Xavier Valiño nos guía a través de la discografía de The Pogues y selecciona diez de sus grandes composiciones. La lectura (y escucha) perfecta para acompañar al artículo que les dedica en el número 24 de Cuadernos Efe Eme.
Selección y texto: XAVIER VALIÑO.
The Pogues apareció a principios de los 80 para convertir en cenizas la música irlandesa y reinventarla, sin pedir permiso y sin pedigrí entre las familias del folk tradicional. Con sus pintas de una turba callejera, su consumo desaforado de alcohol y speed y su falta de respeto por el legado de siglos, resultaba imposible ignorarlos. Despreciados en un principio por los guardianes de la tradición, a estos no les quedó más remedio que acabar aceptando su propuesta, aunque renegaran de ella. Su historia, en especial la de sus tres clásicos primeros discos, es la que recordamos en el número 24 de Cuadernos Efe Eme, complementada aquí con el recuerdo a diez de sus mejores canciones y otras tantas alternativas.
1. “Dark streets of London” (Red roses for me, 1984)
En marzo de 1984 se publica “Dark streets of London”, su single de debut, en una edición limitada a 2.000 copias que pronto desapareció de la circulación. Aunque The Pogues tomó forma en un piso ocupado del norte de Londres en 1981, lo cierto es que sus antecedentes se encuentran en Irlanda. Shane MacGowan nació en Inglaterra, en el condado de Kent, el día de Navidad de 1957, pero los primeros seis años de su vida los vivió en la aldea irlandesa de Carney (Condado de Tipperary), empapándose de música tradicional irlandesa. El recuerdo de ese sonido desde la capital inglesa, de la que conocía tan bien sus calles, fue lo que nutrió ese primer single.
Alternativa: “Transmetropolitan”
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2. “Streams of whiskey” (Red roses for me, 1984)
Editado en octubre de 1984, Red roses for me (título tomado de una obra del autor irlandés Sean O’Casey, Rosas rojas para mí, de 1943) fue el debut de la banda, un disco que conseguía, en su fusión del folk y el punk, que las canciones tradicionales sonasen nuevas y que las que el grupo compuso para la ocasión pareciesen, a su vez, temas tradicionales. “Streams of whiskey” habla de su pasión por otra de sus grandes aficiones: la bebida.
Alternativa: “Repeal of the licensing laws”
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3. “Kitty” (Red roses for me, 1984)
En su debut, MacGowan todavía estaba aprendiendo a encajar todas sus ideas en sus creaciones, firmando ya siete de las canciones. Entre las seis versiones que incorporaban al álbum, MacGowan se lucía cantando “The auld triangle” de Brendan Behan, mientras que su adaptación de “Kitty”, el oscuro lamento republicano irlandés que aprendió de su madre, bien vale por todas las demás.
Alternativa: “The auld triangle”
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4. “A pair of brown eyes” (Rum, sodomy & the lash, 1985)
Poco después de la edición de su debut, su sello discográfico informaba a la banda de que Elvis Costello (que se había quedado prendado de la bajista de la formación, Cait O’Riordan) quería producirles su siguiente disco. En un principio su labor se iba a limitar a dos canciones destinadas a un single, “A pair of brown eyes” y “Sally MacLennane”, aunque finalmente las sesiones de enero de 1984 se alargaron y Costello acabó produciendo todo el álbum. En la primera de ellas, escrita desde la perspectiva de un veterano de la Primera Guerra Mundial, ya queda clara la evolución de MacGowan como compositor.
Alternativa: “Sally MacLennane”
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5. “Dirty old town” (Rum, sodomy & the lash, 1985)
Editado en agosto de 1984, Rum, sodomy & the lash se convirtió en el mayor éxito del grupo hasta el momento y, sin duda, en el trabajo que mejor captura el sonido de The Pogues y la experiencia de vivir uno de sus conciertos. En él se incluye la adaptación definitiva del clásico “Dirty old town” compuesto por Ewan MacColl (padre de Kirsty MacColl, que aparecerá más abajo en estas líneas), otro canto a las calles más industriales y menos recomendables de las grandes ciudades.
