Cuando la tormenta pase, de Manuel Loureiro

Autor:

LIBROS

«Cada página descubre, sugiere y crea suspense»

 

Manuel Loureiro
Cuando la tormenta pase
PLANETA, 2024

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Lo que tiene usted asegurado es la diversión. Paquetes descubiertos por casualidad, islas de difícil acceso, sicarios, extraños submarinos que emergen de la nada, lejanos faros llenos de pasadizos, prisiones de las que escapar, puertas secretas, cuevas misteriosas… Encontrará todo esto y más en la novela que les presentamos, que no, no es un nuevo volumen de Los Cinco, sino el texto que más se le parece en la novela española actual, Cuando la tormenta pase, de Manuel Loureiro, flamante premio Fernando Lara de este mismo año. Ahh, y las analogías con Los Cinco son un elogio. Nunca podré recuperar la atmósfera que se creaba en mi habitación, cuando a los doce años estábamos solos mi ejemplar de, por ejemplo, Los cinco y el tesoro de la isla, o cualquier otro de la serie de Enid Blyton.

Quizá gracias a mi lectura de esos volúmenes me invadiese el interés por las pequeñas islas habitadas. Aquí, en la costa española, Tabarca, Arousa —aunque está tiene conexión por puente con la península— u Ons despiertan en mí imaginación y deseo. Muero por pasar una temporada en ellas. Y precisamente en esta última he conseguido hacerlo, y fácil. Todo estribaba en meterme en la novela, que discurre en esa isla de la Ría de Pontevedra, actualmente habitada por unos ochenta vecinos. Allí es donde se instala Roberto Lobeira, un escritor que ha perdido fuelle tras su exitosa primera novela y que, de acuerdo con su agente, alquila una casa para ver si en la soledad fructifica de nuevo la palabra.

Ya el viaje, en medio de una tempestad, resulta dificultoso, pero una vez en tierra lo es más, ya que asiste al enfrentamiento entre los Freire y los Docampo, que van a sostener su rivalidad casi hasta el final, atenuada un tanto por un remedo de Romeo y Julieta. Entretanto, Roberto conoce a los pocos habitantes que escapan de la telaraña de las dos familias, mariscadores furtivos o hechiceras.

Todo cambia cuando Roberto ve un paquete flotando en una cala y se le ocurre cogerlo. A partir de ese momento se van a encontrar ustedes con un no parar. Antiguos mitos, persecuciones, asesinatos que parecen rituales, tormentas que dejan a la isla incomunicada, mazmorras… Acabarán sin aliento.

La novela, tras el regreso de Roberto a tierra firme, tiene una inesperada coda, inteligente, pícara, que cierra perfectamente toda la trama. Hasta ahí era simplemente una novela de aventuras que traslada a territorios adultos un esquema que ha encandilado a los adolescentes durante todo el siglo XX. Nada más fácil que traspasarla a otro ámbito para ver qué ocurre, y lo que pasa es que la adicción es la misma y que cada página descubre, sugiere y crea suspense. Lo que toda la vida hemos buscado: no poder dejar una novela hasta que la acabas.

Anterior crítica de libros: 100 lugares que ver después de morir, de Ken Jennings.

Artículos relacionados