“Cuento de hadas en Madrid”, de Iván Ferreiro con Guadi Galego

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EL MIÉRCOLES, CANCIÓN

«Ideas que solo se le ocurren al expirata, músico inquieto, magnífico anfitrión y el mayor liante del reino gallego»

 

La última locura del irreverente Iván Ferreiro, acompañado por Guadi Galego y amigos como Mikel Erentxun, Rozalén o Leiva, se convierte en nuestra favorita en El miércoles, canción. Por Arancha Moreno.

 

Texto: ARANCHA MORENO.

 

¿Hay algo más antimusical que la Navidad? Con los villancicos pasa como con los polvorones: con uno al año ya vamos bien. Alrededor de este género discurre una corriente de amor-odio difícil de explicar, porque en el momento más insospechado, de pronto nos llega un rockero con un disco de villancicos bajo el brazo y nos reconcilia con el fun-fun-fun. El último ha sido Mikel Erentxun, que acaba de sacar un álbum delicioso titulado, precisamente, Navidad. Y el penúltimo, su colega Iván Ferreiro, que lleva como treinta años obsesionado con una canción de The Pogues y, al final, se ha atrevido a adaptarla al castellano junto a su hermano Amaro y Ferrán Pontón.

El atrevimiento lo fueron anticipando una serie de intrigantes vídeos de sus compañeros de fechoría. «¿Cómo? ¿Iván Ferreiro, un villancico? Si es El Grinch», espetaba Vega con la cara desencajada. «¿Qué se cree, Mariah Carey o Michael Bublé? ¿Qué le pasa a Iván? Son muchos años de amistad y cada día le conozco menos. Este chico tiene una pedrada gigante», reflexionaba, con la mirada perdida, Leiva. Hasta en las oficinas de Warner nos advirtieron que Iván la había liado a lo grande. Entre unos y otros, hicieron lo que los modernos llaman un hype tan tremendo que, cuando llegó la canción, todos la estábamos esperando. El atrevimiento se titula “Cuento de hadas en Madrid” y es su particular versión, cantada a dos voces con Guadi Galego, del “Fairytale of New York” que los Pogues grabaron en su disco If I should fall from Grace with God en 1987.

Un antivillancico, como bien indica Guadi Galego, que cuenta la triste historia de dos vagabundos que probablemente estaban viviendo su última Nochebuena, soñando con una vida mejor que se esfumaba de nuevo antes del último compás. Una fiesta celta que conecta muy bien con las raíces de los dos, que ya habían cantado juntos, en gallego, un tema de Guadi titulado “Cedeira”, y que ahora se han adueñado de una canción que muchos jamás soñamos escuchar en castellano.

El cuento de hadas de Ferreiro y Guadi transcurre en el iluminadísimo Madrid (no tanto como Vigo: aquí solo hay un millón de leds), el Madrid del Café Pavón y la Gran Vía, en las calles donde habitan sus dos personajes noche y día, dibujando sus ilusiones en un cielo estrellado justo antes de que vuelvan a caérseles encima, reprochándose el uno al otro lo que pudieron haber sido y no fueron. Una historia tan triste como festivo es su acompañamiento, un fiestón instrumental —cual vagón de tercera en el Titanic— al que no ha faltado absolutamente nadie.

Ahí está Pablo López tocando el piano, arrancando el antivillancico antes de que le acompañen Leiva en la batería, Rozalén con la bandurria, Mikel Erentxun y Amaro Ferreiro a la guitarra, Xosé Manuel Budiño con la flauta, Edurne Arizu con el acordeón, Ferrán Pontón a la mandolina y Ricky Falkner al bajo. Por si fuera poco, a las voces de los dos gallegos se suman cuatro coristas de excepción: Vega, Santi Balmes, Julián Saldarriaga y Angie Sánchez. Un cartel tan ecléctico como inimaginable, con José María Rosillo a los mandos y Santos Berrocal en la mezcla. ¿Cuándo se vio tanto talento por metro cuadrado, de procedencias geográficas, estilísticas y discográficas tan dispares, ejerciendo de banda instrumental? Capaz hubiera sido de convocar a Thom Yorke para tocar el triángulo. Ideas que solo se le ocurren al expirata, músico inquieto, magnífico anfitrión y el mayor liante del reino gallego.

Esta versión tan triste y tierna, sensible y brusca, que transforma el dolor en un recuerdo entrañable, es, según Ferreiro, un pequeño homenaje a Shane MacGowan, cantante de los Pogues, cuando se cumple un año de su fallecimiento. Triste casualidad que el tipo muriese en el tiempo de descuento hacia la Navidad, esa Navidad que antes duraba dos semanas y ahora más de seis. También dice que ese toque irlandés tiene mucho que ver con sus raíces y con la música que ha escuchado desde pequeño, y por supuesto que nos lo creemos. Lo que nos gustaría saber es cuándo y cómo imaginó ese hermoso delirio al que quiso apuntarse todo el mundo, volcando su amistad y sus sonrisas cómplices que se cuelan al principio y al final del audio y el vídeo.

«Fue muy emocionante ver a todos impregnándose de la canción y disfrutando de tocar juntos en directo. Fue precioso ver como cada uno se iba adueñando de su lugar en el tema y lo interpretaba con tanta generosidad. Todos artistas de primer nivel. Ese fue su regalo. Yo, que en general odio la Navidad, creo que ese regalo fue el verdadero espíritu de la Navidad», declara Iván, que siempre nos hace el regalo más inesperado. Ojalá siga siendo así.

Pero esta fiesta navideña no es la única canción que nos ha encandilado esta semana. También lo han hecho otras canciones de corte intimista, como “La soledad”, de Valeria Castro, o “Noviembre”, de Yarea con Dani Fernández. Ahí están también “Una estrella” de La Bien Querida, el enérgico “Me vuelves puto loco” de Dani Martín y el último giro gatuno de Zahara, “Tus michis”, entre otras novedades de la semana que hemos reunido en nuestra lista de canciones.

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