“Un ensayo sobre la necesidad de comunicar, ya sea mediante el lenguaje o, como sucede finalmente, mediante sentimientos universales que no necesitan ser verbalizados”
“Lilting”
Hong Khaou, 2014
Texto: HÉCTOR GÓMEZ.
Vivimos, para bien o para mal, en un mundo cada vez más interconectado, en el que los sucesos que ocurren al otro lado del planeta tienen inmediata repercusión a miles de kilómetros de distancia. Sin embargo, es curioso que las fronteras económicas, políticas e incluso culturales hayan caído mucho antes que aquella que realmente puede separar a los individuos en dos polos en los que es imposible encontrar asideros comunes: la del idioma.
¿Cómo es posible que dos personas se hagan entender la una a la otra si no comparten algo tan sencillo y a la vez tan importante como es la lengua? En “Lilting” (Hong Khaou, 2014), los personajes de Junn (Cheng Pei-pei) y Richard (un magnético Ben Whishaw) no encuentran la manera de conectar a pesar de que comparten el dolor por la pérdida de su ser más querido, su único hijo y el amor de su vida, respectivamente. De ahí que el principal impulso del filme sea tender puentes entre estas dos personas tan alejadas en lo cultural pero tan cercanas en lo emocional. Y lo hace, como sugiere el propio título de la película, de una forma cadenciosa, suave, que guía al espectador en un viaje sin estridencias que tiene como destino encontrar un punto de entendimiento entre dos corazones desgarrados. Una puesta en escena, por otro lado, que inevitablemente nos coloca más cerca de la sensibilidad oriental que de la occidental, ya que tanto los movimientos de cámara, los diálogos, la música y hasta el uso de los colores en el plano nos remite a ese universo que podemos encontrar en el cine de, por ejemplo, Wong Kar-wai.
Con muchas trazas de autobiografía, el primer largometraje escrito y dirigido por Hong Khaou sigue transitando por los caminos que ya apuntaba en sus cortometrajes, y que tienen como eje central la identidad sexual y su aceptación en el marco de la sociedad occidental. Pero “Lilting” no debe ser etiquetada precipitadamente dentro de la categoría de “cine de temática homosexual”, sino que destapa muchas cosas más. La película es un ensayo sobre la necesidad de comunicar, ya sea mediante el lenguaje o, como sucede finalmente, mediante sentimientos universales que no necesitan ser verbalizados y que el filme sintetiza en una bella panorámica final de 360 grados. Y de paso, también arroja una mirada nostálgica hacia aquellas personas que dejaron su país décadas atrás y que nunca han sabido adaptarse del todo a una tierra extraña. Rodada con un extremo cariño hacia sus personajes y con acertados momentos de humor, “Lilting” es una de esas pequeñas piezas que se pueden saborear sin prisas, dejándose llevar por la cadencia de una historia sencilla pero con la encomiable capacidad de dejar huella desde el primer visionado.
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Anterior crítica de cine: “Cuatro fantásticos”, de Josh Trask.