“Alejado de toda mitomanía, y con un montaje crudo y seco como su música, el documental indaga en el mito y ese halo de misterio que siempre ha rodeado al grupo”
“El peor dios, la historia maldita de Desechables”
Alejandro Montes, Daniel Arasanz y Nico Tarela, 2015
Texto: XAVIER VALIÑO.
“Las 2 de la noche (madrugada para muchos), estamos ante la puerta metálica del cementerio (en el radiocasete suenan los Cramps) y de un salto nos adentramos en el antiguo cementerio […]
Teníamos curiosidad por una tumba adornada con diablos y ángeles muertos, y no os imagináis lo que encontramos dentro. Nada de muertos intactos después de 200 años. No. Nada menos que una guitarra y una caja. Eso nos divirtió cantidad, y sin pensarlo Miguel cogió la guitarra y se puso a tocar. Uno no podía estarse quieto así que le puse ritmo a mi batería. Tere en medio del jaleo invocaba a los muertos insultándoles y diciendo que se vinieran a divertir con nosotros. Se empezaron a oír carcajadas desde lejos y las catacumbas empezaron a abrirse, salían espíritus de muertos y de no muertos.
Nunca lo habíamos pasado mejor, la vida que hay en los cementerios es de lo más divertido. Blancas desnudas, flagelaciones agradecidas… Lo más divertido fue ver al Elvis y al Sid Vicious encalados por una legión de zombies bajo una lluvia de piedras. Y a Brian Gregory robando la cabeza a los más borrachos (je,je).
¡Qué noche! Estuvimos tocando hasta que salió el sol. Desde entonces cada año celebramos la fiesta del desecho en ese cementerio. Cuando mueras tendrás la suerte de vivir las más locas orgías de tu vida y agradecerás estar muerto. Así se formaron los desechables, y donde les gusta estar” (Dei-Pei).
Corre por ahí el rumor de que Lux Interior y Poison Ivy (The Cramps) tenían en su casa una foto de Desechables. Si en algún momento hubiesen llegado a leer el texto que precede a estas líneas, escrito por el batería de Desechables, seguro que se hubieran sentido identificados. Y, si eso les condujo a colgar en su salón una instantánea del trío, se daría la paradoja de que los seguidores del grupo estadounidense habrían pasado a ser reverenciados por su principal referente. Aunque sea difícil de creer, tampoco resulta inverosímil: en los 80 The Cramps dieron varios conciertos en España y no extrañaría que alguien les hubiese hablado de aquellos aventajados alumnos barceloneses que habían empezado unos pocos meses antes su singular trayectoria.
Miguel, Pei y Tere (con tan solo 14 años) dieron vida a Desechables bajo el influjo del rock and roll más fatalista: Iggy Pop, Johnny Thunders, Ramones y, sobre todo, The Cramps. Sus letras coqueteaban con lo macabro y su inspiración solo podía supurar de los recovecos más oscuros de la mente humana. Invocaron al asesino y al vampiro, se burlaron del fin del mundo y del mismísimo Dios todopoderoso, convirtiendo sus actuaciones en tétricos rituales basados en la provocación…
Aquella aventura adolescente, vivida de forma visceral, llegó más lejos de lo que seguramente imaginaron en un principio… no sin antes cobrarse su precio. En su parte de acción se cuentan hasta siete bajas: Miguel, Carlos Romero ‘El tío’, Jack, Charly, Esteban Torralva, Raúl Benito y Marcel Solà ‘Enano’. Aquel fogonazo de furia para el incipiente punk nacional de los primeros 80, que se consumió en su propio estilo de vida kamikaze, fue asociado desde el inicio a una espiral de autodestrucción y drogas, con lo que acabó encontrando su nombre ligado a las etiquetas de grupo de culto o maldito. Que su música no fuese fácilmente asimilable probablemente tenga mucho que ver en esa asociación (aunque, sin ir más lejos, Jesús Ordovás mantiene que pudieron ser más populares que Loquillo y su banda o Los Ilegales).
