«La imagen de España es la que es: Mr. Marshall ha tirado las monedas y España se ha lanzado a por la limosna»
A Juanjo Ordás no le ha gustado que Bon Jovi anuncie su único concierto español con entradas a precio de país sumido en la miseria. El amigo americano se hace el bondadoso.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
El otro día se anunciaba el concierto que Bon Jovi darán en el madrileño estadio Vicente Calderón el próximo mes de Junio, un espectáculo de precio especialmente reducido debido a la crisis que asola España. A la semana se ponían a la venta las entradas y estas volaban. Un éxito. Una miseria también.
No vamos a dudar de la buena voluntad de Jon Bon Jovi, tampoco de la fama que nuestro país arrastra internacionalmente desde hace años. Para el mundo exterior, España se encuentra al borde del cataclismo, mucho más que Irlanda, Italia o Portugal (cuidado Francia, que la siguiente eres tú en este festín comandado por Alemania y USA), aunque la realidad no sea tan cruda. La (¿artificial?) crisis económica ha devastado este país, el paro asusta, la corrupción da asco por definición y por su impunidad, pero en absoluto precisamos precios caritativos.
No, esto no es lo que era, que nadie se equivoque, pero bandas enormes siguen haciendo parada por estos lares y a precios europeos. Pero lo cutre y español puede más que el orgullo. Como he comentado, las entradas caritativas para ver a Bon Jovi volaban, asegurándose el gurpo un «sold out» que en pocos meses será un hecho. Porque sí, porque el precio es barato y así se acude al concierto y se dan de la mano dos de las grandes virtudes de este país, el “vamos al evento para decir que hemos estado” y el “si son gratis deme dos, o mejor cuatro”.
Al margen de su actuación en el Rock in Rio 2010, las últimas visitas de Jon Bon Jovi y su banda en los años 2008 y 2011 distaron mucho de ser fracasos, con la crisis en un momento tan crítico como el de ahora, o incluso más. Sin embargo, la imagen de España es la que es: Mr. Marshall ha tirado las monedas y España se ha lanzado a por la limosna. Lo que Sarajevo rechazó a U2 en 1997, nosotros se lo hemos aceptado a Bon Jovi en 2013. En una locura surrealista, estaría bien que el concierto finalizara con un bis de lujo, con banda y público cantando aquella vieja canción popular que decía: “Miseria, miseria, qué puta es la miseria, la madre que la parió…”. Eso sí sería memorable.
–
Anterior entrega de Corriente alterna: Cuando los perdedores ganan la partida.