Estos días, Virgin Records celebra su 40 aniversario. Y a Diego A. Manrique le resulta “aberrante que todavía se identifique a [Richard] Branson con el tronco musical del que creció su imperio”; hace más de veinte años que vendió Virgin “sin remordimientos” por 1.000 millones de dólares.
En su artículo de “El País”, Manrique nos recuerda los orígenes de Virgin y cómo, desde España, “Sentíamos, además, un extraño afecto por Richard Branson y demás fundadores de Virgin. Estudiantes procedentes del underground, con un punto de pícaros”.
“Richard carecía de implicación emocional con la música. Convirtió a Virgin en una marca polivalente, apta para vender cosméticos o vuelos intercontinentales”, dice Manrique. “Maestro en autopublicitarse, Branson anda promocionando el 40º aniversario de Virgin, aunque su creación repose hoy en el catálogo de Universal Music. Según la exposición, ’40 years of disruptions’, presentada en Londres, el legado de Virgin parece reducido a ‘Tubular bells’, Sex Pistols, Phil Collins, Culture Club y Spice Girls.”
Pero inicialmente, “Virgin era el refugio de los raros: Robert Wyatt, Kevin Coyne, Steve Hillage. Sus grupos incluían Henry Cow, Hatfield and The North, Faust, Can. También se abrió al reggae, con el sello Front Line. Todo eso parece desaparecer de la historia oficial: solo encuentras dos grabaciones de los setenta en esta antología.”
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Ya no era Virgin”.