«No tengo hijos, pero considero mis canciones como mis hijos. Y tengo un montón»
Tras unas cuantas aventuras con su anterior banda, Mist, el holandés Rick Treffers publica el primer disco con su nombre propio. Xavier Valiño nos presenta su proyecto.
Texto: XAVIER VALIÑO.
Fotos: NURIA ANDRÉS SÁEZ.
Rick Treffers, holandés asentado desde hace unos años en Valencia, publicó el pasado 6 de mayo su nuevo disco. Aunque lo conocemos sobre todo por su banda Mist (y, antes, Miss Universe y Girlfriend Misery), este será su primer disco bajo su nombre propio en inglés. El álbum, titulado Looking for a place to stay, está en las plataformas digitales y en cedé. La primera tiene diez canciones; la segunda, doce. Aunque toda la información se puede encontrar en www.ricktreffers.com, le pedimos que responda al cuestionario De estreno.
¿De dónde vienes (físicamente y otras bandas)?
Nací en Heemstede (Holanda), cerca del Mar del Norte y de Ámsterdam, ciudad donde he vivido casi toda mi vida, interrumpido por temporadas largas en Valencia y Madrid. Mi banda anterior se llamaba Mist y antes Miss Universe y Girlfriend Misery. He publicado discos y libros en holandés bajo mi propio nombre. También soy El Turista Optimista.
¿Cómo nace tu proyecto solista?
Tuve que dejar el nombre de Mist. Por viajar tanto y otras circunstancias ya no tenía banda fija y, además, apareció un artista inglés de hip-hop llamado Mist que se hizo mucho más famoso que yo. Me resultó algo incómodo, también por los buscadores y algoritmos de internet. No soy muy hip-hop, digamos.
Describe tu sonido.
Cálido, melódico, íntimo, melancólico, con textura.
Principales influencias.
Las melodías y armonías en mi cabeza y mis sueños. Y seguramente David Bowie, Neil Young, Nick Drake, Radiohead, The Notwist, Brian Wilson, Jobim, Stevie Wonder, Leonard Cohen, Silvio Rodríguez y Rachmaninoff.
¿Cómo definirías tu nuevo disco?
Como un viaje hacia la luz en el cual se intenta disfrutar de la amistad, los sueños, los deseos y la música, antes de que se acabe la vida. El viaje está reflejado en trece canciones de pop variado.
Tu disco suena, o te gustaría que sonara, como los de…
Como Pet sounds de los Beach Boys, pero grabado en un portátil, con micrófonos de precios moderados.
Cinco discos de cabecera.
Sin pensarlo mucho: Rock bottom de Robert Wyatt, The sophtware slump de Grandaddy, Tapestry de Carole King, Dear John de Loney Dear y Carrie & Lowell de Sufjan Stevens.
Cinco canciones perfectas.
“A lady of a certain age” de The Divine Comedy, “Alone again (Naturally)” de Gilbert O’ Sullivan, “Ne me quitte pas” de Jacques Brel, “When mac was swimming” de The Innocence Mission y “Mediterráneo” de Serrat.
¿Prefieres estudio o directo?
Necesito ambos. En el estudio soy el ermitaño y perfeccionista feliz. En el escenario me permito ser imperfecto y comparto mis fallos y el corazón con los oyentes.
¿A quién te gustaría telonear?
A Kevin Johansen, por ejemplo, porque me parece majísimo y compartimos nuestro «multilingüismo».
¿En qué disco de homenaje te gustaría participar?
En uno de homenaje a Jeanette o Cecilia.
¿Qué canción del disco es la que mejor te representa?
“Superglue”, que es un homenaje a la canción. No tengo hijos, pero considero mis canciones como mis hijos. Y tengo un montón. Las cuido mucho.
¿Cómo eres encima de un escenario?
Suelo hablar bastante entre canción y canción, aunque antes era muy tímido. La ventaja de envejecer, supongo. Veo mis conciertos como espectáculos íntimos, con la música como enfoque central. La reflexión y la risa combinan bien con su profundidad.
¿Qué planes tienes este año?
Lanzar dos discos. El nuevo, Looking for a place to stay, ahora mismo, y después del verano otro disco nuevo en holandés, Levensdrift. La idea es retomar los directos poco a poco en Holanda, Alemania y en España, donde me apoyará la nueva agencia de contratación The One Step Beyond.
Tienes cincuenta palabras para vender tu primer disco. ¡Adelante!
Si te gustan las canciones pop cuyas melodías y armonías se meten debajo de tu piel, este disco te gustará. Tiene un equilibrio entre la luz y la oscuridad. Fáciles de digerir, pero con calorías. La instrumentación es variada. Hay pequeñas excursiones a la bossa-nova, el dark folk o incluso el dub reggae.
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