LIBROS
«Mezcla la novela de aventuras, el ensayo de geografía y de arte y llega hasta lo detectivesco»
Victoria Finlay
Color. Historia de la paleta cromática
CAPITÁN SWING, 2023
Texto: CÉSAR PRIETO.
A pesar de su título, el libro de Victoria Finlay no es solo un ensayo sobre el color, es muchas más cosas. Es un texto que mezcla la novela de aventuras, el ensayo de geografía y de arte y llega hasta lo detectivesco. Y unas memorias también, porque el motor que lo impulsa es el recuerdo de una visita que hizo con su padre a la catedral de Chartres y le permitió asistir al sublime espectáculo de una vidriera coloreada que la dejó atenazada. Se juró que iba a dedicar su vida a la búsqueda del color del porqué de esa sensación.
Y eso es lo que ha hecho. Dividiendo capítulos por los siete del espectro, explica en cada uno cuáles son los pigmentos que lo crean. Y para ello se desplaza hacia los lugares más inhóspitos del planeta, aquellos que ni siquiera salen en los mapas, para descubrir al último artesano que utiliza un pigmento natural o una antigua mina ya en desuso.
Es también un estudio antropológico, quizás más que otra cosa, que pone al hombre en medio de una balanza: en un plato tiene la belleza y en el otro la manera de conseguirla. Así bucea en México y en Líbano para encontrar el santo grial de los colores —la púrpura de Tiro— o describe peregrinaciones como la de los aborígenes australianos que caminaban miles de kilómetros en busca de un tono de ocre sagrado hasta una cordillera en el sur. Esfuerzo sobrehumano. Pensemos que el libro fue escrito hace veinte años, en un mundo en que apenas había buscadores de internet, y que había cosas que eran imposibles de averiguar si no acudías al lugar en concreto.
Son, en general, relatos, anécdotas, historias que rehúyen el componente demasiado científico, aunque hay un breve prólogo, en todo caso muy divulgativo, sobre cuestiones físicas y químicas. La historia puede empezar en una roca australiana con pinturas de hace cinco mil años, donde encuentra una piedra que sirvió para trazar los dibujos, continuar por el misterioso arte aborigen actual, desplazarse a los barcos piratas que conseguían tintes y hablar de la invención del lápiz. Nos daremos una vuelta por Cremona e investigaremos sobre el tinte de los Stradivarius y, en España y Afganistán, buscaremos campos de azafrán y divisaremos cómo con una lata de berberechos se pudo reconstruir cómo era ese famoso color púrpura de Tiro.
Es un viaje fascinante del que sales con otra visión del mundo. Y no solo es una metáfora. Al cerrar la última página, este cronista levantó la vista, miró el mundo y lo vio diferente, apreció los colores, se fijó en los tonos, se detuvo en una belleza que tenemos delante pero que no solemos apreciar. Cada tono, una fragancia única; y la realidad, tras el libro, se hace más rica y más potente.
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