Diego García, enseñando y preparando nuevo disco de El Twanguero

Autor:

diego-garcia-11-06-17

“Tenía un percusionista pelirrojo, y le decía: ‘Eres el primer pelirrojo que me toca la percusión, macho, ¡si te vieran mis colegas cubanos!’. Fue un reto para ellos y para mí”

 

La AIE envía a Liverpool a Diego García, El Twanguero, para que coordine una gira de seis conciertos junto a los alumnos de la LIPA, la escuela de música que fundó Paul McCartney. Arancha Moreno habla con él sobre su experiencia y su próximo disco.

 

Texto: ARANCHA MORENO.

Foto: NÍA ROSAS.

 

Cruzando el Atlántico una y otra vez, entre Estados Unidos y España. Así vive Diego García El Twanguero, viajero incansable siempre con una guitarra colgada al hombro, caminando y a la vez pensando en sus próximos pasos. Los últimos le han llevado hasta Liverpool, donde ha estado preparando una gira con los alumnos del LIPA (Liverpool Institute for Perfoming Arts), la prestigiosa escuela fundada por Paul McCartney en 1995. Allí ha ensayado con siete jóvenes sobradamente formados los seis conciertos conjuntos que han dado en Liverpool, Manchester, Madrid, Segovia, León y Toledo. La AIE, Sociedad de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes que financia el proyecto, creyó que Diego era el maestro perfecto para dirigir a los siete alumnos con los que ha compartido la gira. Domina el inglés, tiene soltura didática y un inmenso bagaje como guitarrista, pero por encima de todo posee un ecléctico repertorio. Y él dijo que sí.

Nos encontramos con Diego García en medio de esa gira, a su paso por Madrid. Está sentado en una terraza de la calle López de Hoyos, con la guitarra apoyada en la silla de al lado y derrochando buen humor. Ha salido contento de los dos primeros bolos que han dado en Inglaterra. Al llegar a la escuela se encontró a un grupo de jóvenes más que doctos en sus instrumentos: batería, percusión, trompeta, guitarra, bajo, teclado y saxo. Seis británicos y un estadounidense que manejaban la técnica, pero que tenían ante sí un setlist especialmente complejo. Por eso este año cada uno iba a tocar su instrumento y no iba a cambiar a otro, como suele hacer la escuela. El músico valenciano quería aportarles su lado más latino y les mandó una selección de temas de sus últimos discos, trabajos que ha registrado con los mejores músicos del mundo. Era una tarea difícil para los alumnos, pero también algo nuevo para el maestro, confiesa Diego: “Yo ya había hecho dirección musical, pero con mi banda, mis amigos, y esto era gente que no conozco, más joven, y ellos estaban medio nerviosillos. El rock lo tocan todo, tocan bestial, pero yo iba por la parte más latina. Tenía un percusionista pelirrojo, y le decía: “Eres el primer pelirrojo que me toca la percusión, macho, ¡si te vieran mis colegas cubanos…!”. Fue un reto para ellos y para mi”.

El repertorio lo conforman temas de “Pachuco”, “Argentina Songbook” y “Carreteras secundarias”, un abanico de estilos de lo más pintorescos: “Milonga, ritmos cubanos, la onda más rockabilly, la onda más surf… seguro que es la primera vez y a lo mejor la última que tocan ese repertorio con rollo latino”. El nivel musical de sus grabaciones, además, siempre ha sido muy alto: “Yo lo grabé con los argentinos uno, con los americanos otro… imagínate el reto. Las trompetas de mis discos las toca el mejor trompetista del mundo, que es Machado, los bajos los toca Candy Caramelo, el mejor bajista del país, las baterías las toca Jose Bruno, el mejor batería de rock español. Cuando veían los vídeos, decían: “Oh my god!”. Por eso la única chica del grupo, la trompetista, estaba súper nerviosa. Él entendió bien el motivo: “Claro, yo tenía a Machado en el disco, y yo le decía a ella: “Sácalo todo ahí”. Les das seguridad”. No quería que se amedrentaran, quería que las disfrutasen y se quitasen los corsés: “Ellos ya se sabían las notas, lo que necesitaban era hacer la performance. Yo les insistía mucho en eso, en cómo estar en el escenario, mirarnos… Si queremos transmitir alegría, tengámosla nosotros primero”. Al guitarrista, un chaval de Seattle, le dio un consejo más: “El primer día llegó con pedales, y le dije que los quitara. Yo soy poco de la escuela de los pedales. Los utilizo para cosas que hago para televisión o cine, ahí pongo efectos, pero para tocar… no sé si fue de tanto viajar, de llevarlo todo a cuestas, que los dejé. Lo hago todo con las manos”.

