David Broza en boca de otros

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Javier Ruibal: «David enarbola la canción, la armonía y la poesía y nos convoca a todos en la esperanza de ganar finalmente la alegría»

 

El regreso discográfico y escénico de David Broza, de gira próximamente en nuestro país con el álbum La mujer que yo quiero, alienta a figuras como Joan Manuel Serrat, Javier Ruibal y Jorge Drexler a compartir la importancia del artista israelí.

 

Texto: EFE EME.
Foto: ADAM LUBROTH.

 

Hace ya cuarenta años que David Broza publicó Haishá sheití, un disco en el que versionó grandes canciones de la escena española en hebreo, un álbum crucial que se convirtió en el más vendido en la industria discográfica israelí. El año pasado, Broza decidió darle la vuelta al concepto y grabar aquellas canciones en castellano, en un disco que acaba de editar con el título La mujer que yo quiero, que presentará a finales de marzo en nuestro país. Para acompañarlo en su esperado regreso, algunos de los músicos y figuras más importantes de nuestro país han recordado cómo llegaron a él, subrayando la importancia de su obra. Entre ellos, el propio Joan Manuel Serrat, autor de una de las canciones de este disco, Javier Ruibal, Jorge Drexler y Alejo Stivel. Reproducimos sus palabras a continuación.

 

Joan Manuel Serrat
«Mi querido amigo, desde Barcelona te quiero hacer llegar mi cariño al tiempo que te felicito y me felicito al cumplirse cuarenta años de la aparición de aquel magnífico álbum Haishá sheiti, en el que se incluían canciones mías y de otros compañeros, que por primera vez aparecían grabadas en hebreo. Fue un gran acontecimiento artístico que acercó nuestras músicas y nuestras culturas y que una vez más te agradezco. Ahora, cuarenta años después, como queriendo cerrar el círculo, nos presentas las mismas canciones pero en su versión original en castellano, en un valiente y sencillo juego mano a mano entre la guitarra y la voz. El resultado es muy hermoso. Ojalá tenga el éxito que merece y deseo. Amigo, que la vida te regale salud y prosperidad a ti y los tuyos. Ha sido un placer compartir contigo el tiempo y la música y un regalo poder tenerte como amigo. Shalom».

 

Guillermo Fesser
«Las canciones son de quien las canta; por eso las disfrutamos tanta gente. Secreto que descubrió David Broza hace cuarenta años, cuando adaptó al hebreo lo que más le emocionó de su paso por España: “La mujer que yo quiero”, de Joan Manuel Serrat. Después vinieron muchos más éxitos y, por eso, los israelíes de hoy creen que “Tío Alberto” es un tío suyo y que a Cecilia le mandaba, cada 9 de noviembre, “Un ramito de violetas” un paisano de Tel Aviv. Pero Broza es un tipo elegante y ha querido devolverle al César lo que es del César y descubrirle a sus paisanos quienes están detrás de estos himnos y rendirles un merecido homenaje. Con este álbum, como los cantes flamencos de ida y vuelta, las canciones españolas que han deambulado por las callejuelas del viejo Jerusalén durante cuatro décadas vuelven a casa. Con otro aire. Con otro brillo. Con muchas ganas. Gracias, maestro».

 

 

Pablo Alborán
«Hablar de David Broza es hablar de respeto a las raíces dejando abiertas las ventanas de la fusión étnica. Hablar de él es hablar de emoción y sensibilidad. Siempre me interesó la mezcla de culturas musicales, ya que mi madre es francesa nacida en Marruecos y mi padre malagueño. Me volvía loco buscando quién era capaz de mezclar diferentes culturas en la música. Me volvían loco Dulce Pontes (Portugal), Carlos Núñez (Galicia), Salif Keita (África), Ravi Shankar (India)… y cuando de pronto escuché los timbres israelí-españoles de David Broza, terminé de descubrir que en la música no existen barreras ni fronteras. Gracias, David, por hacer que tu viaje sonoro me inspirara durante tantos años. Por mil años más de música como la tuya».

 

Javier Limón
«Mi hermano David Broza saca nuevo disco y sus amigos estamos felices. David es un referente no solo como escritor de canciones; también como guitarrista, como cantante, como líder de miles de iniciativas y un ser humano enorme, leal, buen amigo y serio que siempre ha mantenido la excelencia en el arte sin fisuras. Te quiero mucho, David, y estoy deseando escuchar tu nuevo trabajo y poder compartirlo pronto contigo. ¡Suerte, maestro!».

 

Alejo Stivel: «Algún día se hará un estudio sociológico sobre él y ahí se comprenderá en su totalidad su dimensión universal»

 

Jorge Drexler
«Conocí a David Broza en su disco de 1982 KLAF. Durante mucho tiempo ese disco fue parte esencial de mi mundo. Cuando lo conocí en persona, quince años después, tuve la suerte de que esa admiración se tornar en una amistad que dura hasta hoy en día, y en numerosas colaboraciones artísticas que me llenan de alegría y orgullo. Mi canción “La edad del cielo” está dedicada a él con todo mi cariño».

 

Javier Ruibal
«Cantar no es lo mismo que contar y quien junta ambos verbos quiere ir mucho más allá. No basta con hacer oír su voz encabalgada en la melodía, desea además transportar al oyente a los lugares de la emoción y la reflexión. David Broza es un excelente cantor y guitarrista, pero también es poeta, lo que conlleva la responsabilidad añadida de no decir obviedades o versos adocenados. Broza desea trascender a través del gozo y también del dolor. Y lo hace en varios idiomas porque es vital la necesidad de comunicar y acercar a cada ser humano a su alter ego, ese que es diferente y procede de un lugar distinto haciendo pequeñas las distancias para que el mundo sea más grande. Y de esto que hablo da buena muestra, por ejemplo, en su labor inquebrantable de acercamiento entre israelíes y palestinos. No es fácil ser mensajero de paz en esas tierras, pero esa es su militancia irrenunciable, y eso es un valor añadido. David enarbola la canción, la armonía y la poesía y nos convoca a todos en la esperanza de ganar finalmente la alegría».

 

Alejo Stivel
«Une podría ser su segundo apellido, pero no. David es un artista/persona que une. Une mundos, gente, músicas, nacionalidades culturas, geografías. Es en sí mismo toda una tesis antixenofobia y antiracismo. En él confluyen materias opuestas. Con su manera de componer, cantar, tocar la guitarra, reír, cocinar y hablar va tejiendo con total naturalidad, como si fuera fácil, idiomas, costumbres, ritmos, alegrías y sufrimientos. Lo conozco hace varias décadas. Tenemos una historia muy curiosa de encuentros y reencuentros. ¡¡Nunca desencuentros!! Algún día se hará un estudio sociológico sobre él y ahí se comprenderá en su totalidad su dimensión universal. Pero yo lo quiero básicamente porque es un gran tipo. Es parte de mi familia».

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