“Ha llamado a los Art of Anarchy un fraude, se ha desligado de ellos blandiendo incoherencias y se puede decir que reniega de su trabajo junto a ellos”
Esta semana, la incombustible mirada de Juanjo Ordás se detiene en la banda Art of Anarchy y en su álbum homónimo, rodeado de polémica por la marcha (y las declaraciones) de Scott Weiland en pro de su propia carrera en solitario.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Yo a Scott Weiland le tengo un cariño enorme. Lo mismo es porque nunca le he conocido (¡ni ganas!), pero atendiendo desde la distancia me parece un tipo con mucho talento, divertido y curioso epítome del macho rockero en busca de redención Dios sabe dónde. Parece conflictivo, problemático y complicado, pero uno es uno y sus circunstancias y se quiera o no, Weiland es quien conoce las suyas y los demás no dejamos de ser simples espectadores que ni siquiera tenemos butaca en la primera fila. Lo que sí llama la atención es que, con esa fama, los Art of Anarchy decidieran reclutarlo como vocalista de su primer disco. El grupo, formado por habituales de la escena hard rock, estaría contento de contar con un cantante de primera división, pero el lanzamiento de su debut casi coincide con el de “Blaster”, el notable nuevo trabajo solista de Weiland y el vocalista decide desmarcarse de Art of Anarchy para dar prioridad a su trayectoria en solitario. Sin embargo, decide hacerlo de la peor de las maneras, perfilándose él solo como el villano de una sorprendente película. Ha llamado a los Art of Anarchy un fraude, se ha desligado de ellos blandiendo incoherencias y se puede decir que reniega de su trabajo junto a ellos. Una lástima, porque el trabajo finalmente bautizado como la propia banda es de lo mejor de este año si te gusta el rock duro en clave alternativa, claro. Y lo más gracioso es que en el disco Scott Weiland ha hecho el trabajo de su vida. Nunca ha cantado tan bien, nunca ha compuesto melodías tan buenas, ni siquiera en Stone Temple Pilots. Este es el mejor Weiland, pero él mismo ha decidido no tener nada que ver con él mismo. Lo dicho, un hombre curioso.
Si eres un seguidor de la roots music o un devoto del jazz, “Art of anarchy” no es para ti. Pero si sabes qué es el metal, el grunge y la falta de complejos, seguramente te encuentres con uno de esos discos que tanto brillaban en los noventa solo que reactualizado. Las reuniones de músicos suelen ser más bien un pasatiempo, en este caso hay un guitarrista de Axl Rose por aquí, un bajista de Disturbed por allá, pero suenan a banda, suenan a verdad, suenan creíbles.
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