Marea no conciben componer si no es a través de la poesía, pudiendo presumir de ser una de las bandas con mejores letras del país. Jagoba Estébanez selecciona diez de sus mejores canciones.
Texto: JAGOBA ESTÉBANEZ.
Foto: FERNANDO LEZAUN.
Lejos de la Movida madrileña, varios grupos notables con características similares vivieron su apogeo durante los años ochenta, y una gran parte de ellos estaban concentrados en el norte del país: Platero y Tú, Extremoduro, Barricada, Los Suaves, etc. Todos orbitaban en torno a un rock and roll sucio, desgranando el inconformismo en potentes canciones donde música y mensaje primaban por encima de la voz. Amor, bares, alcohol o drogas eran temáticas recurrentes en un subgénero que bien podría catalogarse como rock transgresivo, apropiándose del título de la primera maqueta de Extremoduro a finales de la década.
Ninguno de los grupos citados anteriormente sigue en activo, pero no cabe duda de que Marea es digno sucesor y uno de los más relevantes de este nuevo siglo (con respeto de otros norteños como La Fuga), con un disco de platino y varios de oro a sus espaldas, tras haberse adueñado del corazón de los fieles seguidores de este género, donde prevalece la actitud por encima de la moda, corriendo la cerveza y el calimocho en formato litro en lugar de sofisticados cócteles.
Los de Berriozar (Navarra) no conciben componer si no es a través de la poesía, pudiendo presumir de ser una de las bandas con mejores letras del país. Kutxi Romero (cantante y compositor de Marea) es el poeta bucólico y maestro de los arcaísmos encargado de nivelar en la balanza la boñiga y el amor, evitando que en su obra despunte lo segundo. Autoconsiderado poeta de mierda, de manos vacías, de ellas han salido palabras como las contenidas en la siguiente selección de canciones.
1. “El perro verde”, de Revolcón (2000)
Uno de los himnos de la banda en la que sus paisanos Iker Piedrafita (Dikers) y el Drogas (Barricada) colaboran cantando algunas de las estrofas que hicieron mella en toda una generación, luchando desde la derrota por un amor no correspondido con versos tan lapidarios como: «Bailé en su vestido borracho de pena. Me bebí la razón, me fumé el corazón y no volveré a verte. No pude juntar el agua con aceite».
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2. “En tu agujero”, de Besos de perro (2002)
Robe Iniesta colabora cantando en este derroche literario donde se recitan versos magnos armonizando conceptos urbanos y campestres con un resultado asombroso.
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3. “Trasegando”, de La patera (1999)
Las afiladas guitarras eléctricas y el marcado ritmo de batería generan un magnetismo que se mantiene de manera constante durante los menos de tres minutos que dura la pieza, encontrando su punto álgido en las estrofas donde la acertada voz femenina de Sarai hace los coros.
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4. “Jindama”, de El azogue (2019)
Una oda al miedo («jindama» en caló) en uno de los temas más recientes de los navarros, donde homenajean a Robe Iniesta (de Plasencia) y Rosendo Mercado (de Carabanchel) mientras se van adentrando en uno de los sentimientos más ancestrales del ser humano.
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5. “Petenera (en carne viva)”, de Las aceras están llenas de piojos (2007)
Homenaje a la memoria de June Olayzola, pareja de Alén Ayerdi (batería de Marea), fallecida en un trágico accidente de coche en el año 2007. Palabras agridulces como «la sonrisa despeinada de ir en contra de los vientos» y un videoclip donde se reencuentra con su hijo sellan un precioso ejercicio a modo de emotivo duelo.
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6. “La luna me sabe a poco”, de Besos de perro (2002)
Forma parte del tercer disco de la banda, el que impulsó su popularidad y el primero producido por Iñaki Antón “Uoho”, guitarra de Platero Y Tú y Extremoduro. Se trata de una de las mayores demostraciones de la destreza poética de Kutxi Romero, una hipérbole de los sentimientos donde los besos son cenefas, las yeguas no tienen freno, la ansiedad se manifiesta con un gato en las entrañas y la luna sabe a poco.
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7. “Marea”, de La patera (1999)
Canción homónima que en un principio iba a dar título al disco y no a la banda, que iba a establecerse como La patera. Un trallazo melódico en honor a una musa verosímil que se ha afianzado con el paso de los años como una de las obras más celebradas en los conciertos.
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8. “Corazón de mimbre”, de Revolcón (2000)
Excelsa pieza que se acelera a medida que las palabras van hilando la historia, dictando sentencia con declaraciones como «anoche era de piedra y al alba era de mimbre, que se dobla antes que partirse».
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9. “Como el viento de poniente”, de Besos de perro (2002)
La historia del rock and roll va ligada a los términos de inconformismo y rebeldía, a los que precisamente hacen alusión los versos de este manifiesto de no dejarse arrastrar por la marea, valga el símil. «Cuando hay algo que decir no se puede uno callar, porque callar es morir», grita Kutxi para introducir este tema durante la grabación del directo Las putas más viejas del mundo (2008).
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10. “El hijo de la Inés”, de 28000 puñaladas (2004)
Un gran manejo de los tiempos y de cambio de ritmos acogen términos tan soeces como hijo de perra o cagar, envolviéndolos en seda entre tanta dulzura donde las estrellas veneran a la luna. Claro ejemplo de la personalidad de la banda, firmando una canción creíble y conmovedora.
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