Corazón roto y brillante, de Chucho

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DISCOS

«El álbum funciona como una metáfora del camino de un grupo, capaz de parir obras notables como esta»

 

Chucho
Corazón roto y brillante
INTROMÚSICA, 2020

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

La espera ha merecido la pena. Tendríamos que haberlo tenido en nuestras manos el pasado 27 de marzo, pero, ya saben, han ocurrido algunas cosas, por aquí en el planeta, que lo han trastocado todo. De manera que, entre la fecha inicialmente prevista y el 19 de junio, que es cuando ha visto la luz este disco, la banda de Fernando Alfaro —acompañado de nuevo por Juan Carlos Rodríguez y Javier Fernández— nos fue ofreciendo muestras de lo que estaba por venir. Lo hizo con cuatro entregas, cuatro canciones que, cada una a su manera, ya dejaban claro que Corazón roto y brillante no iba a ser poca cosa.

La canción titular del nuevo disco de Chucho —que fue el primer adelanto— lo tiene todo para ser considerada como un nuevo clásico del grupo. Late firme el pulso de un tema extraordinario, ideal para abrir el nuevo festín de Chucho. Un trabajo que, cuatro años después de Los años luz, funciona como la narración de una ruptura sentimental. Ese es su hilo, digamos conceptual, pero las canciones se expresan y funcionan por sí solas.

Fernando, nada aficionado a presentarnos las cosas de forma unívoca, acomete la ruptura desde el dolor inevitable, por supuesto, pero sin quitarle el ojo de encima a la esperanza. Lo hace como acostumbra, sin rodeos, mostrándose, captando y transmitiendo todos los sentimientos que se agolpan en trances como el que aborda.

De eso, de sentimientos, sabe mucho el alma de Chucho. También de presentarnos algunos de ellos aparentemente contradictorios y dibujar paisajes en los que lo doloroso de lo sufrido convive con la luminosidad de la certeza de un futuro mejor. También es hábil Alfaro a la hora de jugar con distintos sonidos: en “Hoamm”, por ejemplo, le da al psychobilly que da gusto, mientras que lo más soleado del lote lo aporta “La carretera de la costa”.

Entre la docena de títulos que compone el elepé, hay espacio para todo lo que ha hecho grande al grupo y a Fernando Alfaro en cualquiera de sus vidas artísticas. “Otra ciudad” es un torrente rítmico imparable y “Yoga love”, otro de los singles de anticipo es otro número que apunta a convertirse en clásico en el cancionero del albaceteño.

El disco y ese carácter conceptual al que nos referimos viene refrendado por la publicación de una obra que el propio Alfaro ha escrito; un relato de ficción que cuenta la historia de “Pere y María”, la pareja rota que protagoniza todas las canciones del disco. La web Muzikalia lo fue publicando por entregas y ahora ha visto la luz también en papel.

Escuchar y leer a Chucho es siempre recomendable, y hacerlo a la vez ayuda a comprender mejor lo que ha querido plasmar en su nueva obra. Es un artista que juega en otra liga. Por nivel, por supuesto, pero también por tiempos, por expectativas, porque es uno de esos creadores que no tiene que utilizar un discurso para demostrar nada. Él lo hace sin abrir la boca. Escribiendo, cantando, creando.

Al final, Corazón roto y brillante es una muestra más de una trayectoria sin altibajos y, justo eso, es lo que destaca en el disco: un comienzo espectacular, difícil de mantener que, sin embargo, no se resiente con el paso del minutaje. En ese sentido, el álbum funciona como una metáfora del camino de un grupo, capaz de parir obras notables como esta, cuando han pasado dos décadas desde la publicación de trabajos tan grandes como Los diarios de petróleo o Tejido de felicidad.

Anterior crítica de discos: The nicght chancers, de Baxter Dury.

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