Chacho
«La la la»
«Congratulations»
EMI, 1968
Texto: JUAN PUCHADES.
Una solitaria guitarra flamenca abre sin prisas la canción hasta que entra la voz desnuda de Chacho (Josep María Valentí); de fondo, unos «jaleos» animan al rumbero; el ritmo llega poco a poco, como sin quererlo y, por fin, estalla entre coros, palmas, percusiones y una trompeta. Nada más, no hace falta nada más para que esta gigantesca, aunque breve, versión del «La, la, la» se convierta en una de las mejores relecturas que se han hecho de la famosa canción de Manuel de la Calva y Ramón Arcusa (el Dúo Dinámico al completo) con la que Massiel ganó el festival de Eurovisión en 1968. Una sublime muestra de lo que la rumba catalana es capaz de lograr cuando agarra un tema ajeno y lo lleva a su terreno (antes, mucho antes de que los franceses Gipsy Kings descubrieran el truco y se llenaran los bolsillos. Pero esa es otra historia).
¿Pero qué encontramos en la cara B de este single de Chacho, el cantante-pianista de la rumba de Barcelona? Pues ni más ni menos que la versión del «Congratulations» con el que Cliff Richard cayó derrotado aquel 1968 ante Massiel en el mismo festival. Es decir, este es un producto de circunstancias, un disco para pillar cacho a la sombra del enorme éxito que el concurso televisivo tenía en aquellos tiempos. Pero, demonios, a quién le importa cuando escucha cómo interpreta Chacho, ahora con su piano juguetón haciendo de las suyas, esta nimiedad de canción pop: la pone patas arriba, le inyecta flujo sanguíneo, se la apropia, la convierte en una fiesta en plena calle de la Cera.
Quien no haya oído hablar en su vida de Chacho, no vaya a pensar que estamos ante su mejor single, ¡ni mucho menos! Si llega hasta aquí y no otro no es más que por su curiosidad: Circulan en el mercado de segunda mano, por muy pocos euros, un buen número de singles y EPs de Chacho (casi siempre con el reclamo en portada de «El piano de Chacho y sus rumbas»), que son gloria bendita y en los que el rumbero barcelonés muestra sus poderes vocales e instrumentales. Una pena que, si no nos equivocamos, sea imposible encontrar un solo CD a su nombre.