Alternativa: “Billy’s Bones”
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6. “The band played waltzing Matilda” (Rum, sodomy & the lash, 1985)
Su segundo disco incluía dos temas tradicionales arreglados por el grupo y únicamente tres versiones, aunque a cada cual mejor: además de “Dirty old town” estaban una exquisita “I’m a man you don’t meet everyday”, cantada por la bajista Cait O’Riordan —nótese la broma de que una mujer cante “Soy un hombre de los que no encuentras todos los días”—, y el que bien se puede considerar el mejor momento que dejó grabada la banda, su interpretación del clásico antibélico “And the band played waltzing Matilda”, de Eric Bogle.
Alternativa: “The old main drag”
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7. “Rainy night in Soho” (epé Poguetry in motion, 1986)
Con las relaciones con Elvis Costello ya muy deterioradas, dos años después aparecía su epé Poguetry in motion, puente entre su segundo y tercer álbum, todavía producido por él. La hermosa “Rainy night in Soho” fue el principal motivo de fricciones: mientras Costello prefería la versión grabada con un oboe, y que aparecía finalmente en la caja recopilatoria Just look them straight in the eye and say… POGUE MAHONE!!, MacGowan consiguió imponer su favorita, la interpretada con un fiscorno.
Alternativa: “The body of an american”
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8. “Fiesta” (If I should fall from grace with God, 1988)
En 1987 el grupo casi al completo participó en el rodaje en Almería de la película de Alex Cox Directos al infierno (1987) junto a Joe Strummer, Dennis Hopper, Grace Jones o Courtney Love. Allí compondrían “Fiesta” para su tercer álbum, que tomaba prestada sin acreditar una parte de un viejo éxito de 1957, “Liechtensteiner Polka”, de Will Glahé and His Orchestra. El tema, que cuenta con un vídeo promocional rodado en las calles de Barcelona, fue el resultado de las juergas que se corrieron en nuestro país —más concretamente, una que duró varios días—, las ferias ambulantes y el alcohol barato.
Alternativa: “South Australia”
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9. “If I should fall from grace with God” (If i should fall from grace with God, 1988)
Este tercer disco mantenía las influencias irlandesas, como en su rotundo tema titular, pero se abría ya a otras influencias sonoras hispanas (la mencionada “Fiesta”) o de Oriente Medio (“Turkish song of the damned”), mientras que sus textos seguían hablando de la emigración irlandesa (“Thousands are sailing”), el regreso a casa de esos emigrantes (“The broad majestic Shannon”), padres que intentan que sus hijos no tengan que padecer las mismas desgracias que ellos sufrieron anteriormente (“Lullaby of London”) o la historia reciente del país (“Streets of Sorrow / Birmingham six”),
Alternativa: “Streets of Sorrow / Birmingham six”
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10. “Fairytale of New York” (If I should fall from grace with God, 1988)
Su tercer álbum incluía también la canción que ha terminado por convertirse en su momento más popular, “Fairytale of New York”, ese tema navideño cantado junto a Kirsty MacColl que no habla de trineos, estrellas en el cielo o pesebres, sino de la juventud perdida y los sueños arruinados. Convertido en el villancico rock definitivo («la mejor canción de todos los tiempos» para Nick Cave, sin ir más lejos), amada y reverenciada por ser mucho más real que el sentimentalismo de “Blanca Navidad” y similares, en él la Navidad es tanto el problema como la solución para una pareja irlandesa emigrada a Nueva York y que acaba abandonada a su mala suerte.
Alternativa: “The broad majestic Shannon”
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Bonus track: “The Irish Rover” (single, 1987)
En 1986 el grupo estaba en el punto más álgido de su carrera e hizo dos giras por los Estados Unidos, con Iggy Pop, Matt Dillon, Tom Waits o John Kennedy Jr. entre sus espectadores y loando su nombre en cuanto tenían una ocasión. A las figuras del folk irlandés no les quedó más remedio que empezar a mirarlos de otra forma, entre el recelo y el respeto. De hecho, en octubre grabarían por primera vez con la institución por excelencia de ese sonido, The Dubliners, las canciones “The Irish Rover” y “The rare ould mountain dew”, que aparecieron en un mismo single.