Miguel, su primer guitarrista, definido por su mánager Esteban Torralva en una carta de 1999 como “el creador del grupo, el alma del peor dios” (frase que sirve para titular este documental) fue asesinado a tiros en un atraco a una joyería en 1983, portando una pistola de juguete y con la intención de llevarse algo de dinero con el que justificar ante su familia que el grupo le reportaba ingresos para su sustento. Tras este fatal desenlace, el dúo superviviente siguió adelante, con numerosos cambios en su formación, ofreciendo más directos en forma de misas negras y grabando otros discos que casi nunca pudieron recoger la fuerza de su sonido y el ímpetu de sus actuaciones, hasta que el núcleo duro –y pareja– Tere y Pei rompieron.
En su historia se intuía, cuando menos, un libro y una película. Era de justicia que alguien recuperase su historia y “El peor dios” está aquí para reivindicar a Desechables, de forma que no sigan siendo ignorados frente a otros compañeros de generación más recordados por los medios. Alejandro Montes (exbajista de Monstruación), se puso a ello hace más de siete años, sumando después a su proyecto a Nicolás Tarela y Daniel Arasanz –quien ya había filmado el premiado “Venid a las cloacas: La historia de la Banda Trapera del Río” (2010)–. Curioso que, de los tres directores de la película, solo uno había nacido cuando el grupo se puso en marcha, aunque todavía andaba a gatas, y otro ni siquiera había pisado este mundo cuando el grupo desapareció a finales de los 80.
Ello no es óbice para que su trabajo sea encomiable. Durante varios años fueron grabado diversas entrevistas con todos los protagonistas, sumándole el testimonio de compañeros de profesión como Ana Curra, Ángel Altolaguirre o Miguel Alférez (Decibelios) y de periodistas como Jesús Ordovás o Jaime Gonzalo (quien, además de amigo, les hizo de productor).
Para dar forma a su documental, los tres directores y su equipo fueron recopilando el cuantioso material de archivo disponible sobre el grupo, incluyendo grabaciones inéditas (como temas en el local de ensayo de Vallirana, entrevistas radiofónicas o actuaciones en directo), fotografías (de los archivos personales del grupo o de fotógrafos como Xavier Mercadé o Francesc Fàbregas, entre otros), vídeos (en el cementerio de Vallirana tras la muerte de Miguel o de seis actuaciones en vivo, entre ellas la más impactante en Lyon con el trío original en su mejor momento), entradas de conciertos, posters, recortes de prensa, etc. También consiguieron filmar momentos irrepetibles en el local de ensayo con Marcel Solà ‘Enano’ (quien fallecería a finales de 2010, cuando el film aún no tenía visos de convertirse en algo tangible) o el reencuentro Desechable con Tere, Pei y Javi (hermano de Miguel) reviviendo su repertorio 30 años después.
Lo más agradecido para el espectador son las entrevistas con Pei y Tere. De hecho, en el caso de Pei parece que cada una de ellas la vive como una terapia. En ningún momento se escatiman las referencias al rock’n’roll salvaje, las drogas o el sexo, como cuando Tere asegura que apareció con Johnny Thunders en Zaragoza para demostrar que podía seguir adelante sin Pei. Alejado de toda mitomanía, y con un montaje crudo y seco como su música, el documental indaga en el mito y ese halo de misterio que siempre ha rodeado al grupo. Ahora, para su versión en DVD, en un lanzamiento de mil copias numeradas (disponibles en elpeordios@gmail.com), se incorporan, además, ochenta minutos de extras, recuperando actuaciones en Barcelona o Lyon, entrevistas que no iban en la película o el documental Fills Desitjats de 2006 con parte del grupo como protagonistas.
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Anterior crítica de discos: “Crosseyed heart”, de Keith Richards.