«Este disco es una invitación a amar mejor, a llorar y a reírse del drama»
Más de veinte años como percusionista en el flamenco avalan a Pablo Gómez Molina, que ahora debuta con su proyecto solista explorando dese el bolero glam hasta los ritmos mediterráneos.
Texto: EFE EME.
Fotos: ESTELA GARCÍA.
Con dos décadas de oficio a las espaldas, Pablo Gómez Molina ha decidido dar el salto con su propio proyecto en solitario. Pasa así de ser percusionista de flamenco y trabajar con gente de la talla de Rosalía o María José Llergo a ser cantante y compositor de sus propias canciones. En los últimos meses ha adelantado varias piezas de su debut, Como ateo en el amor, un viaje musical en el que recorre América sin olvidar su origen mediterráneo. Para ello ha contado con la producción de David Carrasco y la colaboración de músicos como Héctor Rojo, Carlos Sarduy, Chiloé y Roberto Lavella, habituales entre otros de Chucho Valdés, Coque Malla, Manuel Carrasco, Jorge Drexler o Dani Martín. Esta es su historia.
¿De dónde vienes?
Vengo de Barcelona, hijo de padre madrileño y madre andaluza. He tocado dentro del circuito flamenco español con artistas como Matías López, Alfonso Aroca, Sergio de Lope (los tres ganadores del Cante de las Minas, el premio más importante del flamenco a nivel mundial), Amador Rojas, Juan Carlos Gómez, Alba Carmona, Rosalía, María José Llergo, Mariola Membrives y un sinfín de artistas tanto del flamenco como del jazz. Soy licenciado en Jazz y Música moderna por la Escuela Superior de Música de Cataluña, ESMUC. Algunas de las bandas en las que he participado y participo son Entre Orillas; Las Migas, en sus inicios junto a Silvia Pérez Cruz; Numen, de la pianista Melodie Gimard; Lotería, de Karen Lugo, y actualmente he compuesto música para Karen Lugo y Marcos Flores, recién estrenada en los teatros del Canal de Madrid. Aparte, soy el director musical y compositor del colectivo interdisciplinar Interestelab Collective.
¿Cómo nace el proyecto?
El proyecto nace en el verana del 2018 y después de tocar en un festival de flamenco, La Noche Blanca de Córdoba, donde acompañaba a varios artistas de los arriba mencionados. Quise componer un tema para una chica del público, sin más. Una vez, estando en Nueva Zelanda de gira con Paul Bosauder, aproveché que tenía en mi casa a uno de los trompetistas más cotizado y talentoso, Carlos Sarduy, de la formación de Chucho Valdés, y le pedí que cuando yo llegara de gira grabásemos la trompeta para el tema de dicha chica. Poco después me vi con un tema arreglado al más puro estilo mexicano, y fui a llevárselo a Córdova, pero… ni caso… jejeje, así que después de cantarlo y de ver la respuesta de mis amigos, decidí componer más temas. Después de tener unos cuantos, el 9 de junio iba a rodar mi primer videoclip en una localización de Barcelona, en un cementerio. Finalmente, no fui a grabar ese día, pero acabé yendo a ese cementerio a dejar las ceniza de mi madre, ya que se fue el 9 de junio de 2019, de la noche a la mañana. En el 2020, después de estrenar una película de Tod Browning (1927) en la filmoteca de Cataluña con música mía, y después de componer varios temas para Interestelab Collective y olvidarme de mi disco y de mis ganas de cantar, empezó el confinamiento… Pocos días después de empezar la era Covid, mi amigo David Carrasco me dijo que ahora tenía tiempo para que nos pusiéramos con mi disco, tal y como le dije en septiembre del 2019. Por aquel entonces necesitaba que me echara un cable, porque después de la muerte de mi madre y componiendo todo lo que estaba haciendo, necesitaba a alguien con ideas nuevas y más metido en una onda diferente a la mía, que le diera otro color para sumarse a mi historia.
Describe tu sonido.
Mi sonido es tan amplio como la música que escucho. No uso el estilo como discurso; más bien los estilos están al servicio de mi discurso. Puede ser un sonido teñido de músicas del mundo, que recurren a sonidos más de banda sonora. Es un sonido que siempre lleva a la imagen, porque siempre compongo desde la imagen.
Principales influencias.
Ennio Morricone, Chet Baker, Jun Miyake, Omara Portuondo, Dulce Pontes, Lhasa de Sela, Natalia Lafourcade, Mon Laferte, Enrique Morente, Benny Moré. Los Tres Ases, Los Zafiros, Koop Island, Massive Atack, Chopin, Vicente Amigo, Ibrahim Maalouf, Chavela Vargas, Los Tornados, Jorge Drexler, Michael Kiwanuka, Parfum Theremine, Marchena, Sevdaliza, Daniel Me Estás Matando, Ane Brun, Arthur H, Ismael Lo, Jean Michel Jarre, La Lupe, Los Macorinos, Calexico, Cesária Évora, Asaf Avidan y un interminable etcétera.
¿Cómo definirías tu nuevo disco?
