A Xoel López, aka Deluxe, lo hemos ido viendo buscar su sitio disco a disco, desde aquel debut –Not what you had thought– de 2001 íntegramente cantado en inglés, hasta ese Fin de un viaje infinito, que en EFE EME consideramos el mejor álbum español del año pasado. El camino no ha sido fácil, pero ha servido para observar de cerca cómo Xoel se destapaba como uno de los músicos con más talento de su generación. Un cantautor pop que suma influencias de todo tipo y las hace suyas con enorme naturalidad. En su nuevo disco, Reconstrucción, mientras mira hacia dentro, se consolida como un artista imprescindible en la música española.
Texto: JUAN PUCHADES.
Desde hace cuatro días escucho a todas horas el quinto disco de Deluxe, Reconstrucción, la natural continuación de Fin de un viaje infinito. Ahora el soul salpica de forma más uniforme esta intimista nueva colección de canciones, en la que también hay hueco para jugar con la música instrumental o para recrearse en temas a voz y piano. Sin duda, aquí está el Deluxe que Xoel López siempre quiso ser, sin andar mediatizado por «escenas» y sintiéndose él mismo: un músico completo que mejora a ojos vista, que hace lo que quiere y como quiere. Y lo que ha hecho esta vez es otro disco de los que crean adicción. Otra pequeña gran obra maestra.
Como andamos mal de tiempo y el encuentro personal parece imposible, recurrimos al socorrido sistema de entrevista telefónica. Por una hora, detendremos el reloj y hablaremos de música. Suena el teléfono y contesta el hermano de Xoel… Vale, Xoel anoche se dejó olvidado el móvil. Tras anotar el número del fijo, marcamos y ahora sí, al otro lado de la línea responde el señor Deluxe, recién salido de la ducha y terminando de vestirse. Pero bien despierto y dispuesto a hacer gala de su ya conocida simpatía, esa con la que, dicen, logra embaucar a críticos de rock. No seré yo quien niegue sus artes orales…
Comienzas el disco cantando que este es el mejor momento, para ti parece que lo es, ¿no?
Sí que lo es, la canción que citas habla del mejor momento y de la reconstrucción como algo positivo, lo peor es cuando se derrumba el edificio, pero lo que es la reconstrucción tiene ese punto de ir hacia algún sitio, ese punto de ilusión y de esperanza, y de alguna manera me encuentro en ese lugar, siento que he dado muchas vueltas. En realidad hablo de mi vida, pero se puede aplicar a mis discos: he ido dando tumbos, palos de ciego, si quieres, y siento que he encontrado mi camino, por lo menos durante un tiempo. Esa sensación tiene que ver más con temas vitales y, quizás, con la crisis de los 30. Puede que sea eso, pero tengo los discos para apoyarme.
Pese a esos palos de ciego que has podido dar durante un tiempo, para muchos sí que has sido como la gran esperanza blanca del pop español, ¿lo percibías así?
La decisión, por ejemplo, de cantar en castellano tenía que ver con lo que, incluso, yo esperaba de mí mismo, yo no quería ser el típico grupo que hacía un tipo de música y cantaba en inglés e imitaba a los demás, llegó un momento en el que dije «creo que debo hacer lo mío, porque sentimientos no me faltan». Yo veía a Josele Santiago y… Josele Santiago es Josele Santiago, yo nunca seré como él, ni quiero serlo, pero veía su concepto artístico y decía «coño, eso es mucho más real». Él es un artista, no es ni los Who ni los Jam, no sé quién, es él mismo. Esa evolución tardó en llegar, pero en mi cabeza tenía esa revolución. Y si a eso le sumas que había gente que esperaba más de mí… Es un poco como en clase, cuando te decían «tú das para mucho más», ya, pero esto es lo que hay. Sí es verdad que pudo haber algo de eso, pero había una iniciativa propia, yo lo tenía clarísimo, tenía esa responsabilidad conmigo mismo y para con los demás.
Pero sí que parece que las cosas te han ido relativamente bien: en un momento en el que te convertiste en un icono indie, cantando en inglés, te pasas al castellano y el cambio se acepta bastante bien.
Bueno… No te creas, ese punto de inflexión fue el momento más criticado de mi carrera.
Pero tu primer disco enteramente en castellano tuvo un tirón importante.
