«Los movimientos de Coque son elegantes y precisos, como parte de una coreografía premeditada al detalle»
Un año y medio después de grabar su último disco en directo, Irrepetible, Coque Malla puso el broche de oro a la que considera la mejor gira de su vida. A su último concierto en Madrid acudió Marta Sanz.
Coque Malla
7 de diciembre de 2018
La Riviera, Madrid
Texto y fotos: MARTA SANZ.
No hay mejor final que el elegido, y el de la gira Irrepetible se escribió en dos noches heladas de Madrid, con la voz y la palabra que su protagonista, Coque Malla, ha elegido para cerrar, valiente, esta etapa que podría haberle dado innumerables ovaciones más. La primera la vivió en la primavera de 2017, cuando grabó uno de esos discos en directo que se aprenden de memoria, en los que se recitan las presentaciones, y se identifica cada acorde. Tras esa velada arrancó una gira, que asegura ha sido, sin duda, la mejor de toda su vida. En ella ha viajado con formatos y repertorios diferentes, y por eso el fin de fiesta se antojaba impredecible.
Es su segunda noche llenando La Riviera, y aunque tras el concierto revela que festejó la primera hasta horas inconfesables, no se nota sobre las tablas. Al filo de las nueve y media la luz de la sala se hace inmensa, y suena un saxo mientras la banda va tomando su sitio en el escenario. Como una declaración, la primera canción que suena es “Este es el momento”, banda sonora de los Campeones cinematográficos de Javier Fesser. Sobre los hombros de Coque, su chaqueta de lentejuelas, brillando para la última función. No habría destellos sin esa banda que tantas noches le han acompañado. Por eso, casi antes de saludar, presenta a Toni Brunet (guitarra), David Lads (teclados), Gabriel Marijuán (batería) y Héctor Rojo (bajo). Junto a ellos, anuncia “al cuarteto de viento irrepetible”, capitaneado por su hermano Miguel.
Luego enfila “Escúchame”, y “She”s my baby”. Los movimientos de Coque son elegantes y precisos, como parte de una coreografía premeditada al detalle. Trata con máximo respeto a sus canciones, y las muestra con el mejor traje posible. Lo increíble es que lo consigue sin que pierdan un ápice de emoción, siempre intensa aunque a veces contenida.
De nuevo cañones de luz enfocan al público, y lo suman al escenario. El galope que precede a “La señal”, canción inmensa en todos los formatos, termina de encender la mecha y ahora sí da comienzo la fiesta. La noche sigue casi sin transiciones, y en este baile imprevisible se cabriolea desde el delicioso inicio acústico de “La mujer sin llave” hasta el vals de “El último hombre en la Tierra”, un surrealismo circense en el que Coque Malla no pierde pie, pero sí la chaqueta.
Con “La carta” entra en escena la palabra pura, y la vena teatral del cantante se hace latente cuando ya no entona notas, sino agradecimiento. Algo tiene la voz de Coque cuando recita con la cadencia perfecta que su obra exige, y multiplica la magia cuando explica “Berlín” y la paz que le dio, cuando agradece al público y se acerca a él tamborileando la guitarra.
El repertorio de los dos conciertos consecutivos que dio en La Riviera fue exactamente igual salvo por una canción, que demuestra que no hace criba del pasado; el viernes revivió “El sombrero”, de Sueños, y el sábado “Puede ser”, de Termonuclear. Tras ella una de las canciones más compartidas de público y banda, “Todo el mundo arde”.
Uno de los pasos arriesgados —casi contorsionista — dentro de esta composición lo da con un traje prestado, el pirata “El equilibrio es imposible”. No es sencillo emular a Iván Ferreiro, pero lo hace con infinito cariño y sentimiento; por eso la llena de vida nueva y emoción. “¡Qué canción! ¿Por qué no se me ocurrió a mí?”, sonríe al terminarla.
«Los minutos que pasa con Dani Martín no forman parte de la coreografía; concede a “Guárdalo” la anarquía, y el resultado es caótico y vibrante»
«Otros que no hacían malas canciones, más o menos por esa época, pero un poco más viejos, un poco más guarros, y un poco más madrileños…» es el rezo con el que llegan a su voz Los Ronaldos. Primero con “Quiero que estemos pegados”, y después con uno de los mayores expertos sobre el grupo, y que por segunda noche consecutiva le acompaña en el escenario. Los minutos que pasa con Dani Martín no forman parte de la coreografía; concede a “Guárdalo” la anarquía, y el resultado es caótico y vibrante. Un abrazo entre dos amigos que al disiparse las notas se hace real.
Tras esta tormenta llega cierta calma; el maestro que pide asiento no puede disimular que el cansancio es en realidad solo parte del guion, la excusa para crear el contexto necesario para canciones como “Hace tiempo”, “Cachorro de león” o la bellísima y apaciguadora “Pétalos, sonrisas y desastres”. Arde el suelo y en “Hace tiempo” se quita la banqueta de encima, canta sin micro y baila cada vez más cerca del respetable, hoy ruidoso y alborotado en la euforia que acompaña a “No puedo vivir sin ti” y precede al final. Una leve despedida, y Coque vuelve coreado y en su clásico chaleco.
Mantiene el tipo con “Hasta el final” y “Lo hago por ti”, pero sus pasos son oscilantes en la canción de despedida, “Me dejó marchar”, que cierra sin remedio esta gira irrepetible. Los aplausos llenan de abrazos el escenario, la banda homenajea por sorpresa a Coque con sombreros de lentejuelas y él fija su mirada en cada rincón de la sala alargando el adiós como quien tensa una cuerda, hasta que sale corriendo del magnífico universo que él mismo ha creado para convertirlo en radiante recuerdo.
En su despedida pide un año, en el que planea dejarse la barba muy larga e inventar. Y merece la pena esperar el siguiente paso de baile de alguien que respeta y cuida la música como él.
1. Este es el momento
2. Escúchame
3. She’s my baby
4. La señal
5. La mujer sin llave
6. El último hombre en la tierra
7. La carta
8. Berlín
9. Puede ser
10. Todo el mundo arde
11. El equilibrio es imposible
12. Quiero que estemos pegados
13. Guárdalo (con Dani Martín)
14. Cachorro de león
15. Pétalos, sonrisas y desastres
16. Una moneda
17. Hace tiempo
18. No puedo vivir sin ti
19. Despierto
20. Hasta el final
21. Lo hago por ti
22. Me dejó marchar