«Buenas sensaciones en una cinta con moraleja para los más piezas»
«Las vidas de Grace»
(«Short Term 12», Brie Larson, 2013)
Texto: CÉSAR USTARROZ.
“Short Term 12” es un centro de menores cojonudo, y eso que no está dirigido por neonazis, sino por cuidadores que desprenden buen rollo por su pertenencia multirracial. La integración de la perspectiva de género y raza proporciona al establecimiento un equilibrio natural favorecido por la infalibilidad del estilo “hipster”. Así que no hay grano pubescente que incordie a la audiencia; con estos centinelas, el torcido adolescente pronto se endereza.
Que sí que sabemos inglés hombre… “Las vidas de Grace” es como hemos llamado aquí a “Short Term 12” porque la historia se centra en una de las educadoras que se llama Grace (Brie Larson). “Las vidas de Grace” comienza con una apacibilidad tan impostora que les será difícil dejar el culo quieto en la butaca. Y es que a priori, “Las vidas de Grace” parece una torrija recalentada en el microondas de Destin Cretton. La experiencia nos dice que un despegue tan melindroso empacha al más dulcero. ¡Qué poco nos lo creemos cuando Grace despierta a los chicos con chorritos de pistola de agua!
Pues se acabó la guasa. La estrategia del director norteamericano ahora sí que funciona (nos acordamos de “I am not a hipster”, 2012). Aunque parezca increíble, su película va creciendo en carácter disimulando lo trivial. Si bien la estructura de guion es reconocidamente predecible, el modelo clásico ha sido asimilado para enriquecer el discurso. Salir por la misma puerta por la que se accede al film permite dar sentido a unos antecedentes que molestaban. Las composiciones están bien construidas y los planos-contraplanos ayudan a la progresión de cada secuencia haciendo pasar por alto otros guiños a la galanura, como el recurrente desenfoque o la luz crepuscular de la fotografía.
Por otra parte, la dirección de actores es excelente. Sí, dirección de actores. Porque si la competencia de Brie Larson es innegable, el trabajo interpretativo del resto de los actantes termina forjando el pistón que transmite la energía necesaria al desarrollo del film. El uso de la banda sonora como subrayado emocional está dentro de los límites; tampoco satura el romance de Grace con su novio Mason (John Gallagher, Jr.) y la tirria que despierta la adolescente Jayden (Kaitlyn Dever) está justificada para que Grace desentierre su pasado, leitmotiv que da sentido al resto de conflictos. Buenas sensaciones en una cinta con moraleja para los más piezas.
–
Anterior crítica de cine: “El amanecer del planeta de los simios”, de Matt Reeves.