El pasado domingo por la noche, Randy Travis, como otros muchos norteamericanos, una vez acabado el partido de la Super Bowl, salió a celebrarlo, y a primeras horas de la mañana del lunes, la policía de Sanger, en Texas, lo encontró borracho en el interior de su coche, aparcado frente una iglesia baptista, y lo detuvo por intoxicación etílica en público.
La estrella del country, de 52 años, tras permanecer seis horas en la cárcel del Condado de Denton, fue puesto en libertad. Según el policía que lo detuvo, Travis explicó, con dificultades para hablar, que había salido a celebrar el partido y acabó discutiendo con su novia. Y añadió que trataba de volver a su casa en Tioga, a unos 32 kilómetros de distancia del lugar donde se encontraba, y le pidió al policía que lo llevase a casa, ya que no sabía dónde estaba.
Posteriormente, Travis ha emitido un comunicado en el que se disculpa: “Pido disculpas por lo que resultó después de una noche de celebraciones de la Super Bowl. Me comprometo a ser responsable y rendir cuentas y pedir disculpas por mis acciones”.