en el “Medusa” sentaron las bases de lo que vendría después y, de todas ellas, ‘Mi hermana pequeña’ se convertiría el primer gran clásico planetario. Aquellos conciertos iniciales, irregulares, vivían con este tema su punto culminante. Por ejemplo, en su mini actuación en la fiesta de Radio 3 en 1993. No recuerdo mucho de aquella noche, pero sí que retengo en mi cabeza desde hace muchos años, que horas después del concierto mi cabeza no dejaba de repetir esta parte: “Cuando todo parece que marcha mal, ten en cuenta que puede ser que solo lo parezca. Por si acaso, quédate cerca de mi, a mi lado”.
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2. ‘De viaje’ (“Super 8”, BMG Ariola, 1994).
Los triunfos maqueteros y la repercusión de aquellas primeras canciones les llevaron a firmar con BMG. Con ellos editaron “Super 8”, su debut en formato elepé. Allí estaban ‘Que puedo hacer’, pop de guitarras con potencial comercial y vocación de clásico, la belleza de ‘Brigitte’ y ese “Si no puedo cambiar tu forma de pensar…’ que siempre me remitió a Sugar. También ‘La caja del diablo’ expandiéndose hasta el infinito o ese sobrecogedor homenaje a Ian Curtis que era ‘Desorden’. En fin, había argumentos más que de sobra, pero me quedo con su carta de presentación, porque el tema de apertura, desde el acople inicial, enseña el camino. Empezaba un viaje que iba a ser largo y fructífero.
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4. ‘La guerra de las galaxias’ (“¡Dios existe! El rollo mesiánico de Los Planetas”, epé, RCA-BMG, 1999).
Tras su tercer elepé, el grupo aleja fantasmas y saluda su gran momento de forma creativa con la edición de un epé de cuatro canciones, realmente soberbio, en el que la más obvia, ‘Prueba esto’, llega fácil y convence. Sin embargo, es ‘La guerra de las galaxias’ la que se alza con la matrícula siguiendo el camino de los hallazgos de «Una semana en el motor del autobús».
La canción es la perfecta demostración de que, musicalmente al menos, todo estaba en su sitio. Las melodías son sublimes y la letra destila dolor y belleza.
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5. ‘Un buen día’ (“Unidad de desplazamiento”, RCA-BMG, 2011)
Una melodía pop tan sencilla como redonda que se pasea por una jornada en la que a su protagonista le da tiempo a tomarse unas cañas, ver algo de fútbol, salir de fiesta, drogarse y, al final del todo, recordar a la persona que se ha marchado y a cuya ausencia se está acostumbrando.
Ese buen día del título, al fin y al cabo, es un buen día sin ti. Porque hay que continuar, y la vida, a pesar de todo lo que arrastramos, de todo lo malo que nos haya pasado, se hace más llevadera con canciones como esta. Las penas con pop perfecto son penas igualmente, pero se soportan mejor.
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6. ‘Corrientes circulares en el tiempo’ (“Encuentros con entidades”, RCA Records, 2002).
«Encuentros con entidades» no es el mejor disco de Los Planetas, eso está claro. Aun así, la banda que lidera Jota continúa haciendo gala de una gran facilidad para dar en la diana con canciones que se incorporan a su repertorio para quedarse en él. Es el caso de ‘Corrientes circulares en el tiempo’, otra tonada de amores perdidos y recuerdos de esos que se quedan para siempre y te impiden avanzar. Las secuelas de los viejos días que estarán contigo el resto de tu vida, que diría Jota.
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7. ‘Pesadilla en el parque de atracciones’ (“Encuentros con entidades”, RCA-BMG, 2002).
Otro acierto indiscutible de su disco del 2002 fue esta ‘Pesadilla en el parque de atracciones’, todo un pildorazo de pop rabioso con una letra cargada de mala leche. Una de las canciones de desamor definitivas. Violenta y vengativa, rápida y breve, guitarrera y contundente. Una victoria por k.o. vista y no vista, pero muy escuchada.
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8. ‘Canción del fin del mundo’ (“Los Planetas contra la ley de la gravedad”, BMG, 2004).
Los Planetas más combativos y no precisamente con una expareja como blanco de sus iras. Aquí aparece la crítica social y lo hace de forma brillante y envuelta en una melodía clásica de los de Granada. De lo mejorcito de un disco que a pesar de algunas colaboraciones que aportaban algo de aires fresco y de algún que otro intento de avance estilístico, pedía cambios para el futuro.
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9. ‘Alegrías del incendio’ (“La leyenda del espacio”, RCA-SONY BMG, 2007).
Y vaya si llegaron los cambios. En 2007, en “La leyenda del espacio’, Los Planetas se reinventaron. Aquello fue un punto de inflexión en toda regla. De la mano de Enrique Morente, con el que homenajean a Sideral en la emocionante ‘Tendrá que haber un camino’ captan la magia del flamenco que comienzan a filtrar en sus creaciones en un proceso que ya no tiene vuelta atrás.
El título es una referencia y un homenaje a “La leyenda del tiempo”, de Camarón. Los Planetas, aunque en dirección contraria, recorrieron un camino parecido al que el cantaor emprendió años antes desde el flamenco hacia el rock. Todo partió de estas ‘Alegrías del incendio’ canción, a partir de la cual, reinterpretaron, propulsados por los ritmos implacables de Erik, distintos palos flamencos desde su particular punto de vista.
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10. ‘Señora de las alturas’ (“Una ópera egipcia”, Octubre-SONY, 2010).
Subidos a esa psicodelia jonda inaugurada tres años antes, “Una ópera egipcia” incide en aquellos logros y hasta se atreve a dar algún paso más allá. La Bien Querida pone su voz al servicio de esta obra en ‘No sé como te atreves’ y ‘La veleta’ ambas entre lo mejor de un lote en el que deslumbra la brillantez de esa maravilla que es ‘Señora de las alturas’ que, a ritmo de alegrías”, nos muestra a un Jota enamorado.