«Japón es el lugar donde uno puede descubrir música del resto de todo el mundo»
En apenas unas semanas Devendra Banhart aterrizará en España para presentar en directo su último disco, Ma, en una gira que recalará en Madrid (11 de febrero, La Riviera), San Sebastián (12 de febrero, Teatro Victoria Eugenia) y Barcelona (13 de febrero, Razzmatazz). Antes de visitarnos charla con Carlos H. Vázquez.
Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: LAUREN DUKOFF.
Contra todo, la vida se abría camino. Hoy, alguien se manifestaba con un cartel en el que habían escrito «más bufandas, menos guitarras», una consigna seguida por miles —igual hasta millones— de personas que se habían ganado el derecho a adornarse o protegerse del frío. A cinco grados bajo cero no es fácil mover los dedos.
Devendra Banhart lleva bufanda y toca la guitarra, pero dice que la música nunca le ha dado una canción buena; que la buena es la que está por llegar. Lo piensa incluso después de haber publicado Ma (Nonesuch, 2019), su décimo disco, un álbum que en realidad nació entre Tokyo y Kyoto. Japón ya había sido inspiración y punto de partida en parte de la discografía del músico y artista venezolanoestadounidense, autor también del libro visual Vanishing wave (Anteism Books, 2019) y de la versión de “Another planet” (Shintaro Sakamoto) que canta en japonés, entre otras muchas artes, como la de ponerse la bufanda.
¿Qué quieres que te dé la música?
El espacio en el que estamos presentes. Libertad del pasado y del futuro. Es lo que queremos todos.
¿Y crees que te lo dará algún día?
Claro que sí. Me lo da todo el tiempo. Pero nunca me ha dado una canción buena.
¡Vaya! ¿Por qué?
No me preguntes a mí. Solamente pon uno de mis álbumes y vas a ver que nunca me ha dado una canción buena.
Bueno… Yo creo que no. “Will I see you tonight?”, por ejemplo, es un buen tema de Ma.
Qué chévere que te guste. Gracias. Me hace feliz.
Ma, por cierto, se gestó en Tokyo y Kyoto. En un reportaje del New York Times sobre música japonesa tú declaraste que Japón es un «reino de la música». Ben Sisario, el periodista que firma el texto, te describía como «uno de los pocos occidentales que ha defendido a estos artistas». ¿Está Japón infravalorado en lo musical?
Es verdad. Hay muchísima música, lo veo cada vez que voy. Pero también han logrado comprar todos los mejores vinilos de todo el mundo. Si el mejor grupo de un pequeño pueblo español saca cuatro copias de un álbum, es posible que esté también en Japón. Es el lugar donde uno puede descubrir música del resto de todo el mundo. Esto me recuerda que no toda la música está en el mundo digital, porque todavía hay muchísima música que solo existe en vinilo, casete o incluso cedé, y eso me da mucha esperanza. Me inspira seguir buscando diferentes tipos de música; es como una aventura si lo que buscas no existe en la computadora.
El título de la canción “Kantori Ongaku” significa «música country» y haces un homenaje a Haruomi Hosono, bajista del grupo de electrónica Yellow Magic Orchestra, también con Yukihiro Takahashi y Ryuichi Sakamoto.
Esto es interesante, porque en Europa, en Japón, en todos los lugares menos en Estados Unidos, la gente respeta a los artistas. O sea, la sociedad les da un poquito de kindness, de respeto a los artistas, pero en Estados Unidos eso no existe a menos que seas una de las cinco personas más populares del mainstream. Y en Japón por ejemplo, Ryuichi Sakamoto es un símbolo pop muy respetado, pero es que debe ser respetado. Y eso no existe en Estados Unidos. Es muy triste. No tenemos mucho respeto por los artistas aquí, solo si hacen dinero, que parece que es lo único que importa. Pero allá, la gente más mainstream también hace música increíblemente artística que tiene más sustancia. Imagina la de gente que puede haber en el mundo y no es conocida. En Japón hay una cultura muy rica que hace que la música sea única. También es muy fácil descubrir mucha música allá por la estética de la portada.
También has cantado en japonés con Shintaro Sakamoto (vocalista de la banda Yura Yura Teikoku) en la versión de “Another planet”, del disco de Sakamoto Love if possible. ¿Cómo surgió aquello?
Soy amigo de la gente que trabaja con él, su asistente… Hice un libro de arte (Vanishing wave) y fui a Japón. Tuve dos art shows y lo vendí todo. Destiné los beneficios a tres organizaciones (Mother’s Radiation Lab Fukushima, Tohoku Youth Orchestra, y Foster Care for Children in Fukushima) que estaban ayudando a la gente que seguía sufriendo después del terremoto en Fukushima. Una de esas organizaciones ayuda a comprar instrumentos a niños y niñas que han perdido tanto. Así fue como empezó la idea del libro y esa relación.
En el vídeo de “Kantori Ongaku” hay un momento en el que aparece el mensaje «Donate» y la web www.ilovevenezuela.org. Y después aparece la pregunta «¿Por qué no?».
