“Hay que dar gracias a Bubblegum Screw por demostrar que el punk puede seguir siendo glamuroso más allá de cualquier límite”
Quien escucha discos nuevos a diario conoce mejor que nadie la importancia de sorprenderse y emocionarse con un álbum del que tenías una idea preconcebida. Algo así ha debido experimentar Juanjo Ordás con el último trabajo de la banda londinense.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Es emocionante que aún haya discos que sorprendan cuando crees saber por dónde van los tiros. Echas un vistazo a la portada de “Filthy! Rich! Lolitas!” y crees saber de qué va la película. Echas un ojo a la imagen de Bubblegum Screw y estás seguro de qué va la película. Pero resulta que haces sonar el cedé y empiezan a llegar las gratas sorpresas. Porque sí, estos ingleses aman el punk y el glam, pero comenzar con el instrumental ‘Death by police’ ya indica intenciones de mostrar no solo actitud sino aptitud. Y resulta que Bubblegum Screw van sobrados de ambas cosas.
No tarda en llegar, pero al segundo tema, ‘Second class citizen’, uno no puede más que alabar que unos tipos tan callejeros hayan dedicado tiempo a sonar prietos como carne y nervio. Por su parte, el vocalista Mark Thorn es un Rod Stewart punk con los cojones de Iggy Pop que desarma cuando alcanza profundidad en ‘Lolita’.
Al final, uno acaba acelerado, gratamente sorprendido y deseoso de hacer volver a sonar una obra que habría encantado a Johnny Thunders. Todo desde la más absoluta independencia. Así es: hay que dar gracias a Bubblegum Screw por demostrar que el punk puede seguir siendo glamuroso más allá de cualquier límite. Potencia y decadencia, estilo y savoire faire.
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Anterior entrega de Corriente alterna: Julieta Venegas, con carácter.
