“El director norteamericano Dan Gilroy debuta destripando los usos y abusos de la televisión sirviéndose de un magnifico trepador”
“Nightcrawler”
(Dan Gilroy, 2014)
Texto: CÉSAR USTARROZ.
El paleontólogo español Juan Luis Arsuaga presenta en la revista “Nature” su nuevo hallazgo, síntesis interpretativa de los restos del homínido encontrado en las capas más superficiales de la Sima de los Huesos. Todo apunta a que la corriente evolutiva remonta las aguas del sentido común, de lo que se infiere que el reciente auge de un individuo excepcional también ha colonizado la provincia de Burgos. Cuando parecía que el bipedismo había sido asumido por el suborden menos greñudo de los antropoides, se descubre que una conducta regresiva puede devolver la especie humana a las copas más altas de los chopos. Les resumimos que se ha encontrado una manifiesta relación entre la singularidad de la caja encefálica y el carácter trepador de dichos ejemplares.
No podemos evitar repetirlo: desde “Network” (Sidney Lumet, 1976) cuesta encontrar un reproche tan soberbio del “zoo visual” en el que nos hemos acostumbrado a vivir. Pero nos sirve “Nightcrawler” como corrosiva crítica a la pura sinrazón de los medios de comunicación. Con Jake Gyllenhaal (Louis Bloom) como estilete, el director norteamericano Dan Gilroy debuta destripando los usos y abusos de la televisión sirviéndose de un magnifico trepador.
Evidentemente Dan Gilroy no es Sidney Lumet, ni probablemente alcance nunca el nivel (como escritor) del genial Paddy Chayefsky. Gilroy ha conseguido no obstante que la transcripción visual de su guion mantenga el ritmo, a pesar de arrastrar reiteraciones en la escenificación del mensaje. En ese sentido ofrece pocas variantes discursivas que vayan más allá del merecido vituperio que se llevan los agentes implicados, pues echamos en falta algún dardo que pinche el ojo del receptor para ampliar el análisis de la situación.
Mirando la cartelera no hay comparación. “Nightcrawler” es más que recomendable, porque ese fulano que viene de abajo podrías ser tú, una alimaña que trepa por obra y gracia de la jeta.
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Anterior crítica de cine: “Into the woods”, de Rob Marshall.