«Su genialidad siempre estaba ahí. Su forma de tocar poseía una cualidad cinematográfica sin dejar de sonar a rock and roll»
Juanjo Ordás recuerda al guitarrista Dick Wagner, fallecido hace unas semanas, y que estuvo con Lou Reed, Alice Cooper o, en las sombras, detrás de Aerosmith.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Los habrá a los que el nombre de Dick Wagner no les diga nada, pero lo que es seguro es que muchos de ellos le han escuchado. Los que vivan el rock desde una óptica más, vamos a decir, cultural han disfrutado de sus guitarras en dos discos fundamentales de Lou Reed y de la historia del rock and roll como son “Berlin” y “Rock and roll animal”, los seguidores del rock duro han escuchado su arte en discos fundamentales de Alice Cooper (tanto cuando era una banda como en solitario), Kiss y Aerosmith. Afortunados aquellos que lo hicieron en ambos casos. Ahora empieza el baile de nombres, una danza que hará que aquel que no haya seguido a las bandas citadas pueda perderse. Bueno, tampoco pasa nada. El caso es que Dick murió hace unas pocas semanas y con él se fue parte del rock setentero. Quedan los discos, claro.
Siempre se dijo que en la pirotécnica versión que Aerosmith grabaron de ‘Train kept a rollin’’ no tocaban ni Joe Perry ni Brad Withford. Eso no era nada «cool», porque Perry y Withford tocaban de maravilla, Aerosmith era su banda y que cualquier otro metiera la mano ahí era poco menos que un sacrilegio. Pero lo que era obvio es que esos solos de guitarra eran antológicos, chispas de fuego, calambrazos que daba gusto escuchar. Uno se entera que, efectivamente, los dos guitarristas de Aerosmith no se encargaron de tan incendiaria tarea, sino que fueron Steve Hunter y Dick Wagner. Pero no había manera de tomárselo mal, porque su trabajo era excepcional y además, Perry y Withford lo tocaban en directo demostrando que podían hacerlo sin problemas, así que su honor estaba salvaguardado.
Por otro lado, Wagner ya había tocado en “Berlin” y “Rock and roll animal” de Lou y en “School’s out” de Alice, era un guitarrista de pedigrí y salvoconducto para que un fan de Aerosmith no se tomara a mal su participación. Escuchándole, a uno se le caía la baba, especialmente en “Rock and roll animal”, en el que forma dúo con Hunter, sin duda una pareja a la altura de los mejores equipos guitarreros al que perjudicó el no haber formado parte de una banda de forma continua, relegándose al trabajo de sesión o alquiler ambos, aunque junto a Alice Cooper consiguieron tener cierta continuidad, siendo especialmente digno de mención todo lo que va desde “Welcome to my nightmare” a “From the inside”, donde demuestra su destreza y elegancia a la hora de componer. Su genialidad siempre estaba ahí. Su forma de tocar poseía una cualidad cinematográfica sin dejar de sonar a rock and roll y esa era su gran virtud, hacía que aquel artista para el que tocara se elevara del medio musical para llegar a una dimensión distinta. No es poco. Es mucho.
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