“Detour Live at Liverpool Philharmonic Hall”, de Elvis Costello

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 “Resulta especial porque quiso que su concierto, frente a la gente del lugar en el que pasó buena parte de su niñez, adolescencia y juventud, quedase documentado en un DVD”

 

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Elvis Costello
“Detour live at Liverpool Philharmonic Hall”
EAGLE VISION-UNIVERSAL

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Había una frase en su disco “The delivery man” (2004) que pasó totalmente desapercibida aunque su relevancia en la obra de Elvis Costello es decisiva. En ‘Needle time’, habla del “momento en que me empecé a cansar de esos agrios ingleses”. Hasta entonces, Costello había vivido toda su vida en el Reino Unido, primero en Inglaterra, entre Liverpool y Londres y, después, en Irlanda hasta 2003. Justo entonces se casaba con Diana Krall y se mudaba a Canadá, donde aún reside. Si en el siglo XX su público mayoritario había sido británico (y europeo), a partir de ese momento pasaría a serlo norteamericano, igual que la temática de su obra. Esa línea y ese disco representaban justo ese –decisivo– cambio.

“Detour live at Liverpool Philharmonic Hall” bien se puede entender como un regreso –momentáneo, eso sí– a casa, al menos para un concierto. Ha habido otras actuaciones en Liverpool desde 2003 (en concreto, ocho) y habrá más, pero este resulta especial porque quiso que su concierto, frente a la gente del lugar en el que pasó buena parte de su niñez, adolescencia y juventud, quedase documentado en un DVD. De hecho, cita por ejemplo a Allan Mayes, con quien formó su primera banda Rusty en Liverpool en 1972, a los 17 años.

Este último lanzamiento de Elvis Costello viene anunciado por él mismo como una entrega en tres partes. La primera sería su libro autobiográfico “Unfaithful music & disappearing ink” (Blue Rider Press, 2015). El segundo fragmento estaría formado por el recopilatorio titulado “Unfaithful music & soundtrack album” (Universal, 2015), una colección seleccionada por él mismo y que acompaña y sigue la estructura de sus memorias, incluyendo algunos de sus temas más representativos, otros menos conocidos rescatados de sus álbumes o de caras B, versiones en directo (‘Accidents will happen’), maquetas (‘Veronica’), duetos, la lectura por su autor de tres pasajes que decidió no incluir en el libro y dos temas inéditos: ‘I can’t turn it off’, de 1975, y ‘April 5th’, una colaboración con Rosanne Cash y Kris Kristofferson.

La tercera pieza que completaría el tríptico sería precisamente este deuvedé, en el que supuestamente se añadirían nuevos datos y revelaciones sobre lo narrado en el libro. No obstante, quien haya leído el libro no encontrará aquí nada novedoso. Si acaso, repasará de nuevo los datos de la composición de ‘Accidents will happen’, que tiene que ver con una atractiva taxista con la que Costello recorrió los lugares más interesantes de las afueras de Tucson, Arizona, antes de acabar pasando la noche con ella en su casa, para distanciarse después por culpa de la música que sonaba en el coche cuando tuvieron que despedirse, dejándole a Costello un dolor de cabeza y un arrepentimiento culpable que dio lugar a una de sus creaciones más memorables.

De las dos parrafadas más largas de este deuvedé (por suerte, con subtítulos en castellano), una tiene como protagonista a su abuelo paterno, Patrick Matthew McManus, hijo de emigrantes irlandeses nacido en 1886 en el barrio obrero de Birkenhead, al otro lado del río Mersey en la ciudad de Liverpool, y quien llegó a ser un respetado trompetista en cruceros turísticos, después de haber aprendido a tocar el instrumento de adolescente en sus tiempos en el Ejército. El monólogo precede, en este caso, a ‘Jimmie standing in the rain’.

La otra se centra en su padre, Ross MacManus, cantante durante toda su vida, especialmente en la orquesta de Joe Loss, la big band más famosa del Reino Unido, que le permitió a Costello vivir desde pequeño en contacto con el mundo de las actuaciones en directo, los programas de radio y los discos de prueba que le enviaban a su padre para que se aprendiese las canciones antes de que fuesen editadas. En este caso, tras unas imágenes en las que su padre canta con la orquesta mencionada ‘If I had a hammer’, acompañándolo Costello de unas palmas, su hijo se lanza con una de sus canciones más rabiosas, ‘Pads, paws and claws’ (por cierto, compuesta junto a Paul McCartney).

Por lo demás, sus explicaciones son más bien escasas, lo justo para dar el punto de partida a una canción y no aburrir en este concierto en solitario. Las guitarras, varias sobre el escenario, son las protagonistas, dejando el piano, donde no se encuentra igual de seguro, para tres cortes nada más: ‘Shipbuilding’, ‘I can’t stand up for falling down’ y ‘Side by side’. La escenografía y, sobre todo, las proyecciones en una pantalla a sus espaldas, ayudan a resaltar su interpretación.

Son en total veintitrés canciones (de un repertorio que se acerca a las 500, más de 1.000 si se incluyen las numerosas versiones que ha interpretado en directo), más cuatro como bonus tracks, con lo cual solo hay sitio para unos pocos éxitos escogidos ( ‘Alison’, ‘Watching the detectives’, ‘(The angels wanna wear my) Red shoes’…), alguna canción que no tuvo la misma repercusión ( ‘45’, ‘When I was cruel no. 2’, ‘Love field’…) y varias versiones ( ‘Good year for the roses ‘, ‘I can’t stand up for falling down’, ‘Walkin’ my baby back home’…).

Sabiendo que un espectáculo en solitario puede resultar austero e incluso arduo en su tramo final, Costello incorpora a Larkin’ Poe en una parte del mismo, un dúo de Atlanta comandado por las hermanas Rebeca y Megan Lovell, nacidas, respectivamente, en 1991 y 1989, cuando Costello ya había editado doce de los álbumes más clásicos de su producción y una buena parte de las canciones aquí representadas. Con unas perfectas armonías sureñas y poderosos riffs de guitarra eléctrica, esta banda denominada “las hermanas pequeñas de The Allman Brothers Band” tomó su nombre de su tatarabuelo, primo de Edgar Allan Poe.

Con ellas sobre el escenario en nueve de los temas del concierto del 15 de junio del año pasado, que es el que este recoge este deuvedé, las canciones ganan en intensidad. Su interpretación conjunta de ‘(What’s so funny ‘bout) Peace, love and understanding?’ bien puede pasar a la historia de los mejores momentos en directo de la trayectoria de Elvis Costello. Parece que no le acompañarán en su gira de tres conciertos en junio por España, aunque este trabajo deja claro que Costello se basta por sí solo para entretener y convencer.

 

 

Anterior crítica de discos: “Popcorner, 30 años viviendo en la era pop”, de Álex Cooper.

 

 

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