«Unir sonidos de rock oscuro y denso con géneros hispanos tradicionales provoca un efecto muy potente»
Procedentes de las filas de Ana Curra, Los Cavernas o Stra Mafia Boy, nace la banda Chula, mezclando boleros de Machín con rock alternativo y guitarras pesadas. Esta es su historia.
Texto: EFE EME.
Foto: HÉCTOR GÓMEZ-RIOJA.
A medio camino entre el rock pesado y moderno, tipo Queens of the Stone Age o Jack White, y los sabores folclóricos del bolero, el son, la jota o la rumba: ahí es donde se ubica el cuarteto Chula. Detrás del proyecto están cuatro músicos curtidos en mil batallas: Juanjo Ozzio (voz y guitarra), Iñaki (guitarra principal), Sebass (bajo) e Iván Santana (batería). Los dos últimos son músicos habituales de Ana Curra; Sebass proviene de proyectos como Stra Mafia Boy o TDK y Juanjo Ozzio de Los Cavernas o Verónica Underluxe. Formados durante la pandemia, en Madrid, sus canciones tienen un toque oscuro, a pesar de transitar géneros luminosos. De ahí sus versiones, muy particulares, de clásicos de Antonio Machín, como “Dos gardenias” o “Tengo una debilidad”, o Los Brincos, como “Flamenco”. Aquí se presentan en sociedad.
¿De dónde venís?
Juanjo Ozzio, voz, guitarrista, y sintetizadores, ha cantado en Verónica Underluxe y Los Cavernas, donde también tocaba la guitarra. Iñaki Rodríguez, guitarra, ha tocado con Ana Curra y Las Cheerleaders Asesinas. Sebass, bajo y sintetizadores, ha tocado con TDK, Buguibún, Star Mafia Boy y un larguísimo etc. de punk y rock desde los ochenta. Iván Santana, “Santo”, batería, ha tocado con Ana Curra, Digital XXI y Stefan Olsdal , PVP y otro enorme etc. Todos somos madrileños excepto Iván, que es de Gran Canaria.
¿Cómo nace el proyecto?
Durante la pandemia, Juanjo e Iñaki creamos una versión del clásico “Dos gardenias” inspirada en los sonidos robot-rock de Josh Homme y Queens of the Stone Age y nos dimos cuenta del efecto tan potente de unir sonidos de rock oscuro y denso con géneros hispanos tradicionales.
Describid vuestro sonido.
Predomina el rock, con guitarras pesadas y sintetizadores retro, y algún toque postpunk e industrial, pero tenemos el otro pie en el bolero, la ranchera, el flamenco, la jota y cualquier forma de música de raíz que nos inspire. De ahí han nacido el bolero stoner, la robot-rumba, el dark-son… ¿Podríamos definirnos como rock postromántico?
Principales influencias.
De Queens of the Stone Age a Los Panchos; de Jack White a Antonio Machín; de Black Sabbath a Los Brincos. Curiosamente, funciona.
¿Cómo definiríais vuestro nuevo disco?
Nuestra Cassette sessions vol.1, que estamos publicando canción a canción en las principales plataformas, es un compendio de versiones y temas propios que podemos calificar de nostalgia futurista… No idealizamos el pasado, pero creemos que antes el futuro era mejor. Y habrá continuación.
Vuestro disco suena, u os gustaría que sonara, como los de…
Tiene un sonido que hemos llamado «pátina de Walkman noventero», pero en el futuro nos gustaría probar con productores que nos den su visión sobre el retro-futurismo que buscamos.
Cinco discos de cabecera.
Omega, de Enrique Morente y Lagartija Nick; Master of reality, de Black Sabbath; El madrileño, de C. Tangana; Like… Clockwork, de Queens of the Stone Age, y Chavela Vargas, de Chavela Vargas.
Cinco canciones perfectas.
“Ratas”, de Los Seres Vacíos; “Gitana yeyé”, de Lola Flores y Antonio González; “I put a spell on you”, de Screamin’ Jay Hawkins; “Destruidnos juntos”, de Exquirla, y “Cemetery polka”, de Tom Waits.
¿Preferís estudio o directo?
Nos hemos estrenado en Madrid, en la sala Clamores. Después de mucho haciendo cosas en estudio, solo queremos quemar escenarios. No hay color.
¿A quién os gustaría telonear?
A Bowie, pero como no se puede… Nos fliparía irnos de tour con Måneskin, sobre todo para salir con ellos de juerga. Y si fuera solo un concierto, a Alice Cooper.
¿En qué disco de homenaje os gustaría participar?
A Rocío Jurado. Se merece versiones rock, era más heavy que Manowar.
¿Qué canción del disco es la que mejor os representa y por qué?
“No nos veremos más”, es emocional y excitante, con un final épico.
¿Cómo sois encima de un escenario?
Somos los cuatro, los sintetizadores y otros adornos los disparamos para poder centrarnos solo en una interpretación descarnada, con un punto teatral, y muchísima intensidad eléctrica.
¿Qué planes tenéis este año?
Seguir grabando y editando nuestras Cassette sessions. ¿Quizás un villancico diabólico? Y tejer lazos con bandas, promotores y público para tocar, tocar y tocar.
Tenéis cincuenta palabras para vender vuestro primer disco. ¡Adelante!
En el futuro ya no hay coches voladores, pero vuelve a estar de moda el miedo a un invierno nuclear. Por eso, la única nostalgia con la que escribimos y versionamos canciones es la de sentir el fuego liberador de una guitarra eléctrica y de los cantos de trabajo.
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