El segundo disco en inglés, If things were to go wrong, ya tenía canciones en castellano y, cuidado, porque la canción que me dio a conocer a más gente fue el «Que no». De alguna manera sin querer, porque If things were to go wrong era una paleta de colores, era mostrar de alguna forma todo lo que era capaz de hacer. Quería demostrármelo a mí mismo o dejar constancia de ello porque había mucha gente que no me conocía de antes y no quería dejar de hacer una canción más soulera o más «sixtie» pero canciones como «Que no» eran más de autor, de sonido más personal. Las dos canciones en castellano de ese disco, «Bienvenido al final» y «Que no», dejaron el listón más bien alto respecto al disco que citas, Los jóvenes mueren antes de tiempo, que yo creo que no cumplió las expectativas de mucha gente.
¿No las cumplió?
Creo que no.
¿Piensas que hubo una parte del público que se sintió traicionado y te abandonó?
Es probable. Pero uno nunca piensa en ese público que dejas atrás, porque piensas más en el nuevo público que te puede conocer, sobre todo porque lo último que tienes que hacer es dejar de hacer lo que tú sientes por lo que te dicen los demás. Y hay algo muy paradójico, porque la gente que te dice que hagas una cosas o le parece mal que hayas cambiado es la gente que te debería dar más libertad, porque son precisamente los que no van a la moda, los que son más alternativos que nadie…
Los mismos que creen que, «per se», los discos indies son mejores que los discos de una multinacional…
Exactamente. Es tan absurdo como eso, porque qué tiene que ver el arte con la industria. Parece que le dan más importancia a lo que rodea a la música que a la propia música. Y yo sólo sé hacer canciones, desde luego.
¿Te costó dar el salto de una compañía pequeña a una grande?
En absoluto. Podría decir, como en casi todo en la vida, cosas a favor y en contra de las indies. Pero las indies no son tan indies como antes, las indies tienen conceptos ya muy de multinacional, las indies quieren ganar dinero con los grupos y no son para nada altruistas y, realmente, tienen ánimo de lucro y me parece muy bien.
Un inciso: Recordemos que la salida de Xoel López del pequeño sello Mushroom Pillow no fue precisamente feliz. En los ambientes musicales se habla de una carta de libertad con duras condiciones, entre ellas, la imposibilidad de que hable de la existencia de una cláusula que le impide citar tanto esas condiciones como esa misma cláusula. Para no verse con una demanda por delante, Xoel siempre guarda silencio al respecto.
¿Tu margen de libertad en EMI es el mismo que tenías antes?
Totalmente. Te puedes imaginar, no me conoces de ayer y sabes que soy el tipo de artista que no firmaría nada si no me dieran plena libertad. Es más, creo que sería un error por parte de una multinacional fichar a un artista de mis características y no darle plena libertad. Mira, ahora ya ni las indies son tan indies ni las multis son tan multis. Las cosas han cambiado mucho.
Sí, quizás porque los espacios se han achicado, ¿no?
Sí, las múltis han perdido mucha fuerza, lógicamente tienen mucho menos dinero porque se venden muchos menos discos y las indies se han buscado la vida para, con poco, hacer mucho.
¿Te impresionó llenar La Riviera [fue el pasado 24 de noviembre]?
Sí, sí, la verdad es que sí. De hecho salí nerviosillo. Nervios bonitos, de esos de que tienes ganas y piensas, joder, la que hemos montado, y de repente te das cuenta de que lo has hecho, que estás ahí, que has llenado La Riviera, que has llevado a un montón de amigos a los que han aplaudido un montón y que todo el mundo está cantando las canciones y dices, todo esto lo hemos hecho nosotros… ¡joder! Es muy difícil verse desde afuera y cosas así te ayudan.
Supongo que no esa misma noche, pero sí al día siguiente, cuando uno reflexiona un poco le da como un chute de seguridad.
Sí, es verdad. Y lo noto desde el año pasado, desde que salió el disco, con el concierto de La Riviera, viendo que el disco funcionó bien, que gustó y, de repente, sentir que estaba ya en un nuevo lugar que era el que yo llevaba buscando mucho tiempo y que soy yo y que me siento más de verdad. Y tengo una seguridad que no tenía hace dos años, porque estaba buscando, ahora siento que estoy encontrando.
LA RECONSTRUCCIÓN
Escuchando Reconstrucción, como ya pasaba en Fin de un viaje infinito, sorprende la cantidad de ritmos que manejas. Puedes pasar del soul a los temas sólo a piano.
