Tras repasar cuidadosamente la discografía de Maria del Mar Bonet en los setenta en el número 29 de los Cuadernos Efe Eme, Luis García Gil selecciona diez de sus canciones más representativas de la década para acompañar la lectura de su reportaje.
Selección y texto: LUIS GARCÍA GIL.
1. “Mercè”
He aquí uno de los primeros prodigios de la mallorquina. Canción bellamente nostálgica que dedicó a su madre y en la que mostró sus recursos como cantautora, faceta en la que no se prodigará en demasía, pero en la que dejará muestras de indudable interés. Evocación de la madre y de Palma como paraíso perdido. Canción sensitiva, proustiana, aferrada a la naturaleza, en la que ya la cantante muestra su expresividad vocal.
2. “Qué volen aquesta gent?”
Maria del Mar Bonet fue un verso libre, de una extrema delicadeza dentro del movimiento de la Nova Cancó. Grabó además uno de los himnos más combativos y emblemáticos del grupo, a la altura de “L’estaca” de Llach. “Què volen aquesta gent?” es una pregunta retórica, un canto de denuncia y protesta arromanzado frente al franquismo que reprimía con dureza todos los movimientos de disidencia estudiantil, con casos tan sangrantes como los de Julián Grimau, Enrique Ruano o Rafael Guijarro, que inspira “Què volen aquesta gent?”. Con letra de Lluís Serrahima, uno de los pioneros de la Cançó, forma parte de su segundo epé de 1968, pero tiene la virtud de rescatarla en el disco Alenar, ya en tiempos de transición democrática.
3. “No trobaràs la mar”
En los albores mismos de los años setenta Maria del Mar Bonet es fotografiada como desdoblado enigma por Toni Catany. Esa imagen será portada de su primer disco de larga duración en el que se acompaña musicalmente de Antoni Ros Marbá, un músico intachable de formación clásica que aporta también su huella en el ámbito de la Cançó. Dicha huella impregna la lírica huidiza, envolvente, de “No trobaràs la mar”, otra de esas canciones destinadas a perdurar en su repertorio. Serrat la haría suya en Banda Sonora d’un temps d’un país, su titánico homenaje a la Cançó grabado en 1996.
4. “L’aigle noir”
Aun tratándose de una versión de la legendaria canción de Barbara, Bonet logra una de sus primeras piezas realmente trascendentes, que saltan más allá de las fronteras del idioma catalán. Muestra fehaciente además de la francofilia característica de la Cançó, “L’aigle noir” fue single y luego se rescató para una reedición de su segundo elepé, grabado con el productor suizo Alain Milhaud en un estudio parisino de Montparnasse. Todo muy cosmopolita en una canción que narraba de manera metafórica los abusos sexuales sufridos por la cantante Barbara a manos de su padre. La mallorquina traslada, gracias a la modélica adaptación de Delfi Abellá, aquella enigmática pieza llena de plástica sugerencia a su particular universo.
5. “En la meva mort”
En 1974 graba un disco con rutilante portada del pintor Joan Miró y colaboración musical de Hilario Camacho. Este trabajo incluía varios poemas de Bartomeu Rosselló-Pórcel, muerto prematuramente tal como le pasara a Joan Salvat Papasseit, otro poeta muy cantado por la Cançó. La poesía cantada, además del constante buceo en las fuentes populares de la lírica medieval, será importante en la discografía de Bonet, que va ganando en densidad interpretativa como refleja su acercamiento sensible a la poesía fuertemente evocadora de Rosselló-Pórcel de la que “En la meva mort” supone un feliz ejemplo.
6. “La mort de Na Margalida”
El franquismo acababa de expirar y el país busca convulsamente la anhelada democracia. Maria del Mar Bonet graba en 1976 Cançons de festa, su primer disco monográfico dedicado a canciones populares mallorquinas, del que “La mort de Na Margalida” es un excelente ejemplo. La graba con Martirio en el disco en directo El cor del temps, con el que celebró sus primeros treinta años de carrera.
7. “Alenar”
En 1977 edita uno de sus grandes discos, Alenar. En la canción homónima cruzaba su mundo mediterráneo con el flamenco de la mano del guitarrista jerezano Paco Cepero. He aquí una pieza memorable, osada, arriesgada, cruce de influencias y de caminos, con una autora e intérprete en absoluto estado de gracia.
8. “Les illes”
Otra pieza de Alenar, muestra de las excelencias del disco, basada en un poema del valenciano Vicent Andrés Estellés. El primoroso arreglo llevaba el sello de Lautaro Rosas, virtuoso guitarrista chileno con el que la cantante giraba en estos años.
9. “Es fa llarg, es fallarg esperar”
Bellísima canción de Pau Riba que Maria del Mar Bonet borda y graba para el citado Alenar. «Cuando se espera que todo se acabe / para por fin volver a empezar». Filosofía vital en forma de canción que Riba había grabado en 1975, inaugurando una etapa más eléctrica y rockera.
10. “Jota marinera”
Cuando mueren los setenta la cantante persiste en su acercamiento a la canción tradicional y graba el bellísimo disco Saba de terrer. De la relación de canciones destacaba “Jota marinera”, que se convertirá en la más popular del disco y a la que regresará en varias ocasiones.