«Si de verdad se ama algo, se le ama en horas altas y bajas, se soportan los reveses y se celebran los buenos tiempos»
Ante la reacción de algunos aficionados a la derrota de la selección española en el Mundial de Fútbol, Juanjo Ordás observa paralelismos con la música, donde se olvida a aquellos que tanto hicieron por nosotros.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
No soy futbolero, sé muy poco sobre tal deporte, los partidos me aburren muchísimo pero la parte técnica sí que me interesa, y los comentarios de gente entendida cercana a mí me ayudan a comprenderlo mejor. Como todo el mundo sabe, el otro día España era eliminada muy pronto en el mundial de Brasil. No voy a hacer crónica porque cualquier cosa que yo escribiera sería ridícula, para eso están los profesionales, pero hubo algo que me sorprendió: la reacción de algunos periodistas respecto a la del público. Mientras que los primeros insistían en que era una lástima que España volviera a casa tan rápidamente, la crueldad de algunos aficionados era exagerada. Y me recordó mucho a lo que ocurre con la música en nuestro país, donde unos cuantos escribas musicales tratan de recordar las gloria pasadas de artistas que quizá no se encuentran en su mejor momento mientras que el público hace oídos sordos.
La selección española fracasa y millones de forofos comienzan a atacar al entrenador, al portero, al delantero, al defensa, curiosamente las mismas personas que a tantos hicieron enorgullecer en el anterior mundial proclamándose campeones. Qué falta de respeto, qué vergüenza. Personas que hace bien poco te han colmado de alegría ahora no valen, lo hacen mal. Pero es que en el mundo musical sucede algo muy parecido. ¿Será que el carácter español es así? Hace mucho que no sabemos nada de Manolo Tena (hace poco publicó, casi en silencio, un viejo directo), pero a lo mejor solo por haber grabado “Sangre española” ya habría que hacerle la ola, La Frontera no están ni mucho menos acabados, pero solo por un par de álbumes como “La rosa de los vientos” o su disco en vivo habría que seguir ovacionándolos y lo mismo ocurre con muchos. ¿No debería pasar lo mismo con la selección española? ¿Es España desagradecida? Yo creo que sí, que un poquito.
Si de verdad se ama algo, se le ama en horas altas y bajas, se soportan los reveses y se celebran los buenos tiempos. Además, la música tiene una ventaja que no tiene el deporte, y es que gracias a medios tecnológicos puedes revisitar las emociones todas las veces que quieras e incluso encontrar cosas nuevas. Hagamos la ola y un abrazo a la selección de parte de un tipo que no es futobolero.
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