Delicias a 45 RPM: Sergio Makaroff

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Delicias a 45 RPM: Sergio Makaroff

Sergio Makaroff
«Loco por ti» / «El nombre del juego»
ARIOLA, 1982

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

Dos años después de su debut (Tengo una idea, 1980), Sergio Makaroff reaparecía no con un LP sino con un single, con el que, además, estrenaba compañía: la multinacional Ariola, afincada por entonces en Barcelona. Pero la sorpresa se encontraba en los surcos de ese pequeño disco que se vendía al precio de 125 Pesetas (entonces lo habitual era que un single rondara las 200 pesetas; lo que hoy vendría a ser un euro con veinte céntimos), pues Sergio dejaba atrás el sonido pop rock que había definido su estreno y se lanzaba a abrazar los ritmos bailables, la música funky. «Antes de que exisitiera la palabra funk –recuerda Makaroff–, yo ya escuchaba música negra: Hot Chocolate, las Supremes, Stevie Wonder, Sly and The Family Stone…». Así que para él fue de lo más normal darle esta vuelta a su sonido.

El single –producido por Peter McNamee, productor de Tequila, y arreglado por Ariel Rot y el propio Makaroff– se abría con «Loco por ti», un tema de ritmo juguetón, en el que Sergio se atrevía incluso a rapear: «Yo lo llamo protorap. Era el rap de la época, lo bailaba en Ibiza en el 78. En la canción está medio cantado, medio hablado, ya que no me atreví a hablar del todo. Creo que esta canción es uno de los primeros rap en castellano». Y así, medio cantando medio hablando, transcurre un tema en el que el narrador se declara loco por una chica que juega con él: «Ando tropezando, dando tumbos por ahí / tengo la cabeza hecha un merengue y es por ti. / Tú estás jugando / sí, conmigo te estás quedando / estoy loco por ti. / Tú te estas burlando, / yo me estoy enamorando. / Estoy loco por ti… «. Y aunque él saca algo de pecho cuando entona aquello de «cuando te decidas, yo quizás ya no esté aquí», sabe que «con los sentimientos te dedicas a jugar, / te estás divirtiendo a costa mía, ¿no es verdad?». Vamos un desastre, tanto que, al comienzo y al final, Makaroff y el coro entonan como una letanía aquello de «Chungo, chungo lo tengo».

En la otra cara, con el tema «El nombre del juego», los aires eran abiertamente funky ochenteros, con algo de latinidad y unos arreglos que emparentan esta pieza con las intenciones de unos Kid Creole and The Coconuts. Una historia, en este caso, lúdica, una invitación a bailar, a dejarse llevar por la noche, a disfrutar sin pensar en nada más: «Es la fiesta del fin del mundo, / es la última ocasión. / No te lo pienses, no lo dudes, / ven directo al mogollón, / bebe zumo de la noche, / todo entero de un tirón, / pide un whisky, yo te invito, / es legal este colocón, / si las leyes lo autorizan / aprovecha la ocasión. / Una droga permitida, viva la Constitución. / Pero no te caigas, no te dobles, / debes controlar la situación. / Todo fluye hacia un punto / mientras pierdes la razón».

Como curiosidades relacionadas con este 45, decir que la foto de la portada la disparó la diseñadora de moda Lydia Delgado y que en 1988, en su álbum Por mirarte, Andrés Calamaro grabaría su propia versión de «Loco por ti», más rockera que la de Sergio. Además, este fue el primer y el último disco que Makaroff editó con Ariola, pues aunque tenía firmado un contrato para varios LPs, las relaciones entra él y la discográfica se rompieron antes de que el primer elepé de esta etapa tomara forma.

Estas dos canciones, nunca reeditas, son de las mayores rarezas de la ya de por sí rara discografía del músico argentino. Aunque no son difíciles de localizar en Internet.

 

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