¡Claro! Es un dólar. ¿Por qué no? Cuando uno está hablando de donaciones digitales en la web, yo creo que solamente tiene que hacer un poquito de esfuerzo. Hay gente que dice que no tiene tiempo, pero en verdad son cinco minutos y un dólar. Tan simple, tan fácil. Entonces, en este contexto, ¿por qué no? Es diferente si pido por favor que donen dos mil dólares y me manden un cheque. Parece efectivo, pero a mí me parece más efectivo una donación de un dólar y cinco minutos de tu día. Y un dólar es una gran diferencia, porque con cien dólares en Venezuela puedes pagarle a alguien las medicinas durante un año. La inflación en Venezuela llegó a más del siete mil por ciento. Es un horror, una cosa verdaderamente apocalíptica, y lo peor es que el gobierno está secuestrando a la gente. Ningún gobierno y ningún político ha aprendido a comportarse como un humano; se comportan como máquinas que lo comprenden todo mal. Eso es lo que creo que vemos todos los venezolanos que no estamos allá, mientras la gente en Venezuela espera que se comporten como humanos. ¿Y qué significa eso? Significa que dejen que el resto del mundo ayude, porque han hecho que sea muy difícil ayudar allí. Hay organizaciones que están haciendo lo máximo posible con un gobierno que no está dejando que la gente ayude, porque viven en una burbuja en la que nada malo está pasando.
De vuelta a Ma, su título puede entenderse como «madre» en muchos idiomas, pero en realidad significa «espacio» en la filosofía japonesa. Para ti, ¿quién fue la primera madre en la creación del universo?
¡Qué bella pregunta! Es como esa cuestión que dice «¿Cuál es tu cara original?». Son preguntas que no tienen respuesta. La palabra «ma» se utilizada en el budismo, pero no quiero limitarla solo a eso, porque en realidad es una palabra más filosófica en Japón. Pero sí, significa el espacio, la esencia… La manera de ilustrarlo es con un vaso. ¿Cuál es su esencia? Pues el espacio que hay dentro del vaso; sin ese espacio no existiría.
¿Qué simboliza la trenza del vídeo de “Kantori Ongaku”? Al final, acabas llegando a una señora mayor, entiendo que a una madre, a través de la trenza.
Eso es cosa de la interpretación y del arte, amigo, y tiene más que ver contigo que conmigo. Pero sí, todo en este álbum tiene que ver con la maternidad y la calidad materna, el amor de una madre, lo que nos hace humanos, la búsqueda en la madre naturaleza… Pero me parece que el trabajo de lo humano, espiritualmente, es no limitarse a una persona que se llame «madre», sino ver a la madre en todo. Pero no es nada fácil.
«Me inspira seguir buscando diferentes tipos de música; es como una aventura si lo que buscas no existe en la computadora»
Has dicho que Vashti Bunyan te salvó la vida, y hacéis juntos “Will I see you tonight?”. ¿Dirías que es una madre para ti?
Sí. Vashti, para mí, es como el arquetipo de la maternidad. Tengo mucha suerte, porque ella me salvó la vida con su música cuando yo era muy joven, y después se convirtió en mi amiga. Sobre la canción, sabía que quería empezar con una pregunta y terminar con otra, y me parecía que Vashti era la persona perfecta para ello.
Hablemos ahora de instrumentos. En tu anterior disco, Ape in pink marble, ya había un koto, que era de los pocos instrumentos orgánicos. En Ma también hay un koto, pero hay más instrumentos y menos electrónica, pese a que el productor es el mismo, Noah Georgeson.
Sí. Hay instrumentos que son parte de mí desde hace tiempo, pero no compro nuevos instrumentos o sintetizadores en cada álbum, aunque siempre trato de introducir un elemento nuevo. Solamente tengo tres guitarras, y soy una persona que lleva tocando música más de veinte años. Cuando oigo historias de gente que tiene trescientas o quinientas guitarras, me sorprendo; no sé cómo encuentran tiempo para tocarlas todas. De repente tenía que ser así, pero resulta que tengo más bufandas que guitarras. Y lo que me encanta de mi guitarra es que, siempre que la canción lo pida, sigo explorándola, como sucede con el koto. A la vez queríamos hacer un álbum más orgánico, que no fuera como el último, con todos los instrumentos electrónicos y los sintetizadores al frente y detrás los instrumentos orgánicos. En Ma tenemos los pianos, las guitarras acústicas… aunque detrás hay un elemento sintético.
Corrígeme si me equivoco. Los temas que tienen koto en Ape in pink marble son “Saturday night” y “Mourner’s dance”, ¿no? De hecho, diría que el primer tema de Ma, “Is this nice?”, tiene una sonoridad oriental…
Sí, totalmente. Además, empezamos Ma en Kioto. Yo tenía pensado un álbum sobre la maternidad, pero no estábamos preparados para grabar, hasta que me llamó una amiga que es profesora de caligrafía en la Universidad de Kioto. Me dijo que tenía una hora para grabar en el templo y que podíamos comprar los tickets. Al final tardamos cuarenta y cinco minutos para organizar todo en el templo, así que nos quedaron quince para grabar. No teníamos nada, pero eso nos impulsó a empezar el álbum.
También encuentro que hay ciertas referencias a la muerte. De igual manera que en Ape in pink marble está “Middle names”, en Ma tenemos “Memorial” u “October 12”.
Así es. La muerte es parte de la vida y, en mi caso, de la mía. “Middle names” tiene que ver con un amigo al que me imaginaba sufriendo mucho y desapareciendo. Con la canción creía que lo haría regresar, pero después murió. Era uno de mis mejores amigos del mundo. Esa canción tiene que ver con él y con mi padre biológico, que también murió, y otro amigo. Hay mucha muerte en el álbum.
¿Conociendo a un hijo se puede conocer a la madre?
Cepillándote los dientes, pero totalmente concentrado, sin pensar en otra cosa, es una manera de conocer a la madre. Así vas a poder oír a los pájaros, disfrutar mirando las flores, los diferentes colores… Todo empieza cepillándote los dientes.