Sí, creo que es porque llevo un año muy, pero que muy intenso musicalmente. No he dejado de hacer canciones todos los días, o todas las semanas, y he tocado mucho, pero también he hecho un montón de conciertos de los que no se sabe porque no están en la gira, que eran en garitos pequeños de Madrid. He tocado con mucha gente diferente, tengo varios proyectos para pasarlo bien, y todo eso me ha influido, ha sido el año mas productivo e intenso musicalmente de mi vida. O quizás parecido a aquellos años, cuando tenía 17 años y no pensaba en otra cosa.
¿Los dejes soul te vienen de tu etapa mod?
Sí, la música de los 60, básicamente, de finales de los 50 a principios de los 70 es mi base musical y, de hecho, la sigo escuchando y redescubriendo cosas que he escuchado mil veces, me sorprendo escuchando otra vez a Otis Redding y diciendo, joder, es que cómo mola. Eso tú también lo sabrás, llegas a una edad en que ya no es sólo que te guste, es que es parte de tu vida. Hay un punto de decir, con este tío llevo yo saliendo trece o catorce años. Es como cuando ves a un amigo de toda la vida y dices, joder, macho, lo que hemos vivido ya.
Escuchando tus discos, da la sensación que escuchas mucha música, ¿es así?
Sí, ante todo soy un melómano.
Y música muy variada.
Sí, de Silvio Rodríguez o Víctor Jara a música brasileña, o fado, o música clásica, o música de películas, o Kusturica, o música italiana, o pop de los 80, o jazz…
O Ennio Morricone [en referencia al instrumental del nuevo disco «Paseo en bicicleta por la playa de Riazor»].
Sí, Ennio Morricone desde luego, se ve claramente [risas]. Me gusta todo, no sé de todo pero sí me gusta todo lo que esté bien hecho. Todo lo que me lo pueda creer y esté hecho con sinceridad y emoción, me llega.
También te llevas bien tanto con la electrónica como los instrumentos reales. Y pareces sentir verdadera pasión por las secciones de viento.
Sí, llevo vientos en directo desde hace año y medio, que es algo que no veía. Hacía años que no veía a un grupo llevando vientos en directo y a mí siempre me gustaron muchísimo, sobre todo por la música negra. Claro, no lo hice hasta ahora por falta de presupuesto y, bueno, como me van mejor las cosas, me lo puedo permitir y, desde luego, es algo que llevaba mucho tiempo esperando, no es algo que vaya a durar toda mi carrera, pero ahora mismo me da vida.
En «Y si aguanto un poco más», los arreglos me recuerdan a aquellos del Sonido Torrelaguna, de Hispavox, en los primeros años 70. No sé si era ésa la intención o si vienen del soul.
Para mí es algo más fronterizo, un poco Love o algo así. Pero tampoco sé decirte, lo veo como algo americano. Esa canción nació como una canción de folk acústico, y le fui haciendo los arreglos y acabó, por momentos, pareciendo casi una canción de banda sonora.
Eso también puede ser divertido: que una canción nazca con vocación folk y se transforme en un tema bailable.
Es que yo me lo paso pipa con eso. Fliparías escuchando las primeras versiones de algunas canciones, porque hay una canción del disco anterior, «Gigante», que era medio electrónica, con un punto más moderno, y esa canción era acústica, con otra armonía, era muy íntima, pequeñita, no tenía nada que ver con lo que acabó siendo.
Uno de los aspectos que destacan en Reconstrucción es la voz, haces cosas que hasta ahora no habías hecho: ¿Has ganado en experiencia o en seguridad?
Se me escucha más natural, creo. Ha sido un proceso, porque a pesar de llevar ya cantando en castellano dos discos completos y un tercero con alguna canción, más Lovely Luna, que también es en castellano, a pesar de ello, siento que aún es hoy cuando estoy encontrando mi lugar.
¡Te marcó mucho lo del inglés!
Por desgracia sí. Sí, yo estuve varios años no queriendo hacer lo que estaba haciendo. De alguna manera estaba cantando en un idioma que era como que ya sentía que hacía un tiempo que no me correspondía, era como que vale, empecé con esto porque era un chaval y quería ser el más guay del barrio y era lo que molaba, y todos mis amigos me empujaron a ello. Empecé a cantar en castellano a los 25 años, pero de los 22 a los 25 ya lo pasaba mal con lo que estaba haciendo, no me sentía auténtico. Lo podía hacer, pero veía que ese no era el camino.