 

 

La otra lección que quería que aprendiesen era el compañerismo en carretera: “Vivir de la música no es ser buen músico, es ser buena persona, si no te sabes manejar no vas a poder vivir de la música. Yo he hecho 18 años de giras, primero porque era un buen tío. Luego sí, tocas bien, pero las giras son intensas. Cuando me iba con Calamaro a América eran meses, si no hay inteligencia emocional eso no lo aguantas, te van a mandar en un avión al día siguiente. Lo primero es intentar ser compañero, porque el grupo es mejor que cualquier individuo”. Por eso les animaba a compartir sus avances entre ellos: “Si tú compartes lo que sabes, eso te vuelve de alguna manera. Siempre he pensado eso. No te lo guardes, suéltalo. En mi aprendizaje tuve la suerte de que se abrieron con sus conocimientos y su experiencia. Estos te escuchan todo. Algunos salen tocando muy fuerte, les digo que no saquen todas las balas en el primer tema, intentas llevártelos por lo que piensas que puede estar guay y ellos responden”. Para Diego, su verdadera escuela siempre ha sido el directo: “Yo estudié en el conservatorio, pero el rock lo aprendí a palos. El primer día de conservatorio ya me puse con la guitarra, con 7 u 8 años, te preparan muy bien, pero en el rock es otra cosa. Yo aprendí rock con Santiago Auserón, con Andrés, con el mate (ríe), con eso, a palos, en la calle. En locales de ensayo con la birra, en los bares”. En esta gira se ha contagiado del entusiasmo de sus acompañantes: “Tienen una energía y una ilusión que yo todavía conservo, pero que te la renueven está guay. Se puede seguir aprendiendo toda la vida. También me ha servido mucho dirigir a un grupo humano grande, me pone en una situación de capitán de barco que mola. A mis músicos no tengo que decirles nada, aquí me he puesto las pilas”.

Nuevo disco en Los Ángeles

Quizá esta experiencia sea otra de la que llenen su mochila con retazos de todo lo que escucha, toca y vive. Esos que han convertido su música y su guitarra en un riquísimo collage que ya es su sello de identidad, y que va a continuar en su siguiente trabajo: “Lo de LIPA no hace más que reforzar esa idea: estoy tocando con músicos británicos, cosa que no había hecho. Estoy establecido en Los Ángeles, voy a hacer nuevo disco allí, eléctrico, la continuación de “Pachuco”. El plan es hacerlo en agosto, con músicos americanos y un productor español, ya estoy en conversaciones con él. Seguir un poco la tradición de lo que yo hacía en “Pachuco”, con textos en español e inglés, con pachucos en México”. Aunque trabaje con un paisano, siente que grabar las canciones allí le proporciona cierta libertad: “Haciendo el disco en Los Ángeles te quitas algunas barreras. Haces un disco para España y lo haces una manera: porque hay un tipo de público, un tipo de circuito… allí es muchísimo más amplia la escena, yo vuelvo a volar, convive muy bien todo. Allí lo que yo hago es “alt”, alternativo, tanto como Mon Laferte, Carla Morrison… La mezcla es muy potente, y vuelo. Esto es Madrid, sabemos cuáles son los puntos de apoyo, pero tiene una impronta distinta”, reflexiona. Después del intimismo de “Carreteras secundarias”, su último trabajo, ha decidido regresar a la senda de “Pachuco”: “Vuelvo al Twanguero eléctrico, de banda grande, intentar tocar en sitios más grandes, convocar públicos no radicales, quiero volver a eso. En algún momento El Twanguero va a ser eso, y Diego García tiene que volver a rastrear. Quizá esa vía de música para cine va a ser más Diego García que Twanguero, no sé”, medita, sobre la opción de bifurcar sus caminos en función de lo que busque: “Como Santiago Auserón y Juan Perro. Es que Santiago es muy inteligente, sigo aprendiendo de él. Es tan inteligente que hay que copiarle, en el buen sentido”.

 

 

De momento, sus planes son grabar «el mejor disco posible en Los Ángeles. Vamos a tirar por la cumbia, el rollo retro del swing, quiero empezar a cantar más, a meter más voces, sin olvidarme de la guitarra que es mi sello de identidad. Quiero investigar por ahí, a ver dónde me lleva». En su búsqueda necesita aprender de los demás, pero también disfruta mucho de los momentos de soledad: «A mí me gusta estar solo también. Esta semana he estado trabajando en mi estudio, probando mis cositas, tocando la percu, el bajo. He estado dos meses en Estados Unidos, me fui cinco conciertos a Canadá, y me fui solo: mi ampli, mi merchandising en el coche, la guitarra detrás, pongo el gps y voy. Llegas, te recibe el promotor, ese día estás con gente, pero luego te vas y estás dos días solo hasta la próxima ciudad. Estoy en un motel, estudio, hago yoga, escribo… no me lo paso mal, me mola. Pero a lo mejor ese solo es Diego García, y Twanguero va a mutar a un colectivo, porque se está dando así».

Mientras prepara otro nuevo disco colectivo, va a aprovechar el verano para dar varios conciertos allí: «Voy a hacer un ciclo en Los Ángeles, ¡a ver si lo lee Bunbury! (ríe). Será en un sitio de moda ahora que se llama Hotel Café, tipo el Café Berlín antiguo, vamos a hacer el rodaje allí. Nos han dado un buen horario, los viernes a las diez de la noche. El último de julio y luego en agosto. Espero estar a la altura, es muy difícil llenar Los Ángeles, meter 80 personas fijas cada noche es difícil». Mientras tanto irá perfilando su nuevo proyecto. De momento ya tiene compuesto casi medio disco y dice que ha reservado un local para trabajar allí: “Creo que en noviembre tenemos el disco nuevo. Si no, podemos sacar el single. Quiero hacer un videoclip explosivo en Hollywood», deja caer enigmático. Aunque quedan muchos meses, ya tiene reservada fecha en El Sol para tocar en Madrid en enero. Y no deja de pensar en nuevos horizontes: “Voy a hacer muchas cosas, espero que la vida me permita más tiempo aquí, tengo guerra que dar”. El Twanguero está de nuevo en marcha.

Artículos relacionados