Cold sea, de Oisin Leech

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DISCOS

«Es la voz excepcionalmente hermosa de Oisin Leech la que hipnotiza al oyente con su tonalidad especial, su serenidad y la forma en la que complementa las atmósferas»

 

Oisin Leech
Cold sea
OUTSIDE, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Junto con Mark McCausland, Oisin Leech viene editando discos como el dúo folk The Lost Brothers desde 2008, cinco hasta ahora. Se les suele comparar con The Everly Brothers y The Louvin Brothers debido a sus empastadas armonías vocales.

Ahora publica su debut en solitario, con nueve canciones elegidas de entre las cuarenta que tenía, y que ha grabado con la colaboración de Steve Gunn y otros amigos, como el bajista Tony Garnier (conocido por su trabajo con Bob Dylan), la leyenda del folk Dónal Lunny (al bouzouki) y M Ward (a la guitarra eléctrica). Todos se reunieron cerca de la bahía de Trawbreaga, en una antigua escuela en la desolada costa norte del condado de Donegal. El lugar tiene una importancia crucial, ya que es la región de donde proceden los antepasados de Leech y la fuerza de su naturaleza fue una fuente de inspiración clara para el álbum.

Mejor deberíamos hablar del sosiego que esa naturaleza les ha dado a las canciones, algo similar a lo que se hallaba en un disco que no tuvo demasiado éxito, pero al que rodea un halo especial, Pacific ocean blue de Dennis Wilson. Si este venía impregnado por una melancolía salida de la costa californiana, Cold sea está bañado por la humedad brumosa del Mar del Norte.

El disco resulta especialmente acogedor en el ocaso de un día invernal. Los sonidos de la guitarra acústica calientan la habitación (viene a la memoria el trabajo de Vini Reilly en The Durruti Column), mientras las cuerdas y los sintetizadores atmosféricos invitan a soñar, creando poderosas imágenes visuales. Es la voz excepcionalmente hermosa de Oisin Leech la que hipnotiza al oyente con su tonalidad especial, su serenidad y la forma en la que complementa las atmósferas que teje la instrumentación. Tan nítidas son que en “Maritime radio”, con su previsión meteorológica imaginaria, se puede saborear la sal en el viento.

Anterior crítica de discos: Small changes, de Michael Kiwanuka.

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