¿Hasta que punto es importante Juan de Dios Martín en tu obra?
Mucho, y cada vez más. Juande es mi mano derecha en este proyecto, sobre todo desde el disco anterior, desde Fin de un viaje infinito, porque antes estuvo tocando como músico pero no influía en ningún tipo de decisión, pero cuando entró como productor –somos coproductores y trabajamos los dos juntos–, realmente empezó a atar y yo a delegar y a preguntarle todo. Al final tomo yo las decisiones, pero es un apoyo brutal y muy necesario. Quizás podría prescindir de él en directo, pero no creo que pudiese prescindir de él en cuanto a concepto de grabación, yo me veo grabando un disco con otro productor, o en Italia o en Nueva York, y me iría con Juande, como técnico, coproductor o colega. Realmente estoy encantado con él, aparte de que es amigo íntimo y eso se agradece muchísimo.
¿Debemos considerarlo parte de Deluxe, esa marca comercial bajo la que te escudas?
Sí, pero es algo circunstancial, forma parte de ello ahora porque es el coproductor y me acompaña en directo, porque hay amigos míos que no tienen nada que ver con Deluxe y que me influyen, hay gente que trabaja conmigo y aporta su granito de arena, pero es que él reúne todas esas cosas. Lo que pasa es que Deluxe sigue siendo mi proyecto en solitario. Ésa es la realidad.
¿Te has arrepentido en algún momento de que el proyecto se llame Deluxe y no Xoel López?
Sí.
¡Me lo temía!
Sí, es más, te diré una cosa, cuando saqué Los jóvenes mueren antes de tiempo, mandé un email a Mushroom Pillow, explicando mis razones para sacar el disco como Xoel López, o como Xoel, me planteaba cualquiera de los dos. Y ellos me dijeron que era un suicidio, que era una locura, que habían trabajado mucho por ese nombre y que ahora era como empezar de cero y que la gente qué iba a pensar, porque al sacar un disco en castellano y al cambiar de nombre y no sé qué más. De hecho me quedé superchafado, pero dije «si no lo veis, tampoco quiero que haya ningún problema», y lo dejé seguir adelante con Deluxe. Ahora ya parece que es demasiado tarde, ahora mismo ya es como que da igual. Sí, da igual.
Has sacado dos discos en un año, porque Fin de un viaje infinito salió en marzo del año pasado.
Mola porque éste sale el 18 y el otro salió como el 26 o así. De forma que se puede decir esto de que salieron dos discos en menos de un año, por unos días, pero, bueno.
Más los temas nuevos que has presentado desde tu web, antes lo avanzabas, ¿estás en racha?
Sí, es que no he parado, tío. Lo que no se sabe es que además de las canciones que están en el disco, las 15, de las cuales cinco han salido en internet –algunas se han regrabado y otras sólo se han remezclado–, pero además había más canciones que estaban en internet y que no van el disco.
Y que se ofrecerán en la edición digital del disco.
Efectivamente. Podía haber sido un disco de 20, pero en el concepto de disco no quería que hubiera rellenitos ni cosas así que sobrasen.
No sobra nada, me parece un disco muy compacto, con mucho sentido, con todo en su sitio.
Hay una cosa bonita con cómo se fue haciendo el disco, no fue que yo me metiera y lo acabase de cero a cien, sino que se fue haciendo durante todo el año. Entonces fui, de alguna manera, complementando con cosas que yo creí que podían aportar algo. Está pensado para buscar esa redondez que los músicos buscamos y que no siempre encontramos, cuidado, pero, por lo menos, debemos tener esa intención.
Aparte de cada vez escribes mejores letras, creo que en Reconstrucción son más personales.
Siempre he sido muy personal, lo que pasa es que aquí quizás se nota un poco más. Es como que hablo más sin complejos, hablo claramente de la vida y de mis conclusiones y de cómo han ido cambiando las cosas, cómo voy viendo yo ahora las cosas.
¿»El cielo de Madrid» es un homenaje a la ciudad que te ha acogido?
