Lu Rois.
“Garantizados los mínimos de calidad, no importan los nombres de los artistas. Nadie sabe qué va a ver en este festival, ni cómo, ni cuándo. Todo es secreto”
En Formentera, con un cartel secreto y dispuesto a sorprender al público en lo musical y lo gastronómico: así se celebró SON Estrella Galicia Posidonia el pasado fin de semana. Allí estuvo Tito Lesende.
Texto: TITO LESENDE. Fotos: LECHUCK STUDIO.
Los festivales de música han proliferado en España en los últimos años. Hay tal exceso de la misma fórmula y se repiten tantos nombres que todo empieza a parecer una franquicia itinerante. En el titular de esta crónica no aparecen nombres de artistas, y tampoco el público del SON Estrella Galicia Posidonia necesitó conocerlos para agotar los 300 abonos disponibles. No es este un evento pop al uso y por eso EFE EME asistió al último concierto de verano, entendiendo como tal el arquetípico acontecimiento de música en vivo en un entorno playero. SON Estrella Galicia Posidonia se celebró entre los días 12 y 14 de octubre en diversos puntos de Formentera. Contó con la participación de artistas como Papaya, Esteban & Manuel o el neozelandés Noah Slee. Se concebía como una especie de viaje del IMSERSO para hípsters (aunque luego no fue para tanto), y destinará parte de sus ingresos a preservar la posidonia, esa planta marina que otorga al literal de Formentera su característico tono azul turquesa. Para explicarte mejor por qué este no es un festival como los demás, detallamos a continuación una historia de lo que allí vimos.
“Jungle By Night creció facturando un afrobeat de libro, aunque con el tiempo ha integrado con fluidez tímbricas más propias del funk, el jazz ligero o el dub”
Cita a ciegas
El público fue congregado al atardecer en el Blue Bar, un restaurante-chiringuito cerca de la playa de Migjorn. La primera actuación llegó protagonizada por la cantautora y pianista catalana Lu Rois, todavía desconocida para el gran público a pesar de su notable último disco, “Clarobscur” (2017). Al tiempo cercana e intensa, Rois atacó a la puesta de sol lo mejor de un repertorio celebrado entre algunos gourmets musicales de la franja mediterránea. Por supuesto, aquí nadie contaba con ella.
La música es el hilo conductor de todo y su presencia es constante, pero, garantizados los mínimos de calidad, no importan los nombres de los artistas. Nadie sabe qué va a ver en este festival, ni cómo, ni cuándo. Todo es secreto. También la parte gastronómica es un misterio. De la programación musical se encarga Sinsal, colectivo que organiza otro evento de cartel enigmático en la Ría de Vigo. Del papeo se responsabilizó en esta ocasión el chef Pepe Vieira, Estrella Michelin. La diferencia entre este y otros eventos musicales es que no está patrocinado por una empresa cervecera, sino que directamente lo convoca y organiza la propia empresa cervecera. Por doscientos euros, el abono permite ver todos los conciertos y comer y beber libremente durante esos tres días, además de excursiones y desplazamientos. Se sirvieron recetas de fusión entre las tradiciones gastronómicas gallega y balear. El cocinero admitió que, en principio, el único vínculo que encontró entre Galicia y Formentera es que ambas palabras terminan en a. “Lo mismo que empanada, cerveza o, por supuesto, fariña”.
Ya desde la primera degustación, a pesar de que la comida era abundante y porque somos como somos, parte del público se abalanzó a las bandejas sin orden ni concierto, válgase la paradoja, hasta acabar con las existencias de bocaditos de rúcula y terminar saciados antes de que llegase la exquisita y contundente greixonera. Un clásico español de las barras libres es, en definitiva, atiborrarse de croquetas y no llegar a los postres. Oculto ya el sol y disfrutado el menú, Pepe Viera hizo su propio resumen: “Lo que estaba bueno era cosa mía; lo que no, pues no”.
“La progresión de Papaya en directo ha sido notable en muy poco tiempo, combinando el desparpajo de su líder con un pop enérgico y descastado”
Jungle By Night en la fiesta del pueblo
Otra particularidad del SON Estrella Galicia Posidonia es integrar su programación en las celebraciones populares del lugar. Así, junto a los clásicos puestos de feria de El Pilar de La Mola, la organización montó un escenario en el que, el día grande de las fiestas, los holandeses Jungle By Night ofrecerían un concepto alternativo de verbena. Este colectivo de Ámsterdam, compuesto por nueve instrumentistas y ningún cantante, creció facturando un afrobeat de libro, aunque con el tiempo ha integrado con fluidez tímbricas más propias del funk, el jazz ligero o el dub. Jungle By Night están acostumbrados a girar sin descanso dentro y fuera de Europa (ya habían recalado en Formentera). En su actuación adelantaron temas de su próximo disco, “Livingstone”, que publicarán en noviembre.
