Mamá
«Regresas a casa a las 10» / «Nada más» / «Chicas de colegio» / «Ya no volverás»
POLYDOR, 1980
Texto: JUAN PUCHADES.
El estreno de Mamá, en formato EP de cuatro canciones, fue espectacular. A ese disco no le sobra ni un segundo, con un grupo que suena natural, de verdad –el productor Carlos Narea les dejó hacer, sin maquillajes–, y cuatro canciones –dos rápidas y dos baladas con dejes acústicos– que hay que situar entre las mejores no sólo de la Nueva Ola, sino del pop español de todos los tiempos.
Se abre con «Regresas a casa a las 10», un disparo firmado por Manolo Mené, en la mejor onda de las primeras píldoras que grabó Costello. Una historia sobre la chica que ha de volver a casa a las diez de la noche –toque de queda habitual para las muchachas en los hogares españoles de la época– y miente a sus padres diciéndoles que ha estado con sus amigas en el zoo, cuando en realidad ha estado con él, que se queda «aquí, solo otra vez». Pero el chico no quiere que al día siguiente las cosas sean igual: «No me respondas mañana / que a esa hora tú has de volver / yo sé que no es por tu gusto / No me falles otra vez. / Qué te crees que soy / sólo un pelele que espera / qué te crees, ¿que estoy / sólo las horas que quieras? / ¿Por qué?». Todo ello cantado por el propio Mené sobre un ritmo acelerado, con ánimo de lograr un himno de power pop. Esa primera cara se acompañaba de «Nada más», un cambio completo de onda, aquí toma protagonismo lo acústico para vestir a una de las mejores canciones que ha escrito en toda su carrera José María Granados. Otra historia de amor imposible, cantada con sentimiento por su compositor: «No te puedo ofrecer nada más / que lo mío».
La segunda cara comienza con otra canción rápida, «Chicas de colegio», el tema por el que han sido recordados Mamá y el que generalmente ha sido carne de recopilatorio ochentero. Grandísima canción de Granados sobre esas turbadoras adolescentes que visten uniforme escolar. Algunas de sus inocentes descripciones, en estos tiempos tan políticamente correctos, quizás no serían muy bien recibidas: «Se acaban las clases / salen ya de tres en tres / algo sudorosas / se pegó el uniforme. / La carpeta en el pecho / protegiendo su pudor […] Pequeñas chicas de colegio / ¿qué tendrán? / Chicas de colegio / Solas, solas.».
El cierre del disco lo protagoniza «Ya no volverás», otro baladón de José María alrededor del fin de una relación: «Al ir por la calle te veré de lejos / haré unas canciones, pasarán mis muermos, / y ya no volverás a pensar en mí». Granados, demostraba por tercera vez en este disco ser un compositor de elegante y nada convencional pluma; por algo se le consideraba una de las grandes promesas del pop español. La estética acústica que impregna toda la canción tiene su contrapunto en el bello solo de la guitarra eléctrica de Manolo Mené.
Una pena que el diseño de portada, bastante feo, no acompañe; aunque el de la contraportada, resuelto con funcionalidad pop, marca la diferencia e incluye un texto de presentación de Mario Armero. En el colmo del lujo, la carpeta traía una funda interior con las letras de las canciones y se presentaba en edición limitada y numerada. Así que dada la escasez de copias –se pusieron en circulación 5.000–, hoy este EP vale unos buenos euros. Pero lo que vale de verdad, son las cuatro canciones que contenía y que sitúan este 45, junto al primer extended play de Los Secretos, como las piezas maestras de la Nueva Ola española. A ellas habría que sumar dos canciones: «Chica de ayer», de Nacha Pop, y «Para ti», de Paraíso. Nunca se han vuelto a escuchar discos con tal frescura, pero es que nunca hubo tiempo como aquellos, en los que la música española estaba viviendo una soterrada pero insistente revolución a golpe de efervescencia pop.