Sí, y también a las noches de búsqueda. Aunque siempre con ese punto de esperanza de encontrar algo mejor. Ahora estoy siendo más descriptivo, porque hablo de sentimientos, pero hablando de lo que pasa alrededor, como diciendo yo estoy buscando esto, pero hay otros que no tienen nada, están durmiendo entre cartones. De hecho, esa canción habla claramente de mi casa, yo vivo en Ópera [barrio madrileño] y es como el viaje de mi casa a una noche solitaria buscando a una mujer que has visto y que no has vuelto a ver, pero que puede ser lo que sea y quien tú quieras, y es la vuelta cuando habla de las escobas por la mañana. Es describir todas esas sensaciones de salida de tu casa a una hora en que deberías plantearte irte a tu casa y no, bajas a la calle, todo el mundo duerme en aparente tranquilidad, hay gente que no, porque están en cajas de cartón en la calle, que están al lado de mi casa, y te adentras en la noche y vas describiendo las cosas.
Una pregunta tópica pero que me interesa conocer: ¿Cómo surgen tus canciones: primero letra y luego música?
Primero letra y luego música. Desde hace un par de años, al cien por cien salen así.
¿Y las letras salen con una melodía en la cabeza?
No, sólo a veces, porque la otra opción es que me salga todo a la vez, que me ha pasado. Pero no es lo habitual, de hecho tengo muchas más letras que canciones. Escribo cosas todos los días, prácticamente. El sábado pasado, por ejemplo, me fui a dar una vuelta por el barrio y llegué a casa y me puse a escribir: sábado por la mañana, tocas al ritmo de las monedas que caen a los músicos en las calles… Le doy una forma que ya sé que puede tener sentido para una letra. No escribo prosa. Siempre escribo en casa, y en el ordenador, a veces me viene una idea a la cabeza y la apunto en un papel, ahora no tengo móvil, pero cuando lo tenía apuntaba las ideas en el móvil.
¿Tienes tu propio estudio?
Sí, de hecho, el proceso habitual, suele ser que haga una canción, una letra, y la grabe buscando un poco la melodía, y cuando está más definida, la grabo algo mejor, y empiezo a meter instrumentos y arreglos. Una vez tengo la idea más o menos clara de lo que quiero, elijo el ritmo de la batería, veo arreglos, si va con violines, con guitarra acústica, con eléctrica, si es cañera o si es lenta… Eso se lo enseño a Juan De Dios y vamos perfilando.
¿De esas maquetas vuelcas luego algo en la grabación definitiva?
No, lo que sí suele pasar es que ideas de esas tontas de las maquetas las acabamos reproduciendo otra vez tal cual para el disco, pero nunca me ha pasado de coger algo de la maqueta directamente.
¿Cómo es que has incluido dos instrumentales en el disco?
Me encantan los instrumentales, siempre he escuchado instrumentales y, de alguna manera, quería demostrar que también me considero músico, porque no soy sólo compositor de canciones, sino que me gusta mucho tocar la guitarra, me gusta mucho tocar cualquier instrumento. De hecho, a veces me paso el día tocando la guitarra sin más.
¿Cómo ha ido la experiencia «una canción al mes», desde tu web?
Fue buena para mí, pero mala para la discográfica porque no se vendían muchas canciones y lo que hacía la gente era cogerlas, meterlas en el emule, ¡y venga! [risas]. Fue una idea mía, que la hice con mucha ilusión pensando un poco en el futuro, que acabará siéndolo, pero no ahora, porque la gente no se gasta la pasta en internet. Eso me hizo ponerme a pensar en el disco.
¿Pero crees que la música se distribuirá por internet?
Sí, eso es evidente, yo compro toda la música en Itunes, también me gusta ir a las tiendas a comprar según qué cosas y he vuelto a comprar vinilos. Si es un disco moderno, pues me lo compro en Itunes, pero si tengo la opción de vinilo, voy y me compro el LP en vinilo de puta madre. Suena de maravilla y es casi un ritual sacar el disco, ponerlo, te sientas en el sofá y cuando se acaba la cara te tienes que levantar y darle la vuelta.
¿Has conseguido convencer a tu discográfica para que saque Reconstrucción en vinilo?
Casi, pero no. No lo ven. Sigo intentando que me den a mí la opción de hacerlo por mi cuenta o con otra compañía. Ahora mismo estoy en esos trámites.
¿De algún modo existe la generación Laboratorio Ñ, el grupo que os reunisteis en aquella experiencia y que habéis seguido siendo amigos y colaborando?
