«Nunca ha querido enrocarse y siempre ha apuntado a una audiencia amplia. Hynde siempre ha sido una artista asimilable, Pretenders ha sido un grupo asimilable»
“Stockholm”, el primer disco de Chrissie Hynde sin los Pretenders recupera el brío que el grupo perdió hace años (décadas), como si su líder se hubiera liberado psicológicamente.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
No tenía ningunas ganas de escribir sobre Chrissie Hynde ni sobre su disco en solitario. Hace tiempo que los Pretenders son una banda que no excita, una máquina que no tira. Sus grandes canciones están ahí, de hecho suelo escuchar de vez en cuando su excelente caja recopilatoria “Pirate radio”, pero los pasos más recientes del grupo no han sido especialmente reseñables. Eran eso, un nombre de otra época que no conseguía perpetuar su obra con brillantez aunque en directo mantuvieran el tipo. Y Hynde siempre ha sido sinónimo de su banda, así que la mujer se encontraba también en un plano astral lejano para mí. Por ello, ni me apetecía oír “Stockholm”. Sí, es su primer álbum solista, pero su nombre está tan asociado a Pretenders que la idea me sonaba a que Paul se tomara unas vacaciones de McCartney. Pero los mecanismos de la mente humana son complicados –al menos los de la gente inteligente– y parece que el grabar por primera vez bajo su nombre la ha liberado psicológicamente y Chrissie ha registrado un disco bastante bueno. No es perfecto, pero sobrepasa el aprobado sin problemas y en algunas ocasiones roza el notable, siendo su mejor trabajo desde “Get close”, es decir, su mejor álbum desde hace veintiocho años.
No hay mucho secreto, simplemente talento, el suyo y el del productor Björn Yttling, firmando junto a ella un “Stockholm” que parte del concepto de pop aseado con un sonido cuya base se cuece al son de esas baterías con feeling dance y ejecución semitosca más bajos gruesos que le está suponiendo al rock and roll una nueva muda a nivel popular. No deja de ser una estrategia populista, pero es la que encaja con una mujer que nunca ha querido enrocarse y que siempre ha apuntado a una audiencia amplia. Hynde siempre ha sido una artista asimilable, Pretenders ha sido un grupo asimilable, pero siempre bajo sus propias reglas y eso es lo que ocurren en “Stockholm”, que suena a rock popero pero que únicamente parece obedecer al pulso de su creadora. Y da gusto escucharlo, quizá hay un par de temas que podían haberse quedado en el mundo de las caras B, pero el resto es una masa formada por sentimientos que chocan entre la luminosidad y la melancolía. Qué medido parece a veces y qué sincero en todo momento.
La verdad, es que imaginarse una gira de presentación con buena parte del álbum más un puñado de hits de Pretenders es una idea suculenta, Chrissie Hynde es uno de los nombres del año y ahora está en el momento de reivindicarse a sí misma. Vuelve a apetecer escuchar su voz.
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Anterior entrega de Corriente alterna: El set list, esencial en los directos.