OBITUARIO
Dr John: «Me siento orgulloso de que Dave haya tocado en muchos de mis discos, sigue siendo el más grande. Él me enseñó todo lo que sé»
Luis Lapuente despide a Dave Bartholomew, el último representante de la hornada más brillante de música negra norteamericana del siglo XX. El mejor bluesman, a ojos del recién fallecido Dr John.
Texto: LUIS LAPUENTE.
Con la muerte de Dave Bartholomew (1918-2019) se pone punto final a la generación (varias generaciones, en realidad) más brillante de la música negra norteamericana del siglo XX, la que creó el cuerpo central del blues, el rhythm and blues y el soul de Nueva Orleans, una saga tan longeva como prolífica cuyos nombres esenciales han ido desapareciendo a lo largo del último lustro: Cosimo Matassa (1926-2014), Fats Domino (1928-2017), Allen Toussaint (1938-2015) y Dr. John (1941-2019). Sobre Dave Bartholomew (y el ingeniero de sonido y empresario Cosimo Matassa) dijo precisamente el Dr. John que «Cosimo tenía el secreto de hacer discos. Dejaba que los músicos trabajaran duro y alto delante del micrófono y él los mezclaba de manera absolutamente natural. Fue un gran hombre de negocios, pero el mejor productor que he conocido fue Dave Bartholomew, el mejor músico de sesión, un tipo que conoce todos los secretos del estudio de grabación. También es el mejor bluesman que conozco y el que mejor conoce la música de Nueva Orleans. Me siento orgulloso de que Dave haya tocado en muchos de mis discos, sigue siendo el más grande. Él me enseñó todo lo que sé, me puso una guitarra en las manos, me enseñó los secretos de la música de T-Bone Walter y de todos los grandes de mi época, cuando yo era solo un niño sediento de aprender. Siempre decía: “Mira, si quieres tocar en este disco, tienes que inventarte tus propios arreglos, aprende a hacerlo y nunca dependerás de otros músicos”. Y, si era preciso, se quedaba toda la noche conmigo para ayudarme y enseñarme, hasta que los dos caíamos exhaustos. Dave ha participado en alguna que otras grabación desafortunada, pero ha firmado centenares de grandes discos, muchos más que los Beatles juntos y por separado, es una auténtica leyenda».
Bartholomew fue, sin duda, uno de los artistas negros más importantes del siglo XX, genio en la sombra de decenas, centenares de grabaciones esenciales para el desarrollo del rhythm and blues de Nueva Orleans y durante años la mano derecha y casi la izquierda de su amigo Fats Domino. Nacido en 1920 en Edgard, Luisiana, compositor, arreglista, trompetista vocalista, Bartholomew formó su propia banda, The Dew Droppers (con quienes debutó con el single «She’s got great big eyes»), en 1946 y trabajó como director de orquesta, productor y arreglista de un puñado de primeras figuras de la escena local, desde el propio Fats hasta Roy Brown, Lloyd Price, Shirley & Lee, The Spiders y Bobby Mitchell. En 1947, Dave Bartholomew conoció a Lew Chudd, un canadiense hijo de emigrantes rusos de origen judío que vivía en Harlem, y se incorporó como A&R del flamante sello de Chudd Imperial Records. Enseguida fichó a un joven pianista llamado Fats Domino, con quien formaría uno de los equipos creativos esenciales de la música negra de todos los tiempos.
Dave fue el alma en la sombra de Fats Domino durante los más de quince años que convivieron en Imperial Records, y luego dirigió su banda durante décadas, llegando a grabarle un puñado de singles en su propia discográfica, llamada Broadmoor Records en referencia al barrio donde residía. Además de su imprescindible colaboración con Fats Domino, Bartholomew trabajó a lo largo de su vida con centenares de artistas de NOLA y de fuera de la ciudad, dejando su impronta en numerosas producciones, considerado por sus coetáneos un referente absolutamente único. Sin embargo, su única entrada en las listas de rhythm and blues la obtuvo en 1950 con el single “Country boy”, editado en el sello DeLuxe, aunque una de sus canciones más facilonas (“My ding-a-ling”, de 1952) se convertiría en los años sesenta en éxito masivo en la versión de Chuck Berry.
En 1991 su nombre fue inscrito en una de las estrellas del Rick & Roll Hall of Fame. En las dos últimas décadas grabó un par de álbumes de jazz tradicional al frente de su propia orquesta, Dave Bartholomew and The Maryland Jazz Band, en 1995, y New Orleans big beat, en 1998. En una de sus últimas apariciones públicas en Nueva Orleans se le pudo ver en silla de ruedas, acompañando a Fats Domino y el Dr. John en un acto de homenaje a las figuras históricas del rhythm and blues local. Antes, había apoyado la carrera de su hijo Don, uno de los asesores de grabación de la serie Tremé. Precisamente en uno de los capítulos de Tremé, el personaje de DJ Davis se acerca a la tienda Tower Records local, a punto de ser clausurada, para rescatar algunos discos suyos que había dejado allí en depósito. Antes de irse del local, decide robar de una de las estanterías un ejemplar del doble cedé The spirit of New Orleans: the genius of Dave Bartholomew (Emi, 1993), una maravillosa antología del legado musical de Bartholomew. «Este disco es fundamental, amigo», dice Davis: «Aquí está el resumen de toda la música que merece la pena escuchar». Amén.