Desde luego que sí que existe. Pero no me gustaría que se viese como algo cerrado, en el sentido de que todos por nuestra cuenta tenemos un montón de amigos más en la música y, de hecho, yo he grabado lo de La Riviera y hay gente que tiene que ver con el Laboratorio Ñ pero hay otros como Budiño que no tienen que ver con eso, está Josele Santiago, o Sara de Rubia, Julián López, que es un humorista… Lo que está claro es que ha abierto un poco esa intención de juntar a todo el mundo, que todos tenemos algo que aprender del de al lado. Ese aperturismo hacia artistas coetáneos es muy bueno para todos.
Pero ese grupo sí sois todos de la misma generación y a todos os ha ido muy bien en lo artístico.
Sí, eso es verdad. Nos ha ido muy bien. Además, es verdad que somos amigos, vi a Iván [Ferreiro] ayer, a Quique [González] la semana pasada y con Leiva [Pereza] hablé hace tres días. Me consta que nos ha ido bien porque nos hemos seguido viendo. De hecho, no fue tan importante Laboratorio Ñ, sino lo que ha venido después, esa relación que se ha establecido entre nosotros, y esa confianza de hablar de las cosas, de nuestros pequeños miedos… Si te fijas, todos somos solistas: Quique, Iván, Pereza, que son dos, y de alguna manera necesitamos hablar de según qué cosas que no puedes hablar, por ejemplo, con tu bajista, porque su punto de vista de la música es distinto, nosotros somos compositores, casi como directores y tenemos muchas cosas que hablar. Supongo que lo harán igual en todos los ámbitos laborales, se reúnen los psicólogos en un congreso para hablar de cómo lo veo yo y cómo lo ves tú… Nosotros, sin organizar un congreso, hacemos eso cada día.
LA LUNA PARALELA
¿Qué ha sido de tu grupo paralelo, Lovely Luna, con el que grabaste dos discos?
Estuvimos tocando la semana pasada en el Búho Real, aquí en Madrid, y estamos pensando en grabar un disco nuevo.
Es decir, el proyecto continúa vivo.
Sí, Lovely Luna es un proyecto eterno, el problema que tiene es que al ser un proyecto de dos amigos –Félix Arias y yo somos amigos íntimos–, que cada uno va por su lado, en el sentido de que yo tengo mi carrera ahí, ya como que me quita mucho tiempo, y Félix vive en Coruña y yo en Madrid. El primer disco lo grabamos en el año 2000, en el 2004 Las cosas que nadie debe ver, cuatro años después y, ahora, cuatro años después, estamos hablando de grabar otro disco. De hecho ya tengo un par de canciones, él también. Así que estamos en ello.
¿Hay canciones que piensas para Deluxe y otras para Lovely Luna?
Durante los tres últimos años, no. Pero desde que Félix y yo hablamos en Navidades de la posibilidad de hacer un disco nuevo sí he escrito pensando en Lovely Luna, pensando esto es para Lovely Luna. Es curioso, porque musicalmente me voy a otro sitio.
¿Qué te aporta Lovely Luna?
Ahora ya no tanto, pero en su momento era, sobre todo, una forma de hacer canciones acústicas y cosas más tranquilas que antes en mis proyectos no tenían cabida, porque tenía Elefant Band, que era un grupo de rock y si hacías algo así te llamaban ñoño, directamente. Y con Deluxe, de alguna manera al principio me dejaba influir más por lo que esperase la gente, en los primeros discos, así que tenía Lovely Luna para mi lado más folkie, más Simon & Garfunkel, Dylan, Donovan o música brasileña o cosas más tranquilas o más acústicas que me encantan porque yo escucho mucho cantautor también. Pero creo que eso me ha abierto la puerta para ir metiéndolas en Deluxe también. De esa manera, hoy en día ya no tiene tanto sentido hacer un disco con Lovely Luna, pero sí tiene sentido el juntar a dos amigos y hacer canciones.
Dices que escuchas «a muchos cantautores también», como si tú no fueras un cantautor.
A de día de hoy ya no tendría que decir estas cosas, tienes toda la razón. Lo que pasa es que durante mucho tiempo yo he dicho que escuchaba a Víctor Jara y la gente se quedaba con cara de alucinada, «¿Víctor Jara? Tú escucharás a Oasis». Y no, en mi casa tuve la suerte de vivir en un entorno muy artístico; mi casa siempre estuvo llena de cuadros, música, y hemos viajado mucho. Para mí es que es impensable centrarme en un sólo tipo de música. En mi casa había discos de todo el mundo, yo escucho a Paco Ibáñez y además de que me gusta, me trae recuerdos.
Reconstrucción se pondrá a la venta el 18 de marzo.
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