«No se trata solo de originalidad, sino de que los artistas demuestren que quieren sorprender, que quieren hacer algo especial»
Aunque cada vez se estila menos, todavía hay valientes que quieren sorprender con sus directos, como antaño hicieron otros músicos. Artistas tan diversos como Jack White, Zahara o El Drogas están en ello.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Tengo la teoría de que si impresionas a la gente puedes tocar lo que quieras sobre el escenario. No hay más que pensar sobre la cantidad de bandas y artistas que dejan alucinado al público en mitad de un festival en el que nadie les conoce o desde la siempre incómoda postura de telonero. Hace unas cuantas semanas hablé de Suede y hoy vuelvo a hacerlo. Sin ánimo de parecer un pesado, tiene sentido. En 1999 tocaron tres días seguidos en el festival de Roskilde y en lugar de hacer el mismo repertorio en las tres fechas, decidieron cambiarlo radicalmente de un día a otro. Tenían cuatro discos sensacionales a sus espaldas y una cantidad abrumadora de caras B magníficas, además de que la actitud de su público siempre ha sido de entrega incondicional e incluso brutal, por lo que por esa parte lo tenía fácil. Pero hablamos de un festival, lo que implica que gran parte del público no va a ser el tuyo, sobre todo si eres una banda de salas grandes pero no de arenas o estadios. Además, el reto era tocar en tres escenarios diferentes en horarios muy distintos durante los tres días. Supongo que estratégicamente les parecería una buena idea para llegar a más público, extasiar a sus fans y pasárselo bien.
¿Por qué no hay más grupos haciendo estas cosas hoy día? ¿No se ha vuelto todo muy complaciente? Recuerdo cuando a Def Leppard les dio por hacerse un tour acústico por todo el mundo en tiempo record. El caso es que en Roskilde Suede desplegaron repertorios muy especiales. El primero fue el típico «greatest hits», pero los dos siguientes podrían haber sido los de un grupo nuevo con ganas de comerse el mundo. Unas cuantas caras B, canciones poco saturadas de sus discos, aquella con la que acababa aquel álbum, esa balada de la que nadie se acuerda, lo dicho, como si se tratara de una banda nueva incluso para sus seguidores. Y la cosa funcionó porque le pusieron muchas ganas, porque tocaron esas canciones con convicción, expulsando una energía feroz.
Uno no deja de pensar que tale sucesos ya no ocurren. Por eso hay que celebrar el que Jack White llegara a girar con dos bandas distintas sin que el público supiera cuál iba a subir al escenario cada noche, por eso hay que brindar porque Zahara diseñe una gira en tres formatos distintos o lo mismo esté haciendo El Drogas… No se trata solo de originalidad, sino de que los artistas demuestren que quieren sorprender, que quieren hacer algo especial. Mira que quedaban bonitos los interludios acústicos en mitad de los shows.