FONDO DE CATÁLOGO
«“Bring a little lovin’” llegará a convertirse en el último fogonazo mundial de Los Bravos»
César Campoy nos acompaña hasta 1968 para recuperar Dame un poco de amor, el disco que Los Bravos grabaron como acompañamiento al filme del mismo título, que contenía uno de sus hits más imperecederos, “Bring a little lovin’”.
Los Bravos
Dame un poco de amor
COLUMBIA, 1968
Texto: CÉSAR CAMPOY.
En apenas dos años de existencia, Los Bravos ya habían ganado varias batallas a sus más fieros competidores: Los Brincos. La primera de ellas tenía que ver con la proyección internacional lograda con “Black is black”: presencia en emisoras de radio y cadenas de televisión de media Europa, actuaciones en el Olympia parisino y San Remo… Incluso llegó a producirse el tan ansiado desembarco en los Estados Unidos, hazaña que devino tremenda frustración tras la espantada de un Kennedy indomable y caprichoso. Junto a otro sonado fiasco, producido tras una desastrosa actuación en Estambul, aquel episodio en tierras norteamericanas propició que desde Decca comenzaran a desconfiar de las posibilidades de éxito del proyecto.
No obstante, Alain Milhaud siguió haciendo todo lo posible por mantener a flote aquella frenética e impredecible montaña rusa, pese a que su relación con Manolo no era la ideal, y las rencillas entre Mike y Pablo iban en aumento. En tierras españolas, eso sí, la reputación del quinteto seguía intacta, y Los Bravos ya habían dado el salto a la gran pantalla al protagonizar Los chicos con las chicas (Javier Aguirre, 1967), cuyo estreno había coincidido con la publicación del segundo larga duración de la banda. Se trataba del primer filme de los tres acordados con la productora Estudios Moro. El segundo de ellos estaba a punto de ser una realidad y, por consiguiente, urgía armar un nuevo elepé que se convirtiera en el acompañamiento perfecto.
Teniendo en cuenta tanto la nula productividad compositiva de los integrantes de la banda como su inexistente capacidad para tomar decisiones sobre Los Bravos, de nuevo es Milhaud el encargado de rebuscar entre las piezas servidas desde diversas editoriales. A esas alturas, Alain prácticamente había conseguido cortar los lazos con un Ivor Raymonde que, pese a encargarse de arreglar y dirigir musicalmente casi toda la primera cosecha del conjunto, no había cesado de chocar con el productor suizo tras la fallida elección, por parte del primero, de “I don’t care” (composición del propio Ivor), como sencillo que debía continuar la senda exitosa de “Black is black”. Para sustituirle, Milhaud ya había contratado a Jean Bouchéty. Eso explica que la mayoría de canciones que integran este tercer elepé de Los Bravos lleven su firma. De hecho, las arregladas por Raymonde son las recuperadas de sesiones anteriores. Estas no son otras que la antigua “I don’t care”; una dramática “I’ll see you through”, repleta de orientales toques psicodélicos y una línea de bajo que recuerda a la de “Black is black”, obra de Albert Hammond; la simpática “Donde estés” (“This way, that way” en su edición anglosajona), y una movida “She’s my girl” de interesante batería, adornada por unos vistosos vientos souleros.
El resto de números que integran Dame un poco de amor están encabezados por la joya de la corona, una “Bring a little lovin’” que Milhaud había pescado en el MIDEM. El productor andaba a la búsqueda de un nuevo hit que pudiera relanzar al quinteto en la esfera anglosajona, y la eléctrica pieza ideada por Harry Vanda y George Young parecía ideal. De convertirla en tan soberbio trallazo se encargaría un inspiradísimo Bouchéty, que consigue armar un bombazo certero a partir, nuevamente, de una línea de bajo histórica, una batería sideral y unos arreglos de viento inspiradores capaces de hacer levitar a un Mike rockero y soulero.
De Vanda y Young también adquirirá Alain “You got until the morning”, de cobertura muy parecida a la de su hermana mayor. Completaban el listado temas tan destacables como un emotivo “Play with fire and you’ll get burned”, o la bellísima “Deeper roots”, ideada por Steve Wadey, uno de los tres autores (junto a Hayes y Grainger) de “Black is black”, así como un emotivo “Make it last”, la romanticona “If I were a river” y las amables creaciones de Manolo Díaz, “Yakipo” y “Dime dónde estoy”. Curiosamente, en la cinta dirigida por José María Forqué aquel 1968 no figuran todas las canciones dispuestas en el vinilo, de la misma forma que sí aparecen otros títulos como el imprescindible “Like nobody else”, elegida por Milhaud del catálogo de creaciones de los hermanos Gibb.
En cuanto a la elaboración del disco, y teniendo en cuenta que el propio productor ya pensaba en dirigir los destinos en solitario de Mike, la participación del resto de integrantes resulta, prácticamente, residual. De hecho, aquel divorcio anunciado lleva camino de concretarse (lo hará a finales de año) cuando Manolo se quita la vida, en mayo de aquel 1968, después de que su mujer falleciera en un accidente de tráfico cuando ambos venían de celebrar la boda de Miguel. Tanto el estreno de la cinta como la publicación de aquel vinilo se desarrollan en un ambiente que rezuma malas vibraciones. No obstante, la repercusión de ambos en tierras españolas acabará siendo, al menos, digna, y “Bring a little lovin’” llegará a convertirse en el último fogonazo mundial de Los Bravos.
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