En cuanto al público, generalizando, no se distinguió un número desproporcionado de pijos con barba engominada o de chicas de ropas amplias y zapatillas caras. Podría decirse que la ratio hípster resulta bastante más elevada en cualquier festival indie español. Heterogéneo, como el todo incluido de un hotel en Punta Cana, el público integró a melómanos implicados que alternaron con jóvenes instagrammers y con veteranos del desparrame costero, cubriendo una amplia franja social. El ambiente, digámoslo ya, resultó sanote y amable, tal vez por el buen tono de artistas y organización, y también porque nadie tuvo que sacar la cartera mientras duró el evento. Todos encontraron su momento: quienes buscaban salir en la foto y quienes ansiaban música y relajo. Entre los asistentes descubrimos a un misterioso señor, ubicuo en todas las convocatorias, capaz de hacer cantar a todo un autobús (donde él tenía asiento reservado) o de alterar las mareas, seguramente, si se lo hubiera propuesto. Se nos presentó como El Marido, con mayúscula, y poco más se puede decir, salvo que dan ganas de repetir el año próximo para respirar de su mismo aire.
“Noah Slee repasó su disco ‘Otherlands’ (2017), que recicla la herencia melódica de Curtis Mayfield con guiños suaves al funk o al pop electrónico”
“Soy un macarra”, presa ibérica y concierto en la piscina
El sábado 13 se celebró la noche grande de SON Estrella Galicia Posidonia en el restaurante Caminito. Un lugar pintoresco, asador argentino con piscina, donde se ubicaron dos escenarios. Abrió la noche Papaya, el grupo de Yanara Espinoza, habitual en los festivales de toda España y en la frecuencia de Radio 3. La progresión de la banda en directo ha sido notable en muy poco tiempo, combinando el desparpajo de su líder con un pop enérgico y descastado que encuentra su sublimación en temas como ‘Amor o deseo’. Papaya recurrió una vez más al ‘Soy un macarra’ de Ilegales y terminó de embrutecer al personal cuando la noche todavía estaba empezando.
Y entonces, entre bandejas de presa ibérica, croquetas de queso balear y guiso de sepia, llegó el turno de Noah Slee, que había cantado los días anteriores en el Café Berlín de Madrid o el Jamboree de Barcelona dentro de una gira que ahora lo llevará a las principales capitales europeas. Respetado en los círculos de aficionados al nuevo soul, este neozelandés afincado en Berlín repasó en Formentera el contenido de su disco “Otherlands” (2017), que recicla la herencia melódica de Curtis Mayfield con guiños suaves al funk o al pop electrónico.
La noche terminó con la electrocumbia del dúo gallego Esteban & Manuel, nuevos clásicos del despiporre. Bien conocidos por el público de su comunidad, se consagraron en Monkey Week con su reivindicación de la verbena de toda la vida, los ritmos tropicales, el perreo indisimulado y la saturación del efecto autotune en la voz, hasta tal punto que no lo quitan ni para dirigirse al público entre canciones. Esteban & Manuel colaboran, por cierto, en ‘A Santiago voy’, la versión de Los Tamara que Novedades Carminha lanzaron hace escasos días. En Formentera interpretaron temas como ‘Ela namoroume’ o ‘La paya papaya’, dedicada a quienes habían abierto la fiesta. Mientras, un grupo de personas, instigadas por los artistas y por la propia organización, fueron tirándose a la piscina, algunos desnudos, otros vestidos y los más prudentes en bañador. La noche terminó como una animación de hotel mediterráneo, lo cual no es bueno ni malo, sino distinto.
“La noche terminó como una animación de hotel mediterráneo, lo cual no es bueno ni malo, sino distinto”
Dinero para la posidonia
SON Estrella Galicia Posidonia incluyó una serie de rutas para “combinar la parte hedonista con la reflexiva” y fomentar la conciencia medioambiental de los asistentes. En una de las caminatas, amenizada por la cantautora indie-folclórica portuguesa Rita Braga, visitamos el parque natural Ses Illetes, de cuyas salinas aprendimos que datan de unos 800 años a.C., que exportan anualmente decenas de miles de toneladas de sal a los países nórdicos y que su especialidad es una sal líquida que ahora aliña nuestros platos más chic. Llegados a la playa descubrimos la posidonia, que parece un alga pero es una planta, con sus flores, sus frutos, sus raíces y su tallo. Este vegetal otorga a las aguas de la isla su característico color azul turquesa y su carácter cristalino. Sin embargo, la pesca de arrastre y la proliferación de embarcaciones de recreo amenazan su supervivencia. Para preservarla se ha puesto en marcha la campaña Save Posidonia Project, adonde irá a parar una parte de los ingresos de este festival.
Fiestas aparte, el ecosistema de la isla es un tesoro. Como botón de muestra, digamos que allí viven doscientas diez especies de aves. Entre ellas, la cigüeñela o el chorlitejo, pero también numerosas bandadas de flamencos rosas, de esos que vemos más fácilmente en el estampado de las camisas de moda o como flotadores en alguna piscina.
SON Estrella Galicia Posidonia terminó el domingo 14 con la violinista experimental Hannah Epperson y la última degustación de cerveza gallega y menús de Pepe Vieira.