Tal y como reza en la nota de prensa, «Es un viaje que viene a hablarnos de amores y desamores ideales. Encarna al eterno amante que no tiene punto medio y que, evidentemente, se cree en muchas ocasiones ateo en el amor. Unas veces se a ve a sí mismo como un tren fantasma que viaja sin hacer concesiones, sin paradas en su camino, sin destinos explícitos, bajo la premisa de que quien avisa no es traidor y que cualquiera que quiera subirse al tren debe saber que no circula más su amor. En cambio, otras veces se enreda con amores imposibles, fruto de todas esas redes que le tienen atrapado en la búsqueda de nuevas historias, que no van más allá de largas horas de conquista de pantalla. Este macho alga se pregunta si el amor es una fruta de temporada, si madura con el calor o la marchitan las heladas. Convive con su alter ego, quien jamás le deja en paz, siempre recordándole que lo hace muy mal y ellas… siempre lo hacen muy bien. Este viaje no es apto para desertores del limbo». En definitiva, es un disco que empieza hablando de una conquista para acabar despidiéndose de la que finalmente resulta ser la mujer de su vida: su madre. De principio a fin habla de amor y desamor, desde el drama y lo irónico. Ambas visiones siempre van de la mano, es una tragicomedia.
Tu disco suena, o te gustaría que sonara, como los de…
Como los de antes, bien arreglados, con sonidos más vintage, pero también como los de ahora, con instrumentos más modernos e incluso percusiones electrónicas.
Cinco discos de cabecera.
Chet Baker sings, de Chet Baker; Ok, de Talvin Singh; Ciudad de las ideas, de Vicente Amigo; Omega, de Enrique Morente, y Mezzazine, de Massive Attack.
Cinco canciones perfectas.
“Sodade”, de Cesária Évora; “Beirut”, de Ibrahim Maalouf; “Adagio”, de Albinoni; “La boxeuse amoureuse”, de Arthur H y “Alviverde”, de Jun Miyake.
¿Prefieres estudio o directo?
Vivo en mi estudio (literalmente) y vivo para y por los directos.
¿A quién te gustaría telonear?
A Natalia Lafourcade.
¿En qué disco de homenaje te gustaría participar?
Un disco de homenaje a cualquiera de los grandes de la música de autor o que tenga que ver con las víctimas de género o las madres.
¿Qué canción del disco es la que mejor te representa y por qué?
Todas las del disco me representan, en cuanto a que es casi un trabajo autobiográfico… pero quizás me identifico más con “Lilith”, porque simboliza el miedo que siempre le tuve a la muerte desde pequeño, ya que mi madre padecía una cardiopatía y siendo un niño se me presentó en varias ocasiones. Lilith es esa mujer imaginaria encarnada en la muerte, con quien años más tarde me vuelvo a encontrar pero esta vez asumiendo que es una amante de la que jamás podré separarme, y ya con la edad, y habiendo pasado por la muerte que me amedrentaba de niño, puedo desde una madurez hablarle a la cara sin rencor, más bien con aceptación.
¿Cómo eres encima de un escenario?
Siempre he sido percusionista y además de flamenco, una música sobria y jonda que llevo tocando más de veinte años, así que siempre me he definido como alguien muy serio encima del escenario. Así, hasta que el año pasado presenté estos temas en Almería, a modo de prueba, y descubrí en mí una parte más monologuista y cómica. Al fin y al cabo, en este espectáculo defiendo mi vida y eso me permite conectar más con la historia. Pero soy prácticamente virgen como cantante, y creo que eso es parte del atractivo, puesto que es gracioso haberme visto veinte años encima de un escenario y ahora ser yo el artista principal con un repertorio cargado de ironía e intensidad amorosa. El formato ideal es de ocho músicos: contrabajo, batería, guitarra, teclados, voces y sección de metales. Más reducido seríamos el formato «rock»: voz, guitarra, bajo y teclado, y aún más reducido, o yo solo o con mi gran aliado y coproductor de la historia, David Carrasco, a los coros e instrumentos varios. Los dos podemos defenderlo y lo hacemos muy bonito e íntimo. Es un maestro que ha acompañado y acompaña a los grandes de la música española. En definitiva, es toda una aventura, tanto para mí como para el público.
¿Qué planes tienes este año?
Seguir trabajando en la oficina, jejeje, porque todo lo hago yo, desde buscar editorial, distribuidora, conectar con gabinete de prensa o buscar bookers hasta hacerme mi pagina web y llevar mis redes, así que tengo mucho trabajo. En principio quiero montar una campaña de mecenazgo para poder costear los gastos de músicos y sala, y poder hacer un estreno en condiciones en Madrid, a no ser que alguien se interese por hacerlo, pero en principio pienso seguir componiendo para mí y para otros artistas, trabajar en mi oficina e intentar debutar en México, que es y ha sido siempre mi principal objetivo.
Tienes cincuenta palabras para vender tu primer disco. ¡Adelante!
Este disco es un viaje a las entrañas del amor, ya sea para con uno mismo o con otras personas. Es un desnudo integral, un viaje de ida y vuelta, una apuesta contra corriente en un mundo musical, efímero y mainstream. Es una invitación a amar mejor, a llorar y a reírse del drama.
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