Cómics: «Aloha», de Maco

Autor:

«Bebe tanto de Hergé o de «Alicia en el país de las maravillas» como del Little Nemo de Winsor McCay o de Chris Ware»

Maco
«Aloha»
PERIFÉRICA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.
 

 

«Aloha», sencillez máxima en el nombre, es un principio y un paréntesis. El principio proviene de que es el primer libro de una joven ilustradora uruguaya, reconocida en la prensa escrita de toda la América hispana sin haber trazado aún una historia resuelta en viñetas, esta es la primera. El paréntesis estriba en que entre la primera página –una cabeza y un torso reposando en el suelo– y la última –cintura y piernas– se desarrolla un sueño, un admirable sueño lleno de recovecos, de estampados inesperados en los que uno no adivina nunca lo que va a encontrar cuando doble la siguiente página.

Evidentemente, tan definitoria en una historieta es la trama como la textura de las imágenes. Aquí Maco dota a su joven protagonista de una estilización llena de elegancia, a veces natural, a veces barroca; así que bebe tanto de Hergé o de «Alicia en el país de las maravillas» como del Little Nemo de Winsor McCay o de Chris Ware. Lógico, si al fin y al cabo se trata de un sueño. Un sueño mucho más íntimo, eso sí, en el que el traspaso entre interiores y naturaleza es fluido y tanto podemos extasiarnos ante la subida a un árbol como ante la subida los pisos superiores de una vivienda. En ambos casos la página toma relieve, la viñeta se expande y trata a la página como un espacio, no solo como un marco.

Así pues asistimos a una «road movie» interior en la que la protagonista –acompañada de su ratoncillo Máximo que la guía, no hay más nombres, apenas más palabras– entra en casas y en cuevas, se sienta con la muerte  y comparte con ella palabras y silencio, desde lo griego pasa a lo rural y de allí a lo palaciego o a lo futurista, entramos en el costumbrismo de una calle y una ciudad, de golpe se vuelve todo minimal y serenamente, entre aguas y nubes, el sueño acaba. Apenas hay palabras, todo se vuelve primoroso en un libro que hay que revisar cuando queramos entrar en los sueños sin vivirlos.

Anterior entrega de Cómics: “Cenizas”, de Álvaro Ortiz.

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