DISCOS
“Sus primeros pasos hacia un rumbo más eléctrico y experimental”
Soledad Vélez
“Dance and hunt”
SUBTERFUGE
Texto: SARA MORALES.
La última vez la vimos corriendo entre los lobos. La nostalgia se había apoderado de ella cuando, de regreso a sus raíces, se topó de frente con el paso del tiempo. La compositora y cantante chilena, afincada en Valencia desde hace ya varios años, pisaba de nuevo su tierra abarrotada de cambios personales y externos que se unían a una etapa complicada y que polarizó en las canciones de su segundo y último disco hasta hoy, «Run with wolves» (2013). Un paseo por las cavidades de la psique entre penumbra, algunos detalles dorados y un mensaje final de optimismo y valor, con el que consiguió conectar con el público.
Para entonces, ya había demostrado su valía folk rock con aquellos dos primeros epés a principios de década y su álbum debut, «Wild fishing» de 2012. Pero lo cierto es que, hasta ese momento, la oscuridad nunca había estado tan presente en sus códigos. La crudeza y la ansiedad habían llegado dispuestas a comerse el terreno y a cubrir ávidas los días de noche.
Desde aquello han pasado tres años, y hoy Soledad Vélez reaparece con unas cuantas experiencias más convertidas en canciones, que se dan cita en un nuevo disco, «Dance and hunt». Su primera referencia con el sello Subterfuge y sus primeros pasos hacia un rumbo más eléctrico y experimental que, afortunadamente y como era de esperar, no se desprende del calado dark. Debe ser que cuando la tenebrosidad coge sitio cuesta desterrarla y, aunque por el camino tampoco ha perdido del todo su inclinación por el american sound, este habita ahora en segundo plano para dejar paso al hipnotismo de una paleta pop electrónica detallista y cargada de matices técnicos y analógicos. Si no, atentos a ‘Nightmare’.
Aquellos que quieran recrearse en la Soledad de otros tiempos, encontrarán su lugar en este álbum con ‘The Cave’; un tema que rememora las ciénagas de su folk pantanoso, aunque ahora enmarcado en la infinidad de unas atmósferas secuenciales, las mismas que envuelven todo el trabajo. Sus sonidos se han convertido en latidos minimalistas (‘Asteroid’), en distorsiones melódicas y vocales, en un desgarro lírico que acompañado de ecos y de reverbs sabe instintivo y conmovedor, como denota la homónima ‘Dance and hunt’. Las cuerdas de su guitarra continúan acaparando el protagonismo en buena parte de los pasajes. Y mientras en ‘Dune’ se tornan intimistas y cercanas, en ‘You have no choice with me’ se elevan a un clímax sonoro que escapa del lenguaje musical plano. Es esta apuesta por el carácter progresivo, otro de los grandes aciertos del disco.
Que el engranaje dramático de la actual Soledad Vélez es firme quedó claro desde el lanzamiento de ‘Jeanette’, la canción que se dispuso como adelanto del álbum, y con la que ya nos introducía en su nuevo y envolvente cuento de suspensión en el vacío e intrigas instrumentales. Y a pesar de que ‘Knife’, para la que ha contado con la colaboración de Joe Crepúsculo a los teclados, presume de un tono más alegre y optimista, en esencia guarda la misma faz atormentada de ‘Thunderstorm’, quizás la más inquietante del disco, a la vez que exquisita y desesperada.
Este «Dance and hunt» es por tanto la confirmación de la compositora –si es que no lo estaba ya–, como una de las referencias actuales del neo folk en femenino. Un giro del género en el que ha contribuido para reinventarlo y hacerlo oriundo de una nueva dimensión de la que solo ella, por el momento, custodia la llave. Las claves, no obstante, las pone a nuestra disposición: determinación, comunión con los principios naturales más primarios y la entereza suficiente para afrontar una noche de tormenta eléctrica, bajo la cual los cánones hasta ahora sólidos han perdido la supremacía en pro del instinto.
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Anterior crítica de disco: “Dystopia”, de Megadeth.