FONDO DE CATÁLOGO
«Este disco entronca perfectamente con el desencanto que trajo la democracia que no pudo curar todos los males del país»
Alumbrado a partir de unas peculiares colaboraciones televisivas que hizo Luis Pastor, en 1983 vio la luz Coplas del ciego, un disco de coplillas que abordaban la actualidad nacional o mundial con espíritu chirigotero. Lo recuerda Luis García Gil.
Luis Pastor
Coplas del ciego
RCA, 1983
Texto: LUIS GARCÍA GIL.
El extremeño de filiación vallecana Luis Pastor había publicado cuatro elepés cuando vio la luz su disco Coplas del ciego en 1983. Desde sus primeros álbumes, Pastor revela su inconformismo a través de una canción comprometida que se ubica en un periodo histórico febril y complejo como es el de la transición democrática española. En 1976 Francisco López Barrios publica un libro en la colección de Los juglares de Ediciones Júcar y le ubica dentro de lo que se da en llamar nueva canción en castellano junto a Pablo Guerrero, Luis Eduardo Aute o Elisa Serna.
Más allá de las etiquetas, dudosas y restrictivas, Luis Pastor va encontrando su propia voz y en los años ochenta se convierte en habitual del programa Visto y no visto de TVE que presentaba el inconfundible Alfredo Amestoy. Uno de los personajes de aquel espacio se hacía llamar «el ciego» y salía al escenario con una guitarra como si fuera un cantante invidente. Lo encarnaba Luis Pastor, que evocaba esas viejas coplas de ciego de la memoria popular, rimadas y candentes, fruto de la picaresca, que solían cantarse en la calle. De las crónicas cantadas por ese personaje nació un disco de espíritu también chirigotero, porque el Carnaval de Cádiz constituía per se un ejemplo de periodismo cantado apegado a la actualidad y tratamiento irónico o directamente burlesco.
El momento político y social de principios de los años ochenta daba para mucho, estando aún latente la Guerra Fría. Las Coplas de ciego funcionan como fogonazos de la actualidad nacional o mundial en el que caben coplillas contra la carrera armamentística (“Carrera de armamentos”), las centrales nucleares (“Ecología”), el imperialismo yanki (“El dólar”) y el exceso de consumismo sexista-navideño (“Los juguetes”).
“Enseñanza” participa de la melé del debate educativo entre los distintos tipos de enseñanza que sigue vigente después de tantos años y “El golpe” vuelve la vista al 23F, asumiendo curiosamente la versión oficial con intervención crucial del monarca borbón. Hay hasta una canción de bienvenida, con guiño a Miguel Ríos, con la que Pastor recibía al socialismo triunfante en las elecciones de 1982. Todo ello aderezado por unos arreglos que cuidan la parte musical. No en vano, los firma Luis Mendo, y otro Suburbano, Bernardo Fuster, participa en los textos.
Este disco entronca perfectamente con el desencanto que trajo la democracia que no pudo curar todos los males del país. Los cantautores alumbran con su escepticismo ese periodo y son cronistas desencantados de aquel tiempo. “Los tránsfugas”, “El paro” o “Pescadores” son parte de ese dedo que Pastor mete en la llaga con el juego que permiten los cantarcillos de ciegos con su amalgama de oralidad y escritura que entronca con el impar Lazarillo de Tormes que voceaba rezos y súplicas. «Lo cantan los ciegos» aseveraba un refrán barroco. Pastor ejerce en su Coplas del ciego de vocero del batiburrillo de la actualidad, dándole visibilidad a quienes no la tienen, crítico con los países del entorno como demuestra en “Los vecinos” y con un espíritu próximo al de la coetánea Mandrágora que desdice además la solemnidad y aire funeral atribuida por extensión a todos los cantautores.
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Anterior Fondo de catálogo: Keep on smilin’ (1974